Huevos teñidos de rojo, lanzamiento de tinajas y pirotecnia: así celebra Grecia la Pascua

Según la tradición de la Iglesia ortodoxa, el fuego sagrado aparece milagrosamente cada Sábado Santo en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén como símbolo de la resurrección de Cristo. Su llegada a los hogares griegos, después de la Misa de Resurrección, marca el inicio oficial de la Pascua ortodoxa.

Una vez recibida con todos los honores en el aeropuerto de Atenas, la llama es trasladada a la iglesia del Santo Sepulcro del barrio de Plaka, en pleno corazón de la capital. Desde allí, se distribuye a las parroquias de todo el país. Gracias a una decena de vuelos fletados explícitamente para ello, el fuego sagrado llega a las islas más recónditas del país. También llega desde Jerusalén en avión a otros países de mayoría ortodoxa, como Bulgaria, Rusia, Chipre, Serbia, Montenegro y Armenia. Su partida y llegada a Grecia se ha convertido en uno de los eventos más mediáticos del país.

Pasada la medianoche, los sacerdotes de todas las parroquias griegas entregan la llama a los feligreses, quienes la llevan a sus hogares en velas y farolillos. La ceremonia culmina en las casas, donde se traza una cruz con la llama en el dintel de la puerta principal. Según la tradición, este gesto asegura la buena suerte durante el año que comienza.

Además de las tradiciones comunes, en algunas regiones de Grecia se celebran ritos singulares, como el lanzamiento de grandes tinajas coloridas o 'bótides' desde los balcones en el centro histórico de Corfú, para conmemorar la Resurrección. Esta costumbre, según los expertos, tiene su origen en la época en que la isla estaba bajo el dominio veneciano.

En la isla de Tasos, al norte del Egeo, los isleños invocan la lluvia entre cánticos y danzas, reviviendo los antiguos rituales dionisiacos. Leonidio, en el Peloponeso, la noche del Sábado Santo se ilumina con cientos de globos aerostáticos que se elevan al cielo. Se cree que esta tradición, que comenzó hace más de un siglo, fue traída por marineros locales que habían presenciado celebraciones similares en países asiáticos.

En la región de Tracia, cada Jueves Santo los niños recorren las casas llevando una figura de trapo de Judas y pidiendo ramas que usarán más tarde para encender un fuego y quemarla. Las cenizas son recogidas y esparcidas sobre las tumbas de los cementerios para ahuyentar a los demonios. En la isla de Quíos, la celebración de la resurrección de Cristo se convierte en un auténtico espectáculo pirotécnico.

Las dos iglesias principales de la localidad de Vrontados se convierten en enemigas durante unas horas y se enfrentan en una lucha que comienza tras anunciarse el milagro de la Resurrección. En ese momento, los dos bandos comienzan a lanzarse miles de cohetes. La contienda llega a su fin cuando las dos parroquias han acabado con sus municiones. El ganador es quien haya conseguido hacer sonar más veces la campana del adversario. A pesar de las fuertes medidas de seguridad, con la colocación de extintores portátiles y bocas contra incendios adicionales en los alrededores de los dos templos, cada año esta fiesta deja varios heridos, la mayoría con quemaduras.