Los fotógrafos reclaman a Cultura un Centro Nacional «a la altura de lo que este país se merece»

Como nunca se ha dado antes, en estos tres días, fotógrafos artísticos, de moda, fotoperiodistas, publicistas, docentes, promotores culturales, restauradores, comisarios, galeristas y editores han debatido las necesidades de un sector que en España está abandonado en muchos aspectos, analizando el pasado y presente, reflexionando entorno al futuro y viendo cómo desarrollan en otros países sus centros de fotografía desde hace décadas.

Promovido por la Plataforma Centro Nacional de la fotografía e Imagen y la Universidad de Alcalá, se pretende, en boca de su presidente el premio Nacional de Fotografía Juan Manuel Castro Prieto, «ponerle fácil al Ministerio de Cultura la creación de un centro a la altura de lo que este país se merece». «No nos confundamos. Aunque las perspectivas son buenas, el centro no está creado». Y subrayó que el congreso, financiado en gran parte por la plataforma, «se celebra gracias al esfuerzo de los fotógrafos». «El ministerio está llevando a cabo la parte burocrática y administrativa redactando el Real Decreto para su creación, que ya ha pasado la fase de consulta y ahora está en trámites ministeriales para llevarlo al consejo de ministros», cuenta Sandra Maunac, promotora cultural y secretaria de la plataforma. Pero hasta que no eche a rodar de forma oficial tal centro en la ciudad de Soria, se creen sus estructuras y un patronato, «tenemos que confiar en la buena voluntad del ministerio: nos necesitan», comenta Castro Prieto. Y lo cierto es que ya desde la Secretaría de Estado y de la dirección general de Patrimonio y Bellas Artes ya les están pidiendo asesoramiento previo a la fundación trazando redes de colaboración a nivel nacional e internacional, desarrollando un portal virtual, etc.

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El debate ya arrancó en la primera mesa, 'Actualidad y futuro de la fotografía española', en la que Laia Abril señaló que las mujeres fotógrafas, cuando llegan a los 40, «desaparecen» y en la que Alejandro Castellote observó que los museos y centros de arte, que habían preconizado integrar a la fotografía en el sistema general del arte, siguen sin tener responsables específicos de fotografía. Una espectadora llamó la atención sobre que los fotógrafos de carreras medias «están acaparando los espacios disponibles para los jóvenes de 20 o 30 años». El problema de la edad y del relevo generacional ya ha estado presente desde el primer día como un asunto todavía no afrontado por la fotografía española.

La industria es uno de los pilares básicos que tiene que soportar a ese futuro centro. En la mesa debate de ayer, 'Vivir de la fotografía', un grupo de fotógrafos de sectores dispares hablaban de cómo, en España, «ganarse la vida» tiene sus complejidades. El multipremiado fotoperiodista Santi Palacios espeta sin miramientos: «En España como colectivo valemos mucho, pero a título individual no valemos nada», en relación a lo precario que es poder vivir con dignidad del fotoperiodismo.

Silvia Omedes reivindicó el ejemplo de Joana Biarnés, primera mujer fotoperiodista contratada por un periódico español. Como directora de la fundación Photographic Social Vision en Barcelona, puso en valor y dio a conocer al gran público la obra de esta fotógrafa injustamente olvidada con un archivo histórico desde los años 60 a los 80 de una calidad indiscutible. Gracias a ese esfuerzo, de hecho, se puede ver estos días la exposición 'Joana Biarnés. Madrid / Moda a pie de calle' en la Sala Canal de Isabel II de la capital.

Otro asunto recurrente que sobrevoló las jornadas, y sus graves consecuencias sobre la debilidad del mercado fotográfico, fue el de la falta de pedagogía visual. «Sin gente formada en apreciar la imagen y valorarla, no podemos tener un mercado más allá de las élites», indicó Daniel Belinchón, fundador de FOC. Alberto Anaut, de La Fábrica, contextualizó los problemas de la fotografía pidiendo al sector que no los viva desde un victimismo endogámico. «A la fotografía le iría mucho mejor si se considerara parte del arte con los mismos problemas del arte», reflexionó. En esa línea, Alicia Ventura ya había confesado que «las empresas que apoyamos a la fotografía echamos de menos su presencia en las ferias del arte». «Después del mal llamado 'boom del fotolibro' he visto desaparecer editoriales y a fotógrafos con nombre preguntando cómo pueden exponer. Falta una institucionalización de la fotografía», observó Gabriela Cendoya.

Hoy se clausura el congreso repleto de ideas, de propuestas y voces, centenares de brazos queriendo remar al unísono. Ahora sólo falta que ese caudal lo recoja el futuro Centro Nacional de Fotografía y lo proyecte al futuro.