Juan Gómez-Jurado y el «tras bambalinas» de un libro superventas

Un día en la vida de...

Además de una serie de televisión, 'Reina Roja', con Victoria Luengo y Hovik Keuchkerian como protagonistas, que ya va a por la segunda temporada, el universo literario de Gómez-Jurado le depara alegría e ingentes cantidades de trabajo. Por eso, cuando aún le queda una intensa mañana de trabajo, sólo puede pensar en el cumpleaños de su hijo, que es hoy. «Una promoción tiene fases. Son distintos estadios de un deporte. Tres mil ejemplares en dos días y medio es una exigencia física determinada. Te duelen distintas partes del cuerpo. Cuando firmo ejemplares, me duele el culo. En las presentaciones, me duele la espalda y cuando hablo con vosotros –se refiere a los periodistas– me duele la cabeza».

Juan Gómez-Jurado entiende como pocos la importancia de saber venderse, y por eso usa las redes con un marcado sentido de puesta en escena. Gómez-Jurado amasa no sólo millones de lectores, también incondicionales que no se pierden una aparición suya en 'Todopoderosos' y 'Aquí hay dragones', formatos que igual podrían ser una performance como un pódcast y en los que participa junto al cineasta Rodrigo Cortés y los humoristas Javier Cansado y Arturo González-Campos.

Escritor (antes periodista) y personaje, Gómez-Jurado asaltó el mundo editorial hace más de una década. Corría 2006 cuando publicó 'El espía de Dios' (Planeta), un thriller ambientado en el Vaticano que consiguió un millón y medio de lectores en 42 países. Desde entonces han pasado unos cuantos años en los que Gómez-Jurado ha recorrido todas las fases editoriales, desde la autopublicación hasta las reimpresiones de sus libros en los catálogos de los grandes sellos. Ahora le llueven las reediciones, los compromisos y los lectores.

«No volverme loco»

Atrás quedó el tiempo en el que Juan Gómez-Jurado mostraba un parecido asombroso con Javier Sierra, en cuyo nombre ha firmado alguna que otra novela. Después de más de una decena de libros, entre ellos los superventas 'El paciente' (2014) y 'Cicatriz' (2015), el autor de carrillos regordetes dejó atrás el aspecto empollón y se volvió canallesco. Consiguió adelgazar la prosa y la silueta. Decidió pues volver madrileño el thriller y echó mano de Antonia Scott, una mujer que dedica tres minutos al día a pensar en su suicidio. Alguien que sin ser policía o criminóloga posee una capacidad prodigiosa para recomponer crímenes y resolver asesinatos. Con ella Juan Gómez Jurado cinceló una carrera superventas.

«Los lanzamientos solían ser normales, pero a raíz de lo que ocurrió con 'Loba Negra', nos dimos cuenta de lo que teníamos en las manos. No te diré que lo hemos normalizado, porque cada día me tengo que frotar los ojos con lo que está pasando». Semejante éxito exige, sin embargo, alimentar la máquina de la escritura y la promoción. «He conseguido no volverme loco. Si alguien dispone que hay que firmar 3.000 ejemplares, mi cuerpo dice: prepárate y mi cabeza dice: lo has hecho antes».

Por su bien, elige sus balas, incluida la promoción internacional. «He conseguido ordenar, diciendo que no a todo. Me he convertido en la clase de autor extranjero que odiaba cuando era periodista. Si me llaman de Italia, de Alemania o de tal, me lo pienso. Nos acaban de llamar de Italia y les he dicho: cuál es el plan promocional, y si no veo entrevistas cerradas, no voy. He aprendido en este tiempo que no me quiero divorciar otra vez y para eso tengo todos los días que replantearme quién soy y qué es lo que hago. Antes decía que sí a todo, ahora no».