Investigadores griegos afirman haber descubierto la túnica sagrada de Alejandro Magno
Los arqueólogos que han participado en la investigación aseguran que los restos de algodón encontrados en las Tumbas Reales de Vergina pertenecen a la túnica sagrada de Alejando Magno
Una nueva investigación tira por tierra lo que sabíamos acerca de la tumba del padre de Alejandro Magno
Corresponsal en Atenas
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Iniciar sesiónEl profesor emérito de la Universidad Demócrito de Tracia, Antonis Bartsiokas, sostiene haber identificado el quitón o túnica de Alejandro Magno en el interior del majestuoso sarcófago de oro de la Tumba II de Vergina. La investigación, publicada recientemente en el 'Journal of Field Archaeology' ... recopila los datos de los estudios realizados en los años 2014 y 2019 y fuentes antiguas, y arroja como conclusión que, tanto los restos de la túnica de algodón púrpura como la corona de oro pertenecieron a Alejando Magno.
Bartsiokas ha explicado a ABC que para llegar a esta conclusión no ha tenido acceso directo a los restos textiles encontrados en el sarcófago, sino que ha realizado un análisis exhaustivo de los resultados de los estudios físicos, químicos y bajo el microscopio llevados a cabo recientemente. Según sus pesquisas, tanto el pigmento púrpura empleado para teñir la túnica, como la huntita encontrada entre los tejidos -mineral de color blanco que era usado en Persia pero no en Grecia-, demuestran que la túnica o 'sarapis' pertenecía a Alejandro Magno. «La 'mesoleucon sarapis', o túnica con una banda blanca central, era uno de los objetos rituales más importantes de la Antigüedad, usada por los reyes persas y adoptada por Alejandro tras la derrota del Imperio aqueménida», explica Bartsiokas. «Las fuentes históricas hacen referencia a que los sucesores de Alejando se repartieron los objetos que pertenecieron a éste en vida, entre ellos un trono, una corona de oro y la túnica sagrada, lo que muestra que Filipo III Arrideo heredó la corona y la túnica de su hermano tras su muerte y, por eso, estos objetos fueron encontrados por Manolis Andrónikos en la Tumba II».
El algodón, tejido desconocido en Grecia, demostraría según los arqueólogos que la procedencia de la túnica sería asiática y que habría llegado a Grecia después de que Alejandro hubiese iniciado la campaña en ese continente. Además, según destaca la investigación de Bartsiokas, las fuentes escritas contemporáneas a Alejandro Magno informan de que, cuando en el año 330 a.C. Alejando se proclamó rey de Asia, adoptó la vestimenta de la corte de Darío, incluida la túnica púrpura 'mesoleukos'.
Friso de la Tumba II
La investigación incluye también un minucioso estudio iconográfico del friso que decora la Tumba II. En él, Bartsiokas afirma que están representados Filipo II, Alejandro Magno y Filipo III Arrideo cazando a un león, privilegio que sólo poseían los reyes. Según interpretan los investigadores Alejandro, a punto de asestar el golpe mortal al león, porta una túnica púrpura con una doble banda blanca en el medio, similar a la usada por los reyes persas.
En la escena también se han identificado una torre de vigilancia de caza como las que solían usarse en Babilonia y Persia. Además, existe evidencia científica de la participación de Alejandro en al menos siete cacerías durante su estancia en Asia. La presencia de elementos asiáticos también está patente, según la nueva interpretación del friso, en dos gacelas iraníes; un macho y una hembra de la especie 'Gazella subgutturosa', cuyo hábitat era Irán, Irak y Asia Central.
El macho, además, aparece representado con la característica hinchazón del cuello y garganta de los machos de esta esta especie durante la época de apareamiento. Hasta ahora, los arqueólogos sostenían que los herbívoros del friso eran ciervos y no gacelas, animal que no existía en Grecia desde su extinción en el Pleistoceno. La riqueza en los detalles probaría, además, que el pintor habría visto una gacela persa, lo que hace pensar a los eruditos que Filoxeno de Eretria, pintor contemporáneo a Alejandro, habría pintado los frescos de la Tumba II, mientras que los frescos de trazado rápido de la Tumba I habrían sido obra de Nicómano de Tebas, lo que revela que la Tumba II es posterior a la muerte de Alejandro. Los arqueólogos también han conseguido diferenciar tres perros indios entre los caninos que participan en la cacería del león.
En conclusión, el quitón que porta el sexto cazador del friso es el mismo que se encontró en el interior del sarcófago de oro de la Tumba II. Además, sus características coinciden con las descripciones de las fuentes literarias antiguas que se referían a él como un quitón `mesoleukos´, es decir, con una franja blanco en el medio. El hecho de que aparezcan animales como la gacela persa, los perros indios o la atalaya, evidencian que la escena se ha ambientado en un típico paisaje asiático y, por lo tanto, el friso de la Tumba II es posterior a la muerte Alejandro Magno y los huesos que descansan en el mausoleo pertenecen a Filipo III Arrideo. En este sentido, los investigadores van más allá y aseguran que el fresco habría sido encargado por Casando, para honrar a los últimos argéadas y disuadir cualquier tipo de acusación que pudiera recaer sobre él sobre el asesinato de Alejandro IV, hijo de Alejandro Magno y Roxana.
Controversia sobre la Tumba II
Cabe destacar que Bartsiokas, junto con los investigadores Juan Luis Arsuaga y Nicholas Brandmeir, publicaron en el año 2023 una extensa investigación que confirmaba que Filipo II no está enterrado en la Tumba II de Vergina, como se pensaba desde el hallazgo de las tumbas reales en 1997 por Manolis Andrónikos, sino en la Tumba I. Gracias al estudio pormenorizado de los restos óseos encontrados en la Tumba I, los investigadores concluyeron que los huesos correspondían a un varón de unos cuarenta y cinco años de edad, -lo que coincide con la que tenía Filipo II cuando fue asesinado-, una mujer joven y un recién nacido que los tres expertos identificaron con Filipo II, la esposa de éste, Cleopatra y el hijo de ambos. En la misma investigación, Bartsiokas demostró que en la Tumba II descansan los restos de Filipo III Arrideo, y que parte del ajuar funerario de la tumba habría pertenecido a Alejando Magno. Este nuevo descubrimiento apoyaría dicha hipótesis.
Irene Vallejo y la revolución de los héroes invisibles
Celia Fraile GilEn el año 2014 un equipo multidisciplinar de investigadores de Vergina anunció que habían encontrado restos de huntita y púrpura entre los tejidos que envolvían los restos óseos del sarcófago de la Tumba II y que, con toda probabilidad, los restos textiles formaban parte de una máscara de algodón que Filipo II usaba durante las ceremonias religiosas, en particular, en los ritos órficos y que, tras su asesinato, habría sido colocada sobre sus restos mortales en señal de honor. Sin embargo, Bartsiokas pone en duda esta teoría por falta de fuentes antiguas que verifiquen la existencia de este tipo de prácticas.
Por su parte, el Eforato de Antigüedades de Vergina, responsable del yacimiento arqueológico, se ha opuesto desde el primer momento a las conclusiones del estudio publicado en 2015 y mantiene que la Tumba II pertenece a Filipo II. Por el momento ni el Eforato ni el ministerio de Cultura se han pronunciado sobre este nuevo descubrimiento de Bartsiokas que hace tambalear lo que se conocía del mausoleo desde que fue descubierto hace casi 50 años.
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