García Montero sigue al frente del Cervantes: «Me sentí ratificado»

En su alocución ante los medios, el escritor hizo balance de su gestión en la anterior legislatura y aprovechó para mandar algún recado a esa derecha que critica la inversión en cultura. «En España tenemos la mala costumbre de despreciar la cultura con una derecha que cada vez que se invierte en cultura se dice que 'la gente está chupando del bote'. Y, claro, esto es tristísimo porque va en contra del desarrollo y del prestigio internacional del español y de España. Aquí en España nadie chupa del bote». A juicio de García Montero, invertir en cultura no es generar clientelismo: «Estoy en contra de cualquier tipo de clientelismo y defiendo la independencia de los creadores, como estoy en contra de la censura contra la cultura». El Cervantes, bajo su mando, «se dedica a enseñar español y también a hablar bien de España, sin mentir, fuera de España».

En lo que se refiere a la gestión, García Montero destacó que el Cervantes dispone ahora de más presupuesto que hace cinco años, más centros en el exterior y más personal. «Se ha doblado la curva del deterioro de la institución», se felicitó el poeta, quien no obstante reconoció que pese a este «buen viento» aún queda mucho por mejorar. Y una de las principales preocupaciones tiene que ver con el personal. Se ha pasado de los 937 trabajadores que había en 2019 a los 951 actuales, pero aún sigue habiendo centros sin jefes de estudios, administrativos, bibliotecarios y, por supuesto, sin profesores suficientes para atender a la demanda existente. A menudo deben recurrir a profesores colaboradores, que no tienen los derechos que tienen los trabajadores de plantilla. Con todo, el Cervantes sigue lejos de los 1.215 empleados que había antes de la crisis de 2008, y hoy tiene más centros que atender en el mundo.

Después de una década con la expansión internacional congelada, el Cervantes ha abierto centros en Dakar, Seúl y Los Ángeles. «Si en 2019 teníamos presencia en 86 ciudades de 45 países o territorios, hoy estamos en 100 ciudades de 50 países o territorios», dijo García Montero. En cuanto a la aportación de dinero público a los presupuestos del Cervantes, el director subrayó que se ha pasado de 66 millones de euros hasta casi 81, aún por debajo de los 90 que se aportaba antes de la crisis. Y muy lejos de los 350 que recibe el Goethe de Alemania o los 300 de la Alianza Francesa. En el último curso, el presupuesto total del Cervantes ascendió a 143,2 millones; la autofinanciación (ingresos propios obtenidos por matrículas de español, certificación...) asciende al 43,5 por ciento. El Cervantes espera que la financiación estatal suba a 90 millones en 2024.

En cifras, García Montero indicó que este último ejercicio el instituto se ha anotado más matrículas, ha habido más demandantes del diploma DELE, ha habido más presencia de mujeres en los actos culturales organizados por el mundo y ya se están ejecutando 20 millones de euros del Perte de la Nueva Economía de la Lengua. Pero, sobre todo, «por fin se ha reconocido la importancia del valor económico del español», según Carmen Noguero, secretaria general del Cervantes. «El idioma tiene un carácter tractor y genera riqueza, genera industria y genera comercio», dijo. La otra línea de actuación que ha llegado para quedarse tiene que ver con las clases telemáticas, un proceso acelerado por la pandemia del Covid. «La presencia digital va a tener muchísima importancia para llegar más lejos». Con esta nueva realidad, el número de clases presenciales supone el 69 por ciento del total.