De 'La joven de la perla' a 'La maestra de vidrio', Tracy Chevalier viaja a Venecia en su último libro

En su último libro, 'La maestra de vidrio' (Duomo) es Orsola Rosso quien recorre medio milenio de la historia de la ciudad italiana. Sí, han leído bien, una misma mujer, 500 años. De 1486 hasta después de la pandemia del coronavirus. Chevalier, que acaba de recoger en Úbeda el premio Ivanhoe del Certamen de Novela Histórica, explica que, desde el principio, supo que quería abarcar ese periodo, desde el apogeo de la riqueza en Venecia hasta su declive y cómo acaba convirtiéndose en un destino turístico de masas.

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«También sabía que quería seguir a una familia de vidrieros, pero no quería que mis personajes murieran y los lectores tuvieran que preocuparse por sus descendientes. ¿Cómo resolver este problema? Decidí que no morirían y se me ocurrió la idea de que el tiempo corre a otra velocidad en Venecia. Cuando la visitas, parece una ciudad atemporal, ¡así que la idea no me pareció descabellada! El resultado es una novela muy realista con un pequeño toque mágico», justifica a ABC. Con el fin de facilitar la comprensión, en 'La maestra de vidrio' adelanta una explicación acerca de cómo transcurre el tiempo, que ella asemeja al salto de las piedras al tirarlas en un lago y, en cada salto, introduce un narrador que pone un poco de contexto y explica qué ha pasado en ese periodo, que suele abarcar entre 75 y 100 años.

A partir de ahí, el libro vuelve a las marcas de la casa de Chevalier que, con su obra, suele dar a conocer al gran público a personajes que, hasta entonces, habían quedado entre las sombras de la historia. En esta ocasión, Orsola pertenece a la ficción, pero no así su mentora. «Durante mi investigación sobre la fabricación de vidrio, leí acerca de María Barovier. Fue una de las pocas mujeres que trabajaron el vidrio durante el Renacimiento e inventó una importante y valiosa cuenta», relata. María era la hija de uno de los fabricantes más famosos de la historia, Angelo Barovier. Fue la primera mujer de la que se tiene constancia documental a la que se le permitió abrir su propio taller de soplado, durante una época en la que a ellas no se les permitía trabajar en ese campo. A María se le atribuye también la creación de la cuenta rosetta, una de las más célebres de Venecia, que llegó a exportarse a medio mundo.

'La maestra de vidrio'

• Duomo 432 páginas

De acuerdo con la autora, la industria sigue estando dominada por los hombres, a pesar de que ya no existen tantas trabas. «Creo que refleja perfectamente la lucha a la que se han enfrentado y siguen enfrentándose las mujeres para ser aceptadas como iguales en una sociedad dominada por los hombres. Que ahora las mujeres puedan hacer más cosas no significa que sea fácil», zanja.

Virtuosa y delicada, la manera de narrar de Chevalier se recrea tanto en la vida de los habitantes de Venecia y Murano, como en los elaborados procesos de creación de las piezas. «Cuando vas a Murano, el vidrio está por todas partes, y todos los habitantes de la isla se dedican a él de alguna manera. Todas las cualidades del vidrio -su belleza y su flexibilidad, su dureza y su fragilidad- están presentes en la novela y afectan a los personajes», relata.

Ella misma pasó horas en los hornos muraneses, asistió a talleres de fabricación de abalorios y hasta sopló vidrio en un taller. «Me sorprendió lo intricado que es el trabajo. También lo protectoras que eran y siguen siendo las familias con sus técnicas especiales y recetas. Los vidrieros vivían en la isla de Murano (a poca distancia de Venecia) desde 1291 para evitar que los incendios quemaran Venecia, y también para controlarlos y que no se fueran a otros lugares a hacer la competencia. El gobierno veneciano amenazó con matarlos si lo hacían».

El pulso está latente en 'La maestra de vidrio', en el que la artesanía y el proceso creativo se convierten de nuevo en el hilo conductor. «Me interesa lo que hacían nuestros antepasados. Ahora compramos la mayoría de las cosas, mientras que ellos lo hacían todo. Al escribir sobre ello siento que me acerco al pasado». También resultan estremecedoramente cercanos los pasajes de la peste, cuyas sacudidas sufren los protagonistas, al igual que las del coronavirus, en las que ella se basa para identificarse con lo que vivieron sus personajes. «Aunque, por supuesto, ellos sufrieron mucho más que nosotros: murió una cuarta parte de la población veneciana. Me fascinó que hicieran lo mismo que nosotros: cuarentena, rastreo de contactos, cierre de comercios. El pasado no es tan diferente de nosotros».

Ese efecto perdurable del pasado en la actualidad llega incluso hasta 'La joven de la perla', la obra maestra de Vermeer en la que se basa su gran éxito editorial. Acaba de salir un estudio que apunta que el retrato tiene un efecto único a la hora de captar la atención del espectador porque el pintor usó un truco psicológico llamado 'bucle de atención sostenida'. «Creo que siempre hay capas que descubrir. Una de las razones por las que la pintura es tan poderosa es que no está resuelta. Sigue siendo misteriosa, y creo que a pesar de todos estos estudios, y de mi novela, siempre lo será».