La puerta antigua que escondía un histórico navío de la batalla de Trafalgar
Identifican 'El Montañés' en un grabado del portón de Bielva que se expone en el Museo Marítimo del Cantábrico
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Iniciar sesiónSolo un gran conocedor del barco que hubiera navegado en él o alguien que lo recordaba bien por haber participado en su construcción pudo haber grabado a navaja con tanto detalle y de memoria ese imponente velero en la puerta de Bielva que se ... expone en el Museo Marítimo del Cantábrico, en Santander (MMC). Durante años se tuvo por un galeón del siglo XVI, pero una investigación llevada a cabo por expertos del grupo GeoArqHis de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Cantabria, con ayuda de la historiadora del MMC Lucía Fernández, ha revelado que se trata de un 'navío de línea' del XVIII o XIX y, aunque no lo pueden asegurar al 100%, están convencidos de que se trata de 'El Montañés', hundido en Cádiz por los franceses en 1810. «Son demasiadas evidencias», explica Carlos Arteaga, profesor de la UAM y director del grupo GeoArqHis que estudia históricos exvotos marineros.
Este gran buque de 74 cañones, que destacó en la batalla de Trafalgar en 1805 con el capitán Francisco Alsedo al mando, fue construido en los astilleros de Ferrol por orden del Rey, pero costeado exclusivamente por montañeses, parte de ellos habitantes del valle del Nansa y vecinos de Bielva, y casi siempre tuvo a cántabros como capitanes y marineros.
El apellido 'Velarde', grabado en el portón de roble justo bajo el navío, y las cercanas abreviaturas de 'Pedro' podría hacer referencia a dos indianos cántabros así llamados que hicieron las Américas y que ayudaron a sufragar los costes de 'El Montañés'. O quizá otra mano escribiera el apellido en homenaje a otra leyenda cántabra de la Guerra de la Independencia, el legendario Pedro de Velarde, héroe del 2 de mayo que se levantó contra las tropas napoleónicas.
«No es descartable en absoluto que como bien se hiciera en el pasado con los nombres de los gladiadores y héroes de la época por la admiración que despertaban, se dibujara el nombre de este famoso personaje en la puerta de una iglesia como símbolo de la Guerra de la Independencia», sostienen Carlos Arteaga, Leonor Parra y Carolina Garmendia en un estudio publicado en la revista 'Mundo Investigación'.
De la iglesia a una cuadra
La puerta de Bielva llevaba años instalada en una cuadra cuando la adquirió José Luis Casado Soto en 1978 por 15.000 pesetas, antes de la apertura del Museo Marítimo del que fue director. Sin embargo, los investigadores han descubierto que originalmente estuvo en uno de los pórticos de entrada de la cercana iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Pese a las diversas reformas del templo, en un sillar de la jamba izquierda aún puede verse un caballo grabado a navaja, muy similar a los que también hay dibujados en la puerta.
En el portón se han localizado más de una quincena de grafitis, además del apellido Velarde y de ese barco excepcional que posiblemente fue un exvoto marinero. «Es el grabado más espectacular de cuantos hemos visto», confiesa Arteaga. Su autor, que debió de contar con permiso ya que tuvo que emplear horas, lo dibujó con cierta tridimensionalidad con su trinquete, palo mayor y mesana, además del bauprés, compuesto de velas cuadradas y con unos 28 cañones por flanco sin contar la cubierta.
El navío llevaba por tanto casi 60 cañones en dos hileras que, junto a los de cubierta, podrían sumar más de 70. No cabía duda de que se trataba de una embarcación de guerra, pero no de un galeón como se había venido diciendo. Por su artillería y por la inexistencia de los 'castillos' clásicos del siglo XVI (no se aprecia, por ejemplo, la cabina-camarote del castillo de popa), se trataba de un navío de línea posterior.
Arteaga explica que examinaron las reproducciones y maquetas de 'El Montañés' que posee el Museo Marítimo -«bastante fieles, ya que se basan en planos de su construcción»-, así como otras gráficas disponibles en artículos especializados de la Armada y en el libro 'El Montañés y su tiempo: un navío cántabro al servicio de su Majestad'. Aunque muchos indianos cántabros sufragaron otros barcos importantes, 'El Montañés' era el único que reunía todas las características.
Su autor lo dibujó amarrado, con una cruz en lugar del estandarte nacional en un 'gallardetón' (una bandera de dos puntas) y con todos los gallardetes izados, como solo se hacía en circunstancias especiales, como en fiestas sacras o en homenajes. Estos indicios y su emplazamiento en una iglesia, llevan a pensar que se trata de un exvoto marinero, una ofrenda a Dios, tras un naufragio del que quizá su artífice se salvó o en recuerdo de la tripulación perdida en una batalla o un accidente naval. De nuevo encaja en el perfil 'El Montañés', que perdió 20 hombres en Trafalgar, entre ellos a su capitán Alsedo, y que fue hundido cinco años después en la Guerra de la Independencia (1808-1814).
La leyenda del Cristo
En la puerta, los investigadores hallaron de forma casual dos soldados napoleónicos un poco desdibujados («de hecho, pudieran existir más», apunta Arteaga) y uniformados como los Dragones de la Caballería Imperial que participaron en la invasión. Uno es un jinete con capa y casco emplumado, que blande fusil y espada, y el otro, un soldado muerto con casaca.
«Al principio no entendíamos bien estos grafitis, hasta que nos topamos con una de las historias tradicionales del pueblo», relata el profesor de la UAM. Según esta leyenda, un pelotón de militares franceses pasó noche en Bielva durante un crudo invierno. Para calentarse, los soldados prendieron fuego a todo lo que encontraron en la Ermita del Cristo, pero cuando quisieron bajar la figura del crucificado para echarla a la hoguera, el brazo del cristo golpeó a un soldado, matándolo de inmediato, y los demás huyeron asustados. «En la época se interpretó evidentemente como un auténtico milagro», según Arteaga.
Por estos y otros grabados, como uno de una paloma con una rama de olivo, símbolo de la paz, los autores de 'La historia oculta de 'la puerta de Bielva': un barco y un apellido' concluyen que que el portón de Bielva es «un monumento» y «un testigo» de la época.
MÁS INFORMACIÓN
«Nos encontramos ante un auténtico 'noticiario' de los sucesos principales de la Guerra de la Independencia con cierta vinculación a Cantabria: un barco, un apellido y un milagro«, resume el director del grupo GeoArqHis. El Museo Marítimo del Cantábrico de Santander, dicen los investigadores en su artículo, »atesora un fragmento de Historia que estuvo dormido durante dos centurias«.
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