Las joyas perdidas de la Corona
Decíamos ayer
Del diamante el Estanque nada se ha vuelto a saber desde su expolio en la invasión napoleónica y de su 'esposa', la perla la Peregrina, se cree que llevó después una azarosa vida
Salen a la luz las joyas perdidas de los Habsburgo que la emperatriz Zita ocultó en una maleta durante la II Guerra Mundial
El príncipe de las mil... y pico noches al que regalaban su peso en oro o diamantes
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Iniciar sesiónTras 85 años en paradero desconocido y multitud de rumores sobre el destino que habían podido seguir las joyas de los Habsburgo –desde que habían sido empeñadas en Suiza, cortadas en piezas o escondidas en Italia–, el inesperado hallazgo de quince de estas valiosas ... piezas en Canadá ha supuesto toda una sorpresa. La emperatriz Zita de Borbón-Parma las ocultó en una modesta maleta de piel en una caja de seguridad de Quebec e instó a sus hijos a guardar el secreto. Nadie descubriría su escondite hasta pasados al menos cien años de la muerte de su marido, el emperador Carlos I de Austria, fallecido en 1922. Sus descendientes han cumplido sus deseos y al abrir recientemente la valija se ha comprobado con alivio que el Florentino se conservaba intacto. Este diamante amarillo se consideró en la época el cuarto más grande del mundo y su legendaria historia puede compararse a la de otros históricos diamantes como el Sancy, el Koh-i-noor, el Gran Mogol o el Regente, paragones del famoso Estanque español, perdido lamentablemente desde la Guerra de la Independencia.
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Según Ambrosio de Morales, este diamante «tan grande como dos uñas del pulgar juntas» lo labró Jacome da Trezzo «de una piedra cogida en un arroyo» de Madrid, pero el historiador Félix de Llanos y Torriglia dudaba de que fuera 'gato'. «O se pone en cuarentena la madrileña procedencia o habrá que admitir que nuestra heroica villa se alza sobre los inexplorados yacimientos de un Transvaal ignorado», escribió escéptico en ABC. Madrileño o no, el Estanque pronto destacó en el joyero de la monarquía española desde la época de Felipe II. Debía de ser ese «diamante tabla cuadrado, el más perfecto que se sabe de su tamaño» que constaba en el inventario de alhajas de Margarita de Austria. Y ya desde entonces, bien suelto o bien enlazado con la Peregrina en el llamado 'joyel rico' de los Austrias, figura en varios retratos reales.
La Peregrina, «la reina de las perlas perfectas», tenía «más acreditado origen», según Llanos. Tras ser descubierta en el Caribe, Diego de Tebes, alguacil mayor de Panamá, la vendió en 1579 al Consejo Real de Indias, para Felipe II, en 9.000 ducados. La Sola, como también la denominaron, fue descrita como una perla del tamaño de un huevo de paloma «tan única en el mundo, que no hay otra, porque vale lo que España». Pero España la perdió, o mejor dicho, se la arrebataron durante la invasión napoleónica.
Amelia Aranda, conservadora de Patrimonio Nacional, cuenta que tanto la Peregrina como el Estanque figuraban entre las alhajas custodiadas en el Guardajoyas del Palacio Real en 1808. Qué ocurrió después con estas y otras joyas es difícil de precisar porque no se sabe a ciencia cierta cuántas y cuáles salieron en el equipaje de José Bonaparte, o fueron requisadas y vendidas por los franceses para pagar empréstitos y gastos de la guerra, o saqueadas por el lugarteniente y cuñado de Napoleón Joaquín Murat y sus secuaces. «Entre muchas 'manos largas' se llevó a cabo el expolio», resumía en ABC Juan Balansó.
Según este historiador, la Peregrina fue sustraída por el 'rey intruso' y tras pasar por diversas manos, el actor Richard Burton la compró en una subasta en 1969 y se la regaló a su entonces esposa Elizabeth Taylor. Lo último que se sabe de esta gran perla es que tras la muerte de esta 'reina' de Hollywood, un comprador pujó por ella en Christie's en 2011 hasta los 11,8 millones de dólares.
«Es muy jugoso decir que la tuvo Liz Taylor, pero no podemos demostrar al 100% que esa perla fuese la Peregrina porque no sabemos realmente cómo era la que compró Felipe II, solo la conocemos por retratos y cada pintor la dibuja diferente. Además, ni siquiera se puede conocer en una perla si es del siglo XVI», señala, sin embargo, la experta de Patrimonio.
Se cuenta que Alfonso XIII trató de recuperar la Peregrina y al no lograrlo, regaló una semejante a su esposa, Doña Victoria Eugenia, que sería la que después han lucido la condesa de Barcelona, Doña Sofía o la Reina Letizia.
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Del Estanque también se han contado historias, como que Fernando VII lo recuperó y ordenó engastarlo en la empuñadura de una espada que regaló a su suegro Francisco I, rey de las Dos Sicilias, pero no hay constancia documental. Por desgracia, lo cierto es que nada se ha vuelto a saber en realidad de este histórico diamante. Ojalá apareciera un día en alguna maleta.
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SuscribeteRedactora especializada en arqueología y patrimonio. Autora de 'España, la historia imaginada' (Espasa) y coautora, junto con Federico Ayala, de 'La Gaceta olvidada' (Libros.com).
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