Eva Orúe, directora de la FLM: «Una feria con 10 millones de visitantes sería una catástrofe»

Al preguntar por el éxito de su gestión, Orúe contesta sin titubear: «Buscar la manera en que todos los que quieren estar, estén a gusto». Amaina la disputa latente entre gremios y se amplían los espacios alternativos. Con el deporte como eje temático, la Feria del Libro de Madrid ofrece una programación que mezcla conversaciones y charlas con autores como Richard Ford o Mariana Enríquez hasta deportistas como el ex futbolista Miguel Pardeza. Este fin de semana, libreros y editores suben la persiana y el sector editorial.

—¿En qué consisten los aciertos de Orúe? ¿Cuáles son los grandes avances de esta edición?

—Hay tres medidas. La primera, hemos buscado una manera para los que quieren estar en la feria, estén. La hemos modernizado, en muchos aspectos: desde la tipografía o la numeración hasta el esquema de casetas. Y la tercera: aun perviviendo las lógicas discrepancias entre quienes hacen la feria, encontramos un terreno de compromiso y un cierto buen rollo. La feria es de los libreros, aunque si hablas con algún librero te dirá que hace tiempo que dejó de serlo. De las 359 casetas, 117 son de librerías.

—La Feria tiene, ¡al fin!, una programación en toda regla.

—Antes había un invitado y buena parte de esa programación se dejaba en manos de sus organizadores y el resto pertenecía a los expositores. La feria ofrecía lo que ofrecían los expositores. Ahora trabajamos con un tema vertebral que nos permite generar nuevos espacios. En esta edición hemos contratado una persona de programación.

—¿Cómo beneficia a la FLM la declaración de Bien de Interés Cultural?

—Es un proceso que aún está en marcha. La FLM ya tiene un estatus aportado por el ayuntamiento, pero el nuevo aporte de la CAM es maravilloso. Todavía no es una realidad como tal, es un proceso ya votado en la Asamblea pero que debe materializarse. Sin duda es un reconocimiento y una manera de apoyarnos y un elemento adicional. Estar en un lugar que es patrimonio de la Unesco nos obliga a hacerlo cada vez mejor.

—¿La cancelación ha amenazado alguna vez la FLM?

—Si lo ha hecho, yo no he sido consciente. En las tres ferias que llevo aquí no se nos ha dado ningún caso todavía. Nadie ha apuesto condiciones para participar. El primer año, al inicio de la guerra de Ucrania, una autora ucraniana se negó a hablar con un autor ruso. Es lo único que recuerdo como episodio de ese tipo.

—Una de sus principales banderas ha sido el tema medioambiental. ¿Por qué?

—El compromiso ecológico es importante. Nosotros somos una presencia invasiva en el Retiro. Lo sabemos y no podemos actuar de otra manera. Somos muchos, hacemos mucho ruido, ocupamos espacio. Por eso intentamos compensar la huella de carbono, empleamos un combustible especial, hemos limitado la entrada de vehículos particulares, ampliamos el tipo de contenedores y reciclaje. Es un esfuerzo ecológico y tenemos que hacerlo.

—Otra vez la Feria afronta estreno con Champions. ¿Qué prefiere: más visitas o más ventas?

—El impacto de ventas nos importa, de la misma forma en que nos importa el impacto que pueda tener programación. Tenemos una vocación de incidir. El número de visitantes no es una obsesión. Una feria con 10 millones de visitantes sería una catástrofe. El año pasado tuvimos un millón de visitas pero los que vinieron compraron más. Nos interesa que venga mucha gente y que se sienta cómoda. Trescientas cincuenta y una actividades es una buena forma de permitir que eso ocurra.