Antes nos suicidábamos

Hoy, Daddy Yankee, el puertorriqueño que desde 1994 ocupa el trono de «Rey del reggaetón», se retira sin sobredosis. Se muda a Florida, como un jubilado. El grunge fue la última resistencia antes del imperio del Pop, que devino luego en R&B y, por supuesto, en el soniquete del reggaetón que hoy suena desde Santo Domingo hasta Ibiza. Atrás quedó la generación X de Coupland y aquel 'Rey pálido', Foster Wallace, el hombre que amaneció colgado de una soga. La generación 'pacman' comenzó morir muy pronto y el Game Boy de la primera Guerra de Irak es una reliquia.

En 1992, Nirvana ganó en los MTV Video Music Awards en las categorías «Mejor Nuevo Artista» y «Mejor Artista Alternativo» con 'Smells like Teen Spirit'. En esa ceremonia de los MTV, Kurt Cobain asistió vestido con una americana blanca y unos Chuck Taylor rojos. Después de interpretar 'Nevermind', y de romper una Fender, empezó a llamar a gritos a Axel Rose, en ese entonces el delgado y ágil vocalista de una banda que arrasaba en todo el mundo.

«Hey Axel, where are you Axel?», gritaba Cobain al más puro estilo Courtney Love. Dos años después, Kurt Cobain se quitó la vida. Shanon Hoon, de Blind Melon, murió de una sobredosis. Y el actor River Phoenix. La cultura de masas no era aún ese amasijo de polímeros y Donald Trump era una extravagancia, un exponente del White Trash con su propio 'reality show' para despedir gente. Comenzaba un largo ciclo del supuesto fin de la historia con el que Fukujama jugaba al 'eterno retorno'.

No lo sabíamos, pero estábamos en proceso de morir, de desmayarnos en nuestro propio fin de ciclo. Preparándonos para ver caer las Torres Gemelas y con ellas ese mundo que no habría de durar demasiado. Hoy Daddy Yankee se retira como un agente inmobiliario que ha vendido demasiados pisos en la línea de costa y se marcha a casa tras lesionar el tímpano de media humanidad.