Esteban González Pons: «Me criticaron porque los políticos no pueden decir coño ni hablar de sexo; pienso seguir haciéndolo»
El eurodiputado popular presenta una novela de vampiros ambientada en el Congreso de los Diputados
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Iniciar sesiónSon las diez de la mañana. El político del Partido Popular Esteban González Pons se abre paso en el restaurante La Rotonda del hotel Palace, en Madrid. Ha venido a hablar no de las negociaciones fallidas para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, ... ni de la política en el Parlamento Europeo o la extinción de delitos. El valenciano acude para hablar de ‘El escaño de satanás’ (Espasa), segunda novela tras su debut en 2020 con ‘Ellas’ (Planeta). Del amor de aquel libro salta ahora a la novela de terror.
Todo comienza con el hallazgo de la cripta de una mujer en el sótano del Congreso de los Diputados. Tras una crisis sanitaria y política, y a las puertas de unas elecciones generales, dos grupos emergentes y radicales se disputarán la formación de Gobierno ante la incapacidad para llegar a un acuerdo moderado por parte del PP y el PSOE. En medio de semejante percal, un diputado socialista es mordido por un vampiro.
En lo que él llama un homenaje a la literatura de vampiros desde Bram Stoker hasta hoy, González Pons ficciona una epidemia que acaba convirtiendo en monstruos y muertos vivientes a todos los diputados. A la manera de un esperpento o una fábula moral, según su autor, ‘El escaño de satanás’ tiene desde sexo en un escaño del Partido Popular hasta cameos, incluido el del líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, que aparece mencionado como el apóstol Santiago. La metáfora no puede ser más clara: la vida política en España se hace sobre un cementerio.
La vocación literaria le puede a Esteban González Pons, incluso más que la política. Por eso seguirá escribiendo, pase lo que pase. No piensa cortarse un pelo, ni en su prosa erótica, que le valió el chascarrillo de González Porn, ni en sus experimentos con vampiros ni muertos vivientes. Así lo comenta en los 40 minutos de una entrevista —y no con un vampiro— que llega a su fin cuando el expresidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, se acerca a saludar a su paisano y compañero de partido.
—Renovación de CGPJ, Parlamento Europeo, ejecutiva del PP... ¿Cuándo escribe?
—Es una disciplina. Escribo de seis a ocho de la mañana. También en los aviones y las salas de espera de los aeropuertos. Pero ‘El escaño de satanás’ lo escribí cuando tenía tiempo, antes de la llegada de Feijóo.
—Un vampiro en el congreso, ¿dónde está la ficción?
—En que es un vampiro de verdad. Es una gran metáfora de la política española, pasada por el prisma del esperpento.
—Una cripta de una mujer bajo el Congreso. ¿Una fábula moral?
—Hay una fábula moral que se despeja al final. Lo de la cripta no es inventado. Hay un cementerio bajo el congreso. La realidad constituye una metáfora: la vida política en España sucede sobre un cementerio.
—¿Por qué tiene que ser vampiro un diputado del PSOE y no del PP?
—Hay un diputado del PSOE mordido, pero los del PP caen como moscas y los funcionarios de la casa también. Los vampiros no distinguen ideologías.
—‘El escaño de satanás’ es…
—Una novela de terror político. Dudé sobre si usar los nombres originales de los partidos, pero lo hice. Hay cameos, incluyendo uno de Feijóo. Cuando ocurre la revolución de los diputados, dicen: «Lo sabe el apóstol Santiago y ha dado el visto bueno».
—¿Se refiere a la defenestración de Pablo Casado?
—No daré detalles.
—Hay sexo en el congreso. ¿Le puede lo erótico?
—En la primera novela fui criticado porque los políticos, dijeron, no podemos decir la palabra coño, ni hablar de sexo y por eso pienso seguir haciéndolo. Por eso he insistido. Soy libre de escribir lo que quiera.
—¿Dónde hay más muertos vivientes, en el gobierno o en la oposición?
—En la política hay muertos, muertos vivientes, vivos que no saben que están muertos y resucitados.
—¿Quién es el resucitado más peligroso?
—Hay uno que se llama a sí mismo el resistente y a su proceso de zombificación lo llamó ‘Manual de resistencia’.
—Los políticos en España no leen, y cuando citan libros se equivocan.
—Cuando estás en lo más alto de la política no tienes tiempo para leer, pero tenemos políticos que leen mucho.
—No parece.
—Los grandes discursos tienen una tendencia ridícula a incluir citas de autores clásicos. Las citas hay que ponerlas cuando son imprescindibles, de lo contrario, parece una impostura.
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—Un libro reciente que lo haya sorprendido.
—‘Pura pasión’, de la premio Nobel Annie Ernaux. He quedado fascinado.
—¿Sigue pensando que ha sido cobarde por dedicarse a la política y no a la escritura?
—Si hubiese sido valiente habría intentado ser escritor desde el principio. Quería estudiar filología hispánica, pero soy un chico de los sesenta. Sólo tenía dos opciones: derecho o medicina.
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