Kevin Spacey desafía a Hollywood tras ser absuelto en los tribunales

En todas las ocasiones en las que ha ido a juicio ha sido declarado no culpable. La última, hoy en Londres

José F. Peláez: Reconstruir el castillo de naipes

El actor Kevin Spacey, absuelto de los nueve cargos de delitos sexuales en el juicio celebrado en Londres

Spacey, ayer a las puertas del juzgado EFE / vÍDEO: EP

«Sé que hay gente dispuesta a contratarme en cuanto me absuelvan». Nada más llegar a Londres a mediados del pasado mes de junio, Kevin Spacey mandó a través de la revista 'Zeit' un mensaje a Hollywood. Quería recuperar su carrera, volver al ... lugar del que fue expulsado en 2017 tras una cascada de denuncias por acoso sexual y abuso. Era una jugada arriesgada: por delante le esperaban cuatro semanas de vistas para dictaminar si era culpable de los nueve delitos sexuales de los que lo acusaban cuatro hombres en Reino Unido.

Ayer, tras 12 horas de deliberación, el Tribunal de la Corona de Southwark se pronunció por fin: «No culpable». Kevin Spacey quedaba exonerado judicialmente. Lo celebró primero con un baño de lágrimas y después de multitudes. Así espera presionar a esa industria que lo rechazó por unas acusaciones que, al menos en la vía legal, no han encontrado confirmación. Sucedió igual en octubre del pasado año, cuando un juzgado de Manhattan no respaldó a Anthony Rapp, el primer hombre en denunciar al actor hace ya seis años.

Con el veredicto de ayer, Kevin Spacey ha quedado absuelto en todas las ocasiones en las que tuvo que defenderse ante un tribunal. De esas demandas, dos no llegaron al juez: la de un masajista que falleció antes de que hubiera juicio y la del escritor Ari Behn, que se suicidó antes de comparecer.

Hombre de escena

Y, tras el veredicto, el show. Los medios presentes en la corte, como 'The Guardian', relatan el valle de sollozos en el que se sumió Spacey -que además celebraba su 64 cumpleaños-, así como las palabras de cortesía hacia los empleados públicos, los miembros del tribunal y todos los que pasaban por allí. Inaugura así una nueva fase en su carrera: la de reconstruir una imagen que quedó denostada en 2017, apenas unos días después de que Hollywood se quedara en shock tras las denuncias contra Harvey Weinstein.

Mientras todos miraban al que fuera magnate del cine independiente desde los años 90, un actor casi desconocido, Anthony Rapp, denunció en un medio digital que Kevin Spacey le hizo una insinuación tres décadas atrás, en 1986, cuando él tenía 14 años y Spacey, 26. Desde ese momento, se abrió la veda y llegaron media docena más de acusaciones.

Spacey reaccionó a las pocas horas, emitiendo un comunicado que socavaba el poco crédito que podía retener en plena oleada del #MeToo. Primero proclamó públicamente su homosexualidad por primera vez, así como su internamiento en una clínica de desintoxicación por su adicción al sexo. En lugar de defenderse, se hizo la víctima. Y las víctimas que en ese momento alzaban la voz no se lo perdonaron.

Los fallos de comunicación continuaron semanas después, en Navidad, cuando publicó un extraño vídeo caracterizado de su personaje en 'House of cards' -un matón reconvertido en presidente de Estados Unidos con el que era difícil empatizar- diciendo cosas tan extrañas como que «lo que hay entre nosotros es demasiado fuerte [...] hemos compartido todo. Te he contado mis más profundos y más oscuros secretos...». Spacey había perdido el respeto social y, para muchos, la cabeza. Netflix, que lo había hecho millonario gracias a la serie, canceló todos sus contratos. Incluso Ridley Scott se gastó el presupuesto de una producción mediana en borrarlo de 'Todo el dinero del mundo' y volver a grabar media película con un nuevo intérprete, Christopher Plummer.

«Estoy enormemente agradecido al jurado que se tomó el tiempo de considerar todas las pruebas y los hechos antes de tomar una decisión y acepto el veredicto de hoy con humildad»

Spacey estaba solo. El oscarizado actor, en otro tiempo respetado por su dedicación al teatro, ya no tenía defensores. De vez en cuando reclamaba una oportunidad y alegaba su inocencia, pero era un proscrito. Hasta ayer, donde, como si volviera a ser aquel Frank Underwood de la serie de Netflix, comenzaba una nueva campaña de lavado de imagen desafiando a Hollywood. «Estoy enormemente agradecido al jurado que se tomó el tiempo de considerar todas las pruebas y los hechos antes de tomar una decisión y acepto el veredicto de hoy con humildad», afirmó ante los periodistas que los esperaban a la salida, según recogía Europa Press.

Después se subió a un taxi, mientras una admiradora le gritaba «te queremos Kevin» y otro fan le preguntaba si iba a volver a aparecer en la serie de 'House of Cards'. Unos minutos antes, cuando se pronunció el veredicto, el actor, que siempre negó todos los cargos que se le imputaban, se había secado las lágrimas con un pañuelo que le entregó el secretario judicial, situado cerca de él en la urna de cristal reservada a los acusados.

Volviéndose hacia los miembros del jurado, el actor se llevó la mano al pecho y dijo «gracias», antes de abrazar a sus abogados.

Durante las cuatro semanas de vistas en Londres, Spacey tuvo que escuchar los alegatos de los cuatro hombres así como las acusaciones de la Fiscalía, que lo presentó como «un acosador sexual que utilizó su influencia para agredir a hombres jóvenes». El testimonio más grave fue el de uno de ellos, que lo acusó de drogarlo y violarlo mientras estaba dormido. En total, fueron nueve cargos los que llegaron a ser juzgados, incluidos siete de agresión sexual, uno de provocar que una persona mantuviera relaciones sexuales sin su consentimiento y otro de provocar que una persona mantuviera relaciones sexuales con penetración sin su consentimiento. Otros dos cargos más fueron presentados pero el juez los desestimó por defectos técnicos.

Todos los testimonios procedían de supuestos actos ocurridos en Reino Unido a partir de 2001 y sobre todo entre 2004 y 2013, etapa en la que Spacey fue director artístico del teatro Old Vic de Londres. Por su parte, Spacey adujo que el único interés de los acusados era el dinero. Él se describió a sí mismo como un «gran ligón», pero negó cualquier comportamiento «violento», «agresivo» o «doloroso», afirmando que los argumentos de la acusación eran «débiles». Además, su abogado defensor llamó a declarar a rostros populares y viejos amigos del oscarizado actor, como Elton John y a su marido, David Furnish.

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