la barbitúrica de la semana
Ser de un idioma
Fuera de España, a un español y un latino los une la lengua
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Iniciar sesiónMiguel y Pilar llegaron a Hannover desde Vigo hace cincuenta años. No conocían el idioma, pero un contrato del Programa de trabajadores invitados firmado aquí, en España, los llevó hasta la baja Sajonia. «Los tres primeros años yo lo pasé muy mal, porque ... él trabajaba, por eso aprendió alemán. Yo no sabía nada. Pero empecé después, y me fui adaptando». Pilar dobla la servilleta de papel sobre la mesa y asiente, dándose la razón. «Nos contrataban como mano de obra. Poner tornillos, apretar un botón. Te daban alojamiento, a lo mejor una habitación con otras familias, y te daban comida y transporte», recuerda Miguel, su marido, ante una copa vacía de vino blanco. Se quedaron por sus hijos. «Se casaron con otros alemanes y formaron familia, pero yo les hablo a mis nietos en español», dice Pilar.
María, una malagueña de más de setenta, interviene en la conversación: «Gastarbeiter, así nos conocían y así nos llamaban», se refiere al vocablo germano que designa a los trabajadores temporarios o trabajadores invitados que contrató la República Federal Alemana durante los años sesenta. Los hubo españoles, turcos, griegos, italianos, portugueses, marroquíes... El programa tenía como condición cumplir una fecha de caducidad, pero hubo quienes, como Miguel, Pilar y María, se quedaron. A día de hoy, cuando van a Vigo o a Málaga, los ven como alemanes, pero en Hannover siguen siendo españoles.
La conversación se expande. Esta es una cena grande, quizá de unos veinte comensales: dos exiladas chilenas que salieron de Santiago con un empleo de profesoras de lengua; tres maestras leonesas; dos alemanes casados con argentinas que hablan a la perfección el español… Como Miguel, Pilar y María, las chilenas tampoco regresaron. No lo hizo tampoco Beatriz, una venezolana que se casó en Puerto Ordaz con un alemán hace más de 60 años y que, desde entonces, permanece aquí, en Hannover. Hoy en el Daniel's, un restaurante de comida hispano-peruana en el corazón de Hannover, nadie es de un sitio o de otro. Hoy, en el Daniel's se habla un mismo idioma. Puede que, en España, un argentino y un riojano tengan poco en común, pero en Alemania o en Francia los une algo mucho más poderoso que el origen: los une la lengua. Son de un idioma, son el idioma. Lo habitan, lo encarnan.
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