De Eragon a Murtagh, el regreso de Christopher Paolini a los jinetes de dragón
El escritor celebra los veinte años de la saga con una edición ilustrada y nuevas aventuras en Alagaësia
Rebeca Yarros, Christopher Paolini, Brandon Sanderson... El fenómeno imparable de las sagas fantásticas
Christopher Paolini, durante su entrevista en Madrid
Christopher Paolini (Montana, Estados Unidos, 1983) llega a Madrid aquejado de un virus alemán y sin el sombrero de espadachín que le acompaña en sus giras («se le ha caído una tachuela y tengo que repararla», dice con pena), pero su determinación no flaquea. ... Más de cuarenta millones de ejemplares vendidos de su saga de 'El Legado' apuntalan la confianza que irradia cuando habla de las dos últimas entregas de su particular universo, una edición conmemorativa del primer libro de la serie, 'Eragon', de cuya publicación se cumplen este 2023 veinte años, y 'Murtagh', un 'spin off' posterior a 'El Legado' centrado en su medio hermano y su dragón Espina (ambas publicadas por Roca editorial).
El autor escribió 'Eragon' con apenas 15 años y saltó a la fama con 20. La última parte de la tetralogía, 'Legado', se publicaba en 2011. Después de tanto tiempo, afirma que retornar a la tierra de Alagaësia «ha sido como volver a casa después de un largo viaje». Echando la vista atrás, incluso parece que nunca la ha dejado del todo. Además de los títulos que forman parte de la saga propiamente dicha –a los mencionados 'Eragon' y 'Legado' se unieron 'Brisingr' y 'Eldest'–, Paolini publicaba 'El tenedor, la hechicera y el dragón' en 2018 en nuestro país.
Serie en marcha
También hay en marcha una serie basada en 'El Legado' en la que ha participa como coguionista y productor ejecutivo que verá la luz en Disney+, aunque no se atreve a aventurar la fecha del estreno debido a los retrasos por la huelga de guionistas y actores que asoló Hollywood meses atrás. «Estoy emocionado por tener la oportunidad de hacer una adaptación fiel y nueva de 'Eragon'», señala convencido de que este formato se adapta mejor a su obra que una película. De hecho, el filme que se estrenó en 2006 sobre ella, dirigido por Stefen Fangmeier, no tuvo la acogida que esperaba y la crítica señaló precisamente la falta de exactitud con el original como responsable.
No es de extrañar que quiera volver a intentarlo, Paolini siente que la saga ha ido paralela a su vida. Murtagh es un personaje mucho más complejo que Eragon («aunque eso va a cambiar en libros futuros, sobre los que no puedo adelantar nada más», advierte), lo que le ha permitido poner a prueba su evolución en la escritura. Además, publicarlo tan joven ha hecho que Paolini haya madurado al mismo tiempo que parte de sus lectores. «Es muy interesante y no hay muchos escritores a los que les pase. Con algunos me escribo desde que autopubliqué el primer libro, hace 21 años». Por ello, aunque 'Murtagh' es apropiado para el público juvenil, quiere que «quien haya crecido leyendo la saga encuentre también gratificante esta entrega».
El libro coincide en las librerías con otros fenómenos del género, como los protagonizados por Rebeca Yarros o Brandon Sanderson, pero no se siente intimidado: «Me gusta que haya otros autores con fama porque atraen a más lectores y eso es bueno para todos». Sin embargo, Paolini no piensa que estemos viviendo un particular auge de la fantasía. «Me hacen esa pregunta desde que publiqué 'Eragon'. Sí que he tenido la suerte de publicar fantasía en Estados Unidos en un momento en el que es mucho más popular de lo que era. Durante muchos años, la ciencia ficción le llevaba ventaja. Eso cambió con Harry Potter y las adaptaciones cinematográficas de 'El señor de los anillos', 'Los juegos del hambre'...».
A su juicio, está relacionado más bien con el hecho de que la fantasía trata de los sueños, las ambiciones y los temores más profundos del ser humano. De ahí que la atracción que siente nuestra especie por las criaturas fantásticas, como sus dragones, permanezca intacta. Y de ahí que piense que el género guarda una íntima relación con los mitos y leyendas más antiguos. «Si escribieran ahora 'Gilgamesh', la 'Odisea' o 'Beowulf' serían fantasía en estado puro. No creo que sean menos populares ahora que hace 3.000 años».
El poder del lenguaje y la IA
Capítulo aparte merece la importancia que le da Paolini al lenguaje en el 'Legado', además de crear un idioma propio, muchos de los hechizos se desencadenan con tan solo pronunciar determinadas palabras. Una fuerza que el escritor le concede también en la vida real. «Creo que leer y escribir son lo más cercano a la magia que hay en el mundo. A través de ellos podemos meternos en la cabeza de una persona, saber lo que piensa o hasta experimentar su vida. Nos permite transmitir información, describir cómo funciona el universo... Es mágico, ¿no? La capacidad de usar el lenguaje es el gran superpoder de la humanidad. Por eso, en los folclores y en las tradiciones, con frecuencia, se cree que cuando eres capaz de ponerle nombre a una persona consigues controlarla. En mis fantasías y en mis historias eso se lleva al extremo. Si conoces el nombre de algo, eso te otorga un poder mágico sobre ese objeto. No en balde hay una palabra antigua para referirse a la magia en inglés que es 'grammary'. Básicamente es gramática».
El autor percibe que ambas actividades son tan intrínsecamente humanas que ni de lejos se siente amenazado por la inteligencia artificial generativa, a la que otros colegas suyos, como George R.R. Martin, han llevado a los tribunales por usar sus obras para entrenarla sin consentimiento. «No es inteligente. El ChatGpt, la IA generativa..., es un autocorrector en estado puro. No digo que no pueda resultar útil o que no vaya a tener efectos profundos sobre la sociedad, pero no es inteligente», responde Paolini, que ha investigado mucho sobre ella para 'Fractalverse', la saga de ciencia ficción que inauguraba en 2020 con 'Dormir en un mar de estrellas'. «No se va a convertir en autoconsciente en el corto plazo del mismo modo que no sabemos cómo los átomos de nuestro cerebro son conscientes de que lo son. Es bastante improbable que podamos replicar una estructura que no entendemos en otro ordenador».