Janice Hallett, la guionista rechazada que ha revolucionado la novela de misterio
La autora superventas reinventó el género en 'La apelación' con una fórmula inesperada: contar crímenes a través de correos, chats y documentos. Ahora vuelve a la carga con 'El examinador'
Tom Hindle y el auge del 'cozy crime', así reinventan el misterio los herederos de Agatha Christie

Hoy Janice Hallett es una de las grandes renovadoras del género negro contemporáneo, vende millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo y varios de ellos van rumbo a convertirse en series. Pero todo empezó con una derrota.
Rechazada y pasada por alto ... en numerosas ocasiones, decidió inscribirse en un curso para guionistas fracasados. El programa buscaba diversidad, y ella encajaba:«Yo era una mujer mayor, de clase trabajadora, así que cumplía los requisitos», relata a ABC.
Allí, su mentor, Cameron Roach, exdirector de teatro en Sky Studios, pronunció la frase que le iba a cambiar la vida: «¿Has pensado en escribir una novela?». Hallett no se lo pensó mucho: «Cogí mi portátil, quité el 'software' de guiones, instalé Word y me puse a escribir un libro».
Pero no fue un borrón y cuenta nueva completo. «Lo que me llevé de esa etapa fue el amor por los diálogos», recuerda. Fue precisamente esa obsesión por dejar que los personajes hablen lo que la llevó a dar con el formato que hoy es su firma: una narrativa construida a base de emails, chats, mensajes, transcripciones y documentos que el lector debe descifrar como si fuera parte del caso.
«La gente escribe cosas que no se da cuenta de que otros van a leer. Y cuando ocurre un crimen, todo queda registrado», afirma la escritora. Baste recordar los casos judiciales actuales más sonados en nuestro país, desde el de Koldo al del fiscal general del Estado, para comprobar cuánta razón tiene. Crear ese tipo de novelas requiere un trabajo estructural complejo, casi detectivesco, pero Hallett no se queja: «Es arduo, pero no lo llamaría duro. Me encanta hacerlo».
Competencia y espionaje
Además de su peculiar estructura, todos los libros de Hallett están inspirados en su propia vida o en la de quienes la rodean. 'La apelación', su debut, nació directamente de sus décadas en los Raglan Players, un grupo de teatro de la localidad inglesa Northolt, donde reside. 'El código Twyford' surgió de su fascinación por los mensajes ocultos en los libros infantiles, mientras que 'El misterioso caso de los Ángeles de Alperton' refleja su ambivalente amor por los pódcasts de true crime, y 'La academia', de su experiencia en los cursos para guionistas.
De ahí procede también su último título, 'El examinador' (Ático de los Libros), en el que un examinador externo de un curso de posgrado en artes analiza los trabajos finales y descubre, entre correos electrónicos y mensajes internos, competencia malsana, toxicidad latente y dinámicas de poder…, además de que algo terrible ha podido pasar con uno de los seis alumnos que lo cursaron.
La idea surgió, explica, al observar de cerca el funcionamiento de ciertos programas universitarios. Ha hecho muchísimos de escritura -tantos que no puede contarlos- y en algunos reinaba una competencia feroz. «En uno de ellos éramos seis y sabíamos que solo dos podrían escribir un guion para televisión. Fue horrible. Y yo fui una de las que no lo consiguió». Esa sensación de tensión contenida en un entorno académico pequeño y claustrofóbico la acompañó durante años, hasta que cristalizó en esta novela. Sobre esa base, vierte la inspiración que supuso para ella leer 'Spy Schools', en el que Daniel Golden explora cómo el mundo académico ha sido un escenario para personajes y organizaciones dedicados al espionaje.
Y aquí entra la llamada teoría de la mano muerta, un sistema ideado durante la Guerra Fría para lanzar un contraataque nuclear automático si la cadena de mando soviética era destruida. ¿Qué hace un concepto así en una novela sobre arte y universidades? Hallett lo explica: «Donde vivo hay una radio misteriosa, está cerrada en un campo y la gente la mantiene. Dicen que sirve para el tráfico aéreo, pero a mí me fascina pensar que, si la tecnología falla, eso podría ser un sistema alternativo para comunicarse».
Su atracción por las teorías de la conspiración tiene menos que ver con lo esotérico que con el deseo humano de darle sentido al caos: «No queremos que las cosas sean accidentes raros. Queremos que obedezcan a un plan, aunque no sea el nuestro».
Su peculiar forma de pensar también ha articulado una conexión acerca de la hegemonía de las autoras en novela negra (se le suele comparar con Agatha Christie) y la fascinación de las mujeres por el 'true crime': el miedo. «Siempre que hay un crimen contra una mujer quieres saber cómo esa mujer se convirtió en la víctima y qué pasó para que no te pase a ti. Eso es real. El miedo de las mujeres es completamente cierto». Para ella, leer y escribir sobre crímenes no es morbo, sino conocimiento. «No es para nada accesorio; es fundamental».
Hallett expande ahora su universo literario con una novela infantil titulada 'Una caja llena de asesinatos', que llegará en noviembre de la mano de Ático de los Libros. La idea surgió tras una firma en la que una madre le contó que su hijo de 10 años, que odiaba leer, había devorado 'La apelación' leyendo solo los mensajes de texto. La autora se lanzó al reto con entusiasmo: «Es un libro con dos niveles de lectura: uno completo, y otro solo con los mensajitos. Así el lector puede decidir cómo enfrentarse al misterio». Un paso más en la evolución de una autora que disfruta cuando los crímenes se resuelven en la oscuridad... y también con una linterna bajo las sábanas.
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