Francisco Espejo, presidente de ACRE: «Nos indigna que el daño al 'Ecce homo' de Borja no haya sido reparado»

-¿Os indigna a los restauradores que el daño al 'Ecce homo' no haya sido reparado diez años después?

Claro que nos indigna, y la pasividad de la Administración, porque no es un caso aislado. Esto viene siendo una constante y debería responder para proteger el patrimonio. Nos indigna mucho además que en los medios de comunicación estos días se repita lo de «polémica restauración», porque no hubo una restauración y esta señora no era una «restauradora aficionada». La única diferencia de lo que hizo con un acto vandálico es que tuvo buena fe, pero de buena fe está el cementerio lleno. No deja de ser un acto vandálico contra el patrimonio. Una chapuza que, por desgracia, se sigue haciendo.

-Parece que se ha aprendido poco sobre el trabajo de los restauradores y conservadores en este tiempo.

Después de diez años se vuelven a repetir viejos estereotipos. Se habla de una polémica restauración cuando en ningún momento ha habido una restauración, porque la persona que lo intervino es una aficionada a la pintura. Es como decir que un curandero opera. No, opera un médico cirujano. Una buena o mala restauración la ejecuta un restaurador con una formación oficial. El problema es que seguimos repitiendo el estereotipo de que un restaurador es un artista, cuando es un profesional con una formación científico-humanística. Obviar esto permite que se repita esa mala praxis, que es un peligro para el patrimonio. Y hay muchos más 'ecce homos' que el de Borja. Lo que pasa es que no son noticia porque se siguen criterios estéticos. Solamente se hacen notables cuando el resultado es tan nefasto como el del 'Ecce Homo' de Borja, pero son muchos más y eso supone una merma para nuestro legado cultural.

-¿Qué supuso este caso para los restauradores españoles? ¿Qué repercusión ha tenido en vuestro trabajo?

En cierto sentido ha tenido una repercusión positiva, porque ha animado a luchar por la profesión, para que se regule y para que se cambie la Ley de Patrimonio de 1985 ya que puso de manifiesto la vulnerabilidad en la que queda el patrimonio que no está catalogado y la vulnerabilidad de nuestra profesión, que no está contemplada en dicha ley y no está regulada. No se entiende que la Administración pública no revierta esa situación y que se eduque a profesionales a los que luego no se protege. En el anteproyecto de ley para reformar la Ley de Patrimonio de 1985 ya aparecemos los restauradores como las personas que debemos intervenir, pero muy parcialmente todavía. Y este patrimonio más vulnerable no está recogido, cuando es ahí donde está el peligro. Nosotros seguiremos luchando en la medida de lo posible y esperamos que la situación se revierta, que la ley se actualice y, sobre todo, que nuestra profesión se regule.

-¿Cómo afectó la intervención de Cecilia a la pintura? ¿Se llegó a estudiar por parte de profesionales?

Se llegaron a hacer una serie de informes y parece ser que la intervención dañó bastante el original. La familia de Elías García se planteó denunciar, pero claro, cuando una persona ha fallecido hace más de 70 años es muy difícil porque no se consideran daños contra la propiedad intelectual. El santuario donde se encuentra el Ecce homo, hasta donde yo sé, no está declarado de interés cultural y no está protegido. E incluso si estuviera protegido, si en el expediente de protección no aparecen los bienes muebles de su interior o se especifica esa pintura mural, queda exenta. Puede intervenirla cualquiera y no se puede denunciar. Esa es la vulnerabilidad en la que se encuentra el patrimonio que tiene interés público, pero no está declarado de interés cultural.

-¿Qué valor tenía la obra?

Elías repitió un viejo grabado del 'Ecce Homo' y no es que tuviera un gran valor artístico, pero sí valor histórico y afectivo dentro de su contexto.

-¿Cuánto costaría restaurarla hoy en día? ¿Qué supondría?

Esa es la gran pregunta. Habría que ver en qué condiciones se encuentra el muro, su humedad y otros factores que se tendrían en cuenta a la hora de intervenir la obra. Habría que considerar la remoción de ese repinte y ver en qué estado lo dejó esta señora. Si pintó directamente encima de la pintura mural original, si hizo que se desprendieran capas pictóricas al aplicar la pintura… Habría que considerar qué hizo ella, qué eliminó y qué es lo que queda del original. Porque a lo mejor ya queda muy poco. A veces los aficionados, sobre todo en imaginería, eliminan la pintura original. Retallan, reestucan y repintan, muchas veces atendiendo a criterios contemporáneos que para nada tienen que ver con la restauración. Y del original queda el tronco, por así decirlo, casi nada.

-¿Con qué otros casos os estáis encontrando en ACRE?

Se está dando a diario, sobre todo en la esfera de la imaginería. Constantemente. La diferencia es que, como normalmente se atiende a criterios estéticos, el resultado aparentemente no se nota, pero eso no significa que sea una mala intervención y que se esté dañando al original. Hay piezas del siglo XVIII que son ya del XXI por las modificaciones que han sufrido. En el caso del 'Ecce homo', el resultado estético fue nefasto y llamó la atención porque fue una sátira. Resultan llamativos estos casos, pero también están los que no se ven, que son más y que se realizan con total impunidad. A ACRE nos llegan quejas de particulares porque la gente se va sensibilizando.

-¿Qué mensaje crees que se transmite a la sociedad el hecho de que no se haya reparado el 'Ecce Homo'?

Que cualquiera puede intervenir el patrimonio y no tiene consecuencias negativas, que se puede seguir haciendo. Cecilia ha acabado prácticamente como una heroína. Como su acción ha tenido un beneficio económico… Pero ese beneficio no la justifica en ningún momento. Borja se ha convertido en un parque temático, pero para parques ya tenemos Port Aventura, Isla Mágica, la Warner o Disneyland.

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-El fenómeno genera unos ingresos en Borja de más de 40.000 euros anuales. No parece que allí estén por la labor de restaurarlo.

Creen que es mejor dejarlo como está porque lo que había ni se conocía ni daba beneficios, pero si pensáramos así se llenaría el mundo de 'ecce homos'. Supone un antecedente muy peligroso para el patrimonio. Si hiciéramos eso con todo acabaríamos por cargarnos nuestra historia. Ese reclamo turístico no es correcto éticamente con el patrimonio, pero cuesta convencer a la gente de Borja porque hay todo un merchandising alrededor, de la gente que va a visitarlo, que compra una botella de vino con la etiqueta… La marca está registrada, una marca creada a raíz de una chapuza.

-Parece de película de Alfredo Landa.

De Manolo y Benito y 'Manos a la obra'.

-Hay quien defiende que debe mantenerse porque dice que el 'Ecce homo' de Cecilia es un icono de nuestra época.

Un icono de lo que no debería ser, mejor dicho. Así somos los españoles. Creen que esto solo pasa en España y no es algo propio de nuestro país. Por ejemplo, en América Latina es una constante, aunque se están sensibilizando de que no es lo correcto. Hay convenios internacionales con los criterios que seguimos los restauradores profesionales. La Ley de Patrimonio de 1985, que está totalmente anticuada, ya habla en su preámbulo de los convenios y recomendaciones que España ha suscrito y que la ley debe adaptarse.

-¿Crees que tanto Cecilia como quienes le permitieron intervenir en la obra deberían haber pagado por su acción de alguna manera, con algún tipo de multa?

Este tipo de acciones deberían frenarse con una actualización legislativa que no solo contemple a los bienes de interés cultural que ya están protegidos y a los más relevantes, sino también a otros más pequeños de pueblo, que también forman parte de la memoria. Que haya una legislación que regule que se tenga que pedir permiso para intervenir. Al final esta señora y quienes se lo permitieron han quedado impunes y su intervención es irreversible porque el original se ha dañado y no se puede recuperar. En el caso del San Jorge de Estella sí hubo una sanción porque era un bien que estaba protegido y legalmente se pudieron tomar acciones. En el caso de Borja solo quedaba que la familia de Elías García pudiera denunciar, pero como el autor había muerto hacía más de 70 años, no hubo nada que hacer. Creo que tienen motivos para estar indignados, porque han borrado la huella de su familiar.