La internacionalización del español se resquebraja por la burocracia
El Observatorio Nebrija detecta numerosas deficiencias en el modelo de exportación de la lengua
Falta de coordinación, competencias solapadas, regiones inexploradas y mala información son algunas cuestiones a mejorar
Casi 600 millones de personas hablan español en todo el mundo; el poder de compra de los hispanohablantes supone el 11% del PIB mundial
Villapadierna, director de la Oficina del Español: «No hemos tenido contacto con el Perte de la lengua»
Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) de 2019, celebrado en Córdoba (Argentina)
«Internacionalmente, España es el español, y después todo lo demás». Al autor de esta sentencia, el economista José Luis García Delgado, le ha llevado toda una carrera convencer a quienes gobiernan de que una de las palancas más potentes para España es su ... lengua. Hay casi 600 millones de personas que la hablan en todo el mundo; es la segunda lengua materna por número de habitantes, tras el chino, y la cuarta en el cómputo global. Se sabe que compartir un idioma multiplica por dos los flujos comerciales entre países. El poder de compra de los hispanohablantes supone el 11 por ciento del PIB mundial... Puede que nunca hayamos sido tan conscientes de la potencia del idioma, y sin embargo el modelo de enseñanza del español sufre todo tipo de deficiencias.
Principalmente, falta de coordinación y solapamientos entre las entidades encargadas de exportar el idioma. Un clásico en la Administración. Hay además «ángulos muertos» que hay que atender de manera «urgente» para garantizar su futuro como lengua extranjera. Regiones de China, Asia central y oriental y el África subsahariana están «prácticamente inexploradas». En Brasil, un objetivo prioritario, «la información demolingüística del español brilla por su ausencia». La documentación relativa a la enseñanza del idioma en EE.UU. es «escasa, imprecisa y fragmentaria». Se dice que 24 millones de personas estudian español como lengua extranjera, pero no hay datos de cuántos estudiantes del idioma hay en España. Y más: «Las políticas de promoción del español están concebidas para acompañar el crecimiento en los países donde su enseñanza ya está implantada, pero no para generarlo allí donde no existe».
Son algunas de las conclusiones a las que ha llegado el Observatorio Nebrija del Español en vísperas del Congreso de la Lengua de Cádiz. La semana presentó los diez estudios elaborados por expertos internacionales de 14 instituciones, tarea que emprendieron hace casi un año, cuando se puso en marcha este organismo. El referido a la enseñanza del español más allá de nuestras fronteras lleva por título 'Por una estrategia global de difusión del español'; y los autores son Jesús Fernández González, de la Universidad de Salamanca, David Fernández Vítores, de la Universidad de Alcalá; Rebeca Gutiérrez Rivilla, de la Unidad de Hispanismo, del Instituto Cervantes, y Javier Serrano Avilés, del Aula Cervantes de Hanói-Universidad de Witwatersrand, Johannesburgo.
Todos ellos afirman en su estudio que «el habitual triunfalismo sobre la salud de español debería dejar paso, en fin, a una reflexión más ponderada, realista y veraz de sus fortalezas y debilidades». Sin ir más lejos, la misma semana en que este trabajo veía la luz, los ministros de Exteriores y de Educación organizaron un acto conjunto para presentar el informe 'El mundo estudia español 2022' y, de paso, presumir de que «el estudio del español en esta década ha sido una historia de éxito». Algo así hicieron unos días antes otros cinco ministros, a propósito de la presentación del proyecto Valle de la Lengua, que contará con una inversión de 81 millones, una cifra «sin precedentes».
«Nos hemos empezado a concienciar ahora de que nuestro producto más internacional es el español», valora García Delgado. Y sin embargo, en todos estos años «ha faltado visión de conjunto». Unas competencias de la promoción exterior las ha asumido el Ministerio de Educación, otras Exteriores –a través de sus direcciones generales y, sobre todo, la Aecid y el Instituto Cervantes–, también el Ministerio de Universidades, Cultura... «Esta fragmentación de la acción institucional española dificulta una planificación estratégica conjunta, integrada y eficaz que permita optimizar los recursos y obtener unos mejores réditos», advierte el estudio del Observatorio Nebrija.
«Nos hemos empezado a concienciar ahora de que nuestro producto más internacional es el español»
En palabras de Fernández Vítores, uno de los autores del informe que rebaja ese «triunfalismo» que rodea a la exportación de la lengua, a lo largo de estas décadas «el edificio de promoción del español ha ido creciendo desmesuradamente sin parar a pensar sobre las prioridades esenciales». ¿Tiene solución? «Quizás hay que demolerlo del todo para construirlo de nuevo». No parece que el Perte de la Nueva Economía de la Lengua, para el que el Gobierno ha reservado 1.100 millones de euros, vaya por este camino. Este proyecto incluye la creación del Observatorio Global del Español (bajo el paraguas del Cervantes), que se acumula a otros entes como el Valle de la Lengua, la Oficina del Español de la Comunidad de Madrid y el propio Observatorio Nebrija (el único de iniciativa privada). «Es absurdo que haya cuatro instituciones que se dediquen a estudiar lo mismo».
Luego está la «incapacidad para reordenar, reducir o incluso cerrar algunos centros de la red institucional cuando ya han dado muestras de su ineficacia». El Cervantes de Albuquerque es, según Fernández Vítores, una sede que no está funcionando como debería. Filipinas y Burkina Faso, donde la presencia del español en la enseñanza reglada se ha malogrado, son otros casos fallidos. ¿Y el centro de Los Ángeles, última apuesta de Luis García Montero? «En EE.UU. hay una Consejería de Educación, en Washington, que funciona bastante bien. Igual Los Ángeles no tiene mucho interés porque es bilingüe y porque hay oferta de español en la escuela primaria y secundaria», dice el autor del estudio. Todo se concentra en EE.UU. y Europa, pero «hay zonas que se están dejando descuidadas», como gran parte de Asia y del continente africano.
«Falla la evaluación de las medidas: se ven muchas políticas de implementación, pero no hemos aprendido nada de donde no han funcionado»
«Hay una descoordinación entre las diferentes entidades. Los centros educativos, que dependen de Educación, también se dedican a la promoción del español, y es un solapamiento relativo con la actividad del Cervantes», añade Fernández Vítores. El Cervantes y la Aecid se disputan en ocasiones los lectorados en las universidades extranjeras. «Se trata de hacer de estos solapamientos una virtud. A veces hay competencias absurdas entre departamentos, no se comparte información básica. Tendría que haber una coordinación institucional, vasos comunicantes». Un ejemplo: no hay protocolos que permitan al Cervantes o un centro Aecid asumir la interlocución con los agentes locales de la enseñanza reglada cuando no está Educación.
«También pedimos una ventanilla única del español, para recoger propuestas y valorar cuáles son viables y cuáles no. No tenemos ni idea de cuál la situación del español en Gabón o en Nigeria», añade el profesor de la Universidad de Alcalá. «Y falla la evaluación de las medidas: se ven muchas políticas de implementación, pero no hemos aprendido nada de donde no han funcionado». Se trata, en definitiva, de «abrir el melón» sobre un tema en el que ha habido más remiendos que planificación. «Es una llamada de atención: no todo está funcionando lo bien que debería».
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Ahora que gracias a los fondos europeos por fin hay dinero para la lengua, conviene ir «en el medio plazo hacia políticas de coordinación en conjunto», según García Pascual. Todas las instituciones afectadas –desde el Cervantes hasta el Comisionado que lidera el Perte de la Nueva Economía de la Lengua– han sido invitadas al Observatorio, para que antes de seguir invirtiendo recursos den una vuelta a sus estructuras. «El español es un tesoro y hay que cuidarlo –dice García Pascual–. Es un milagro que después de 500 años haya conseguido tener cohesión gramatical y haya unificado enclaves. Pero ahora hay que ponerse las pilas porque la demografía no va a ayudar».