José Lebrero: «El Museo Picasso Málaga no es un mausoleo»

¿Ha dejado cerrada la programación de 2024? «Nos hemos encontrado en una situación de algún modo inesperada, pues la conmemoración de Picasso se puso en marcha más bien tarde que pronto. El museo presentó dos exposiciones, 'Picasso escultor' y 'El eco de Picasso', y de algún modo ha desbaratado la planificación que teníamos, que era a dos años vista, unido a la pandemia, que trastocó las estrategias de programación en los museos».

Por un lado, habrá un nuevo cambio de la colección, que se hace cada tres años, en colaboración con la Fundación FABA, pero la actual (2020-2023) se alargará hasta primavera de 2024. A partir de entonces la nueva mirada a la colección correrá a cargo de Michael FitzGerald, que toma el testigo de Pepe Karmel como comisario externo invitado. Además, explica Lebrero que «hay aprobadas por el Patronato dos exposiciones para el año que viene, porque en diciembre el museo tendrá un nuevo director. Como es un año de transición, me encargaron, ya como externo, las dos muestras de 2024. Estamos trabajando en una retrospectiva de María Blanchard. Una línea de trabajo desde que llegué fue poner la atención en exposiciones de mujeres artistas del siglo XX: Paula Rego, Hilma af Klint, Louise Bourgeois... Desde mi punto de vista, Blanchard es la más sofisticada cubista, pero es prácticamente desconocida más allá de Francia y poco conocida en España. Le voy a pedir a María José Salazar, exconservadora de Reina Sofía, que ha sido muy defensora de su obra en España, que contribuya al proyecto. También he localizado a unas estudiosas norteamericanas. La idea es que haya una pluralidad de interpretaciones».

Además, comisariará en 2024 una exposición de gabinete en octubre en torno a Marius de Zayas: «Es un personaje muy interesante, pero muy desconocido en nuestro país: mexicano de origen, algo excéntrico, caricaturista, escritor, filántropo, incluso donó alguna escultura al Prado. Hizo un par de entrevistas legendarias a Picasso».

Sobre el protagonismo cada vez mayor de FABA en el museo y la modificación del artículo 37.7 del estatuto de la fundación del museo, mutismo absoluto. En cuanto al sueldo que tendrá su sustituto, (80.000 euros brutos al año, más hasta 35.000 de complemento para vivienda y hasta 5.000 para viajes particulares), dice con sorna: «Lo he leído, he estado pensando presentarme yo». Tiene su opinión, advierte, pero «por respeto al museo, no debo opinar». Sí subraya que «hay unas diferencias salariales muy significativas entre directores de museos en nuestro país. España es muy plural y muy diversa en los sueldos también. Vivimos en un país en el que las diferencias salariales no están reguladas de un modo equilibrado de norte a sur y de este a oeste».

Le pedimos un balance de estos veinte años de vida del Museo Picasso Málaga. Habla de su internacionalización: «Hemos colaborado con el MoMA, el Pompidou, el Museo Picasso París, el Guggenheim de Venecia, la Tate... Este museo no es un mausoleo. Hemos hecho una programación de clásicos, digamos, modernos, como Richard Prince, Martin Kippenberger... Estamos en un proceso de digitalización del museo que es muy complejo. Le damos importancia al museo social. Querría que quien venga tenga en consideración todos estos logros y aporte más cosas».

¿Cuál es el gran reto de este museo? «Ser capaz de hacerlo atractivo a las nuevas generaciones. Llevamos ya dos o tres años hablando. Creo que sé cómo se tiene que hacer. Los museos monográficos como este tienen una complicación: la colección, en nuestro caso, habla de un señor que nació en el siglo XIX y murió en 1973. No puedes sólo con eso atraer, seducir, llamar la atención de un chaval de 25 años». Espera también que su sustituto no olvide «que esto es un servicio público. Aunque nosotros nos autofinanciamos en un 50%, hay otra mitad que es subvención pública». Concretamente 4,3 millones de euros. «Si lo hacemos mal, ingresaremos menos. Y si nos pasamos de espectaculares, ingresaremos más, pero perderemos calidad».

¿Cree que se ha integrado este centro en el circuito de Museos Picasso, junto a los de París y Barcelona? «Creo que sí. Tenemos un aspecto que nos diferencia, y ha sido el programa de exposiciones temporales. Ha abierto muchas ventanas, incluso para interpretaciones de Picasso, y nos ha permitido un aumento del grado reputacional del museo y unas conexiones internacionales. Este museo, y no lo debo decir yo, se conoce en el mundo por todo lo que ha hecho, que no es solo Picasso». ¿Se jubilará? «Bueno, estoy en ello. De momento, dejo de ser director de este museo. He leído la etimología de la palabra jubilación y tiene también cosas muy positivas».