La Gata de Schrödinger, divulgadora científica: «Me dicen que estaría mejor bajo la tumba. En Twitter hay gente que intenta destruirte»
EMPANTALLADOS
Entrevistamos a Rocío Vidal para conocer cómo lidia con el odio en las redes, además de su experiencia con el toro informativo de la pandemia
Capítulo 1 'Empantallados': Zorman
Capítulo 2 'Empantallados': Mariona Casas
Capítulo 3 'Empantallados': Rey Enigma
Capítulo 4: 'Empantallados': Único Sobreviviente
«¿Cuántos bloqueos puedes hacer un buen día de bloqueo?». «No soy muy de bloquear en internet, por mucho que parezca. Bloquear implica tener que leer ciertas cosas y yo intento separarme, leer lo menos posible. Si hay insultos o amenazas no filtro... También me ... gusta saber qué hay en el mundo, no estar en una burbuja. Pero últimamente la situación es totalmente insufrible», nos cuenta la popular 'youtuber' La Gata de Schrödinger, de nombre Rocío Vidal, refiriéndose, por supuesto, a Twitter: «Si no bloquease no podría publicar nada, porque hay ciertas personas que, en grupo, intentan destruir tu cuenta o que ni siquiera puedas publicar cualquier cosa».
La Gata de Schrödinger, en cifras:
-
Youtube: 588 mil suscriptores
-
Instagram: 170 mil
-
Twitter: 233 mil
-
Vídeos más vistos: '¿El sexo oral produce cáncer? El virus del papiloma humano', con 3,3 millones de visualizaciones; 'Debate atea vs cristiano, religión, ciencia y homosexualidad', con 3,2 millones de visualizaciones; y 'Debate tierra plana', con 1,9 millones de visualizaciones.
Vidal (Benicassim, 1992) estudió Periodismo y Publicidad en la Universitat Jaume I de Castellón, además de un máster de Comunicación Científica en Barcelona. Desde que abrió su canal en YouTube hace cuatro años ha convencido a 588.000 suscriptores con su evangelización científica. Y de cuando en cuando, recibe un odioso 'hate' en redes. ¿Serías partidaria de un DNI para internet? «Tengo dudas. Te diría un sí rotundo, porque el anonimato permite cometer delitos sin penalización ni persecución. Pero también obligar a entrar con DNI hace que cuentas activistas en países en donde no se permite hacer cierto activismo o denunciar cosas de forma anónima, pues no sería posible por la persecución de sus gobiernos. Hay que encontrar una fórmula adecuada porque amenazar de muerte… A mí me ponen comentarios de que estaría mejor bajo la tumba, cosas gravísimas que nadie debería soportar, al menos, impunemente. Denunciar no sirve de nada. Como mucho Twitter les suspende la cuenta temporalmente».
«Masculinidad frágil en todo su esplendor», respondió otro tuitero en su defensa.
«Lo siento mucho, son un 99% hombres»
En julio, la actriz Constance Wu confesó que se había intentado suicidar por unos tuits desafortunados, tras ser diana de 'haters' y miembros de la industria. La cantante Mabel casi se retira también por la vomitona en redes, y otra actriz, Florence Pugh, tras ser objeto de un extremo escrutinio físico por llevar un vestido transparente, se preguntó: «¿Qué les habrá pasado a estas personas para que les cabree tanto el tamaño de mis tetas?». ¿Qué les ha pasado, Rocío?: «Ojalá lo supiera. Twitter es amor-odio. Sirve para denunciar y dar altavoz a cosas que no se ven en los medios tradicionales, pero también hay hordas de trolls que solo quieren destruirte con las peores palabras posibles por un bien superior, imagino. Sé qué tipo de perfil son esas personas, una ideología... Cuando ves los comentarios que dejan, hay un componente machista muy fuerte. Lo siento mucho por decirlo tan claro, pero son un 99% hombres a los que les molesta muchísimo que una mujer se sienta segura de sí misma y publique una foto. Es una estrategia para destruir tu autoestima, para que no quieras seguir dando tu opinión en Twitter. Si no sabes desconectar, duele. Es algo que tengo que trabajar. Al principio te afecta e incluso dudas de ti misma, pero luego piensas que si alguien se cabrea tanto porque subas una foto con un vestido, aquí el problema es suyo, no mío que me siento bien».
Video.
¿Has pensando alguna vez en renunciar? «En el fondo, me encantaría fingir que soy de piedra porque igual me sentiría más fuerte, 'que os den por saco a todos'. Pero sí afecta, lo tenemos que decir. Si deshumanizamos tanto parece que se puede decir cualquier cosa a una persona, que no le va a afectar. Y lo hace. Eso no quiere decir que me vaya a doblegar. No. Aunque a veces lo desee. Me cierro Twitter y ya está, que estoy muy feliz en Instagram con mi perrete y mis gatitos, y la gente me pone corazones. Lo que tengo claro es que cuatro troles, o miles, pero que son cuatro, me hagan perder la noción. Y luego llega el apoyo, más silencioso pero cuando lo visibilizas hay mucha gente que valora tu trabajo. En este caso, ni lo pensé. Me voy de vacaciones… Entré un momento y me dije: '¿Cómo puedo estar recibiendo esto?'. La mayoría de las veces me lo como sola pero algunas veces lo hago ver: 'Oye, mira, que sepáis que esta realidad tan fea de la sociedad existe'».
El azote de la desinformación 'influencer'
La Gata de Schrödinger, nombre artístico nacido de su afición a la física cuántica y a los gatos, llegó a YouTube de casualidad. En febrero de 2018 colgó su primer vídeo mientras buscaba trabajo tras el fin de su contrato de comunicación científica con una empresa. «Era como un portfolio. No diría hobby porque, obviamente, estaba trabajando, pero no pensaba que iba a vivir de ello. Sorprendentemente, el tercer o cuarto vídeo se hizo muy viral. Y lo que parecía un medio pudo ser un fin. Sí, he vivido de ello, tanto de los ingresos en redes sociales, básicamente YouTube o Instagram, como conferencias, moderaciones… y, por supuesto, colaboraciones puntuales con medios de comunicación. Pero muy puntuales, serán un 10%». ¿Y anuncios? «Sí, claro. Al final tenemos que comer y siempre que esté integrado en tu contenido, que sea algo natural y que te encaje, pues bienvenido sea».
El vídeo que se viralizó cual covid se titulaba 'Estas influencers os están estafando', por Claudia Ayuso y María Cadepe en concreto, de las que alertaba que habían montado «un tinglado para curar a la gente a base de Reiki por Skype». Durante el confinamiento, también anduvo vigilante a este tipo de famosos pues tenían «mucho tiempo para desinformar». La Batman de las trolas 'influencers'. «No lo siento así, soy un actor más y susceptible también de liarla. No me siento por encima como para dar lecciones de moral. Sí que en la comunidad científica y divulgativa sabemos quién desinforma normalmente y lanza mensajes peligrosos. Estoy, más o menos, atenta para ver qué cosas se dicen y a quién están influyendo. Sobre todo, para ver cómo contrarrestarlo. Es mucho más fácil esparcir un bulo que intentar contrarrestarlo. Requiere muchísima más energía, más conocimiento y no se suele alcanzar a la misma gente. Eso sí es una lucha constante. Sabemos que tener un altavoz no significa estar informado. El otro día una 'influencer', bien conocida en estas cosas, dijo que para curarse el cáncer te fueras al Amazonas a tomar plantas».
¿La pandemia fue la edad de oro de la divulgación científica? «Fue el periodo más complicado, porque se sabía muy poco. La evidencia cambiaba día tras día, la incertidumbre era enorme y la gente requería muchas respuestas. Y eso nos llevó a algunos, yo incluida, a hacer afirmaciones antes de lo que debiéramos solo por intentar arrojar un poco de luz. Y ahora miro atrás, incluso en febrero 2020, y no debería haber hecho algún tipo de vídeos porque no sabíamos lo que nos venía. Es un vídeo en concreto, un trozo. Quizá hablábamos muy ligeramente de ciertas cosas. Nunca sabes lo que tienes que hacer, pero la respuesta es ser humilde. Eso fue una cura de humildad para la comunidad científica y la divulgación».
¿Percibiste que había quien le tenía ganas a la ciencia, el nuevo dios, y aprovechó la pandemia para cargar contra ella? «Sí. Pero paralelamente se ha valorado muchísimo con el tema de las vacunas. Hemos visto lo necesario que es tener una investigación básica fuerte, invertir en I+D+i, que un país tiene que tener potencia en esto, y lo que se valora cuando llegan los momentos malos. Se nos tiene que meter en la cabeza que la ciencia es una inversión a largo plazo. No inviertes para solucionar una vacuna en dos meses. Tienes que tener una base fuerte de investigadores que cobren bien, que no se tengan que ir al extranjero, una base sólida de cara a las nuevas amenazas… Rezo al diosito que no existe para que no vuelva otro virus, por favor».
Ver comentarios