Hallan en el fondo del Egeo antiguos naufragios con ánforas fabricadas en el Guadalquivir
Los arqueólogos han documentado diez pecios y centenares de restos de vasijas en la isla de Kasos, enclave fundamental en las rutas marítimas de la Antigüedad
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En la parte más oriental del Egeo, en el Archipiélago del Dodecaneso, la remota y montañosa isla de Kasos es uno de los paraísos griegos menos conocidos por el turismo internacional. En el año 2019 un grupo de investigadores capitaneados por la arqueóloga ... Xanthie Argiris comenzó a investigar su costa.
«Siempre me ha interesado científicamente el estudio del Egeo y las pequeñas islas remotas. Kasos tiene una importante tradición marítima en los tiempos modernos, pero parece haber una brecha histórica y de investigación en la Antigüedad», explica, entusiasmada, Argiris a ABC.
La arqueóloga y su equipo, formado por casi una treintena de investigadores, han conseguido documentar diez pecios, cañones, anclas y centenares de restos de vasijas en las aguas abiertas de la ínsula. En conjunto representan miles de años de historia.
Para ello, el grupo de científicos ha empleado la última tecnología y ha analizado las fuentes históricas y datos históricos y arqueológicos que demostraron que «la zona marítima de Kasos y Kárpatos es adecuada y puede aportar una gran cantidad de nuevas evidencias arqueológicas», indica la científica. «Una de las primeras referencias que tenemos de la isla la hizo Homero en 'La Ilíada', en el famoso 'Catálogo de las Naves', en el cual el poeta informa de que Kasos envió embarcaciones a la Guerra de Troya», prosigue.
Por el momento, los trabajos realizados han sacado a la luz piezas como un ancla de piedra del periodo arcaico, así como otros objetos «únicos cuya tipología y procedencia solo se han encontrado en esta región del Egeo», relata con orgullo la arqueóloga. Según Charikleia Papageorgiadou, directora de investigaciones de la Fundación Nacional de Investigaciones de Grecia, «los estudios submarinos generalmente nos brindan información histórica que las excavaciones terrestres no lo hacen, como el movimiento de personas y el intercambio de mercancías a través de rutas marítimas que excedían, con creces, los estrechos límites geográficos de las ciudades. Kasos, por su situación en el sudeste del Egeo y por su proximidad a Creta, era un paso importante, como lo indican los restos de naufragios hallados».
Amplia horquilla cronológica
Sin embargo, uno de los hallazgos más relevantes fue el de un pecio cuya carga estaba formada por ánforas procedentes del continente africano y de Península Ibérica (concretamente de la zona del Guadalquivir, de Alcolea del Río (Sevilla)), entre las que destacan una con un sello en el mango que ha sido fechada en el 177-178 d.C. y cerámica en «terra sigilata» originaria de Asia Menor.

La amplia horquilla cronológica de los objetos encontrados hasta el momento, tanto en los pecios como en algunos puntos de la costa de Kasos, muestran la importancia de la ínsula en las vías navegables desde la Prehistoria (los primeros hallazgos datan del 3.000 a.C.), pasando por los periodos clásico, helenístico, romano, bizantino, medieval, otomano y la primera mitad del siglo XX. «La relevancia de lo encontrado radica en la información que aporta acerca de las rutas marítimas en la Antigüedad. Aunque Kasos no era punto de llegada, lo que los hallazgos han demostrado es que era un enclave fundamental en las rutas marítimas de la Antigüedad. Interpretar esta información, nos permitirá reescribir la historia de esta parte del Egeo», expone Argiris.
Equipo pionero
La lejanía de Kasos y la inexistencia en la isla de un centro de inmersiones, ha dificultado que las campañas arqueológicas en este punto clave de las rutas comerciales marítimas del Mediterráneo. Por ello fue este equipo científico el primero en investigar este área, con un litoral de cerca de 60 km y una población que no supera los 1.100 habitantes, Kasos «es una isla virgen desde el punto de vista de la investigación y aún tiene muchas cosas que mostrar», señala la arqueóloga.
«El numeroso grupo tiene que partir desde el puerto del Pireo con todo el equipamiento de buceo, lo que conlleva un enorme coste y que cada año tenemos que rompernos la cabeza para conseguir la financiación suficiente para seguir con la investigación», se lamenta la investigadora. Esto unido a la morfología de la isla, con sus escarpadas montañas y sus empinados acantilados dificultan las expediciones y es necesario contar con personal y equipamiento adecuado.
Sin embargo, la gran cantidad de objetos, muchos de ellos visibles con unas simples gafas para nadar o de bucear, alimenta la esperanza de los investigadores quienes desean que, en un futuro próximo, se puedan construir las infraestructuras necesarias para que la isla se convierta en un destino de turismo cultural subacuático que aumente la rica oferta turística cultural de Grecia.
Por otra parte, el modelo de gestión de los parques arqueológicos submarinos existentes «nos dará evidencia de la sostenibilidad de un proyecto similar también en Kasos. Pero es demasiado pronto para saberlo. Es importante, sin embargo, que nuestra investigación cuente con el apoyo de la comunidad local, que la ha seguido con verdadero interés durante todo este tiempo, y haremos todo lo posible para no decepcionarlos», añade Papageorgiadu.
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