Grandiosa estafa en Italia: hasta 700 víctimas pagaron por ser ciudadanos de un Estado fantasma
El Estado Antártico Teocrático de San Jorge ofrecía documentos diplomáticos, pasaportes, todo tipo de certificados, títulos honoríficos, desgravaciones fiscales o la inscripción en colegios profesionales
Se pagaban 200 euros por la simple ciudadanía o 1.000 para convertirse en noble con feudo en los hielos
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Iniciar sesiónLa estafa es clamorosa. A muchos les vendrán a la mente las célebres imágenes de una de las películas de mayor éxito del genial actor cómico Totó, el Chaplin italiano -'Totó truffa 62'-, cuando logró vender la Fontana de Trevi a un italo-americano, ... tras convencer al ingenuo que el famoso monumento romano «perteneció a mi familia por muchas generaciones». Más increíble aún es el gran engaño que se inventó un grupo de italianos creando un Estado soberano fantasma, inexistente, con el pomposo nombre de 'Soberano Estado Antártico Teocrático de San Jorge', ubicado en el extremo del Polo Sur.
La policía ha detenido a 12 personas, que están en arresto domiciliario, entre ellos el exgeneral de la Guardia de Finanzas, Mario Farnesi, de 72 años, autoproclamado 'Príncipe sanjorgense', un personaje culto, diplomático y convincente en sus explicaciones. Quién sabe si se inspiró en Totó… Se investiga a una treintena de personas, procedentes de distintos puntos de Italia, aunque los principales núcleos de la estafa se han identificado en Catanzaro (Calabria), Alcamo (Sicilia) y Teramo (Abruzos). El juez les acusa de asociación para delinquir, trufa, fabricación y posesión de documentos falsos y blanqueo de dinero negro.
Para darle una aparente credibilidad, lo dotaron de todo el aparato burocrático e institucional que requiere una entidad soberana: Jefe de Estado, Gobierno, Ministros, Tribunal de Justicia, Tribunal Supremo, Delegaciones Territoriales y, por supuesto, también equipado con el imprescindible Boletín Oficial, así como sitios web y estructuras capaces de proporcionar toda clase de documentos oficiales, como pasaportes, carnets de identidad, certificados, títulos honoríficos, además de desgravaciones fiscales o la inscripción en colegios profesionales. El Estado Antártico de San Jorge tenía también dos periódicos, 'The Artic Tribune' y 'Teocrazia', y contaban con un perfil de Facebook , donde mostraban sus numerosas insignias, así como los reglamentos y directrices en la 'Official Gazette'. En teoría, entre los hielos había también un Senado, un Tribunal Supremo, un Tribunal de Cuentas y una Cámara de actividades productivas.
Para alejar las sospechas, los organizadores concibieron el nuevo Estado como una nueva Isla de las Rosas, cuyo nombre oficial era República Esperantista de la Isla de las Rosas, la plataforma artificial de 400 metros cuadrados en el mar Adriático, a 11.612 metros de la costa y 500 metros fuera de las aguas territoriales italianas, que el ingeniero boloñés Giorgio Rosa, en 1968, autoproclamó como estado independiente. Sin embargo, nunca fue reconocido por ningún país del mundo.
Picaron el anzuelo
Aunque parezca increíble, al menos 700 personas picaron el anzuelo, pagando entre 200 y 1.000 euros. Para convertirse en un ciudadano del Soberano Estado Antártico Teocrático de San Jorge bastaba con pagar la módica cantidad de 200 euros. Pero al ficticio Estado se le había dotado también de clases: Con 1.000 euros, el pagano se convertía en un noble, al que se le asignaba un feudo entre los hielos. Además del dinero por la venta de falsos «terrenos» en el Antártico, las personas indagadas se habrían embolsado otras sumas de dinero al proponer la compra de la isla de Kouneli en Grecia, tratando así de dar también una concreta territorialidad. El Estado Soberano Antártico de San Jorge seguía la máxima que se lee en el aula de cualquier tribunal italiano: «La ley es igual para todos». De la misma forma, todos los ciudadanos 'sanjorgenses' tenían los mismos derechos: Impuestos congelados al 5% para los activos transferidos (en papel) al Antártico, exención de IVA, inmunidad diplomática, nuevos colegios profesionales para quienes hubieran sido suspendidos o inhabilitados en su profesión.
Lo alucinante es que muchos de los ciudadanos 'sanjorgenses' y sus propios ministros estaban convencidos de que trabajaban en un gran proyecto, según escribe el juez: «Aunque esto pueda parecer paradójico y, a veces, grotesco, los indagados, o al menos la mayoría, están realmente convencidos de que han dado a luz, o al menos de que están tratando de crear un estado autónomo«.
Fraude al Estado
En las arcas del Soberano Estado Antártico Teocrático de San Jorge se encontraron al menos 400.000 euros, que habían sido blanqueados en Malta. ¿Quiénes fueron los paganos o aspirantes a ciudadanos del ficticio estado? Muchos de los que 'picaron' lo hicieron con el objetivo de defraudar al Estado italiano o por evasión fiscal. En el nuevo estado había de todo. Se apuntaron a la ciudadanía 'sanjorgense' padres separados que pretendían eludir las reglas de custodia de los hijos, pequeños y grandes evasores de impuestos, dispuestos a cualquier cosa incluso para no pagar el impuesto de circulación, pequeños traficantes de drogas que aprovechaban los 'documentos diplomáticos' para saltarse los controles en el aeropuerto. En los últimos años, incluso médicos suspendidos o inhabilitados por sus colegios médicos por antivacunas o negacionistas del Covid, pudieron seguir ejerciendo su profesión gracias al registro del colegio de médicos en el Estado Teocrático Antártico.
En la estafa han caído o se han 'aprovechado' no solo ciudadanos desprevenidos, sino también al menos un par de organismos internacionales. Este es el caso de Ecowas (Comunidad Económica de los Estados de África Occidental, una organización internacional establecida con el tratado de Lagos en 1975), que con satisfacción firmó e incluso difundió en sus redes sociales la firma de un acuerdo con el Estado Antártico de San Jorge. O más bien, con su secretario de Asuntos Exteriores, Benedetto Graziano, abogado del Colegio de Abogados de Foggia, en la región de Apulia, con pasado como abogado de empresa en Kiev y sus alrededores, «trabajando en los últimos años para que la efímera nación sanjorgense sea reconocida por Osetia del Sur, Abjasia (Cáucaso), Transnistria y Ucrania».
Descubrimiento casual
La capital 'virtual' del Estado Antártico de San Jorge estaba Catanzaro (Calabria) y fue descubierta casualmente por la DIGOS (División de Investigaciones Generales y Operaciones Especiales). Los investigadores acudieron a un piso para realizar un registro, tras recibir el aviso de que en ese lugar había una reunión de traficantes de drogas. Para asombro de los policías, fueron recibidos por dos caballeros que mostraron documentos diplomáticos y sellos de la Embajada del Estado de San Giorgio. La DIGOS no cayó en la trampa. Semanas más tarde se investigó a fondo el piso, decorado lujosamente y cuadros de autor, para mostrar que se trataba de una sede diplomática. Se descubrió así que era una sede clandestina para negocios ilícitos. Comenzó así la operación policial denominada 'la isla que no existe'.
Por otro lado, la DIGOS descubrió que un destacado miembro del Estado Antártico de San Jorge era el ginecólogo Roberto Petrella, 75 años, famoso antivacunas, propagador de algunos bulos y teorías conspirativas sobre el Covid-19. Petrella fue detenido en Teramo hace meses por homicidio culposo por haber recetado medicina alternativa, terapias no científicas a pacientes que perdieron la vida. Petrella fue inhabilitado por el Colegio de Médicos para ejercer la medicina, pero continuó con su profesión al apuntarse en el registro del Estado Antártico. Incluso el Gobierno 'sanjorgense' le encomendó la gestión del registro del Colegio de médicos del estado ficticio, para que los galenos antivacunas o negacionistas pudieran seguir ejerciendo, aprovechándose además para reclutar pacientes, nuevos ciudadanos y seguidores.
La noticia sobre una banda que vendía la ciudadanía inventada del Soberano Estado Antártico de San Jorge puede prestarse a todo tipo de ironías. Pero no es una comedia como la de Totó con la venta de la Fontana de Trevi. En esta historia del Estado Antártico han caído al menos 700 personas, lo que demuestra que hay mucha gente dispuesta a creer en historias absurdas o promesas peregrinas.
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