Las averías de Renfe contra Nacho Cano en el caso 'Malinche'
Óscar Puente tardó menos de cinco minutos en darle un puntapié al patrocinio que tenía en el musical cuando se supo que la Policía había detenido a Nacho Cano
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Al ministro de Transportes Óscar Puente, cuando va de suave, le repugna el «mal estilo» de sus adversarios políticos –y así lo declaró este jueves en sede parlamentaria cuando le enseñaron una fotografía de la 'sobrina' Jéssica Rodríguez–. Y siendo el más bronco de ... los muecines sanchistas, tiene razón en que todo el mundo debería suavizar las formas. Empezando por él, tan diligente que tardó menos de cinco minutos en darle un puntapié al patrocinio que Renfe tenía en el musical 'Malinche' cuando se supo que la Policía había detenido a Nacho Cano –injustificadamente, según constata el auto de la Audiencia de Madrid– y el cantante criticó la actuación policial. A Puente le indignó tanto que retiró la pasta y lanzó invectivas contra Isabel Díaz Ayuso por defenderle. Acusaron a Cano sin fundamento –lo sabemos hoy– de delitos contra los derechos de los extranjeros y de explotación a los trabajadores.
Ya ha terminado, felizmente para el músico, este caso que, gracias a la intervención de Puente, tuvo un impulso explícito en el Ejecutivo menos explotador de Occidente, al menos en lo que concierne a la extravagante contratación de la pareja del exministro Ábalos. ¡A Jéssica se le permitió que no acudiera a trabajar ni un solo día! ¡Tanta diligencia para unas cosas y tan poca para otras!
El auto de la audiencia debe haberle gustado a Puente, porque es muy suave en las formas. Expertos juristas me señalan, sin embargo, la dureza de fondo: niega que hubiera base legal para la detención –no había indicios de delito–, lo cual «despoja a la actuación policial de cualquier fundamento de licitud». Además es muy clara en que no hubo perjuicio para los becarios ni como trabajadores ni como inmigrantes (de hecho, ellos denunciaron también el trato policial). Y por si fuera poco, la Audiencia afea a la instructora las diligencias pendientes (las procesales), por «excesivamente prolijas», que es como suavemente, en apariencia, puede señalarse el yerro de un juez.
Renfe fue demasiado puntual en salir pitando de 'Malinche' y ahora llega con mucho retraso a justificar aquella decisión. Los abogados de Nacho Cano podrían pedirle en el futuro responsabilidades patrimoniales a la Administración por ello, quién sabe. Todo esto revela demasiado sobre cómo administra su diligencia el ministro de Transportes. Y sobre sus gustos musicales, que igual ya va tarareando: «Nomemires nomemires déjalo ya...»
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