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ABC Cultural

El drama de veranear en el tren

BITÁCORA DE NUESTRA DERROTA

«El 'en breve' ferroviario es primo hermano del 'vuelva usted mañana'. Puede ser en tres minutos o en tres horas»

Del coche al auto-híbrido-enchufable-robótico

Antes los trenes parecían máquinas perfectas. Si se decía 18.42, era 18.42. Ahora el megáfono es una herramienta de trabajo más EFE
Alfonso J. Ussía

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Hubo un tiempo en el que viajar en tren era una apuesta segura. Se llegaba a la estación con la certeza de que el tren saldría a su hora, y lo que era aún más asombroso: llegaría también a su hora. Y si decía ... 18.42, era 18.42, no al día siguiente, ni a las 19.42, ni a vaya usted a saber. Antes se utilizaba el tren para llegar a un destino de vacaciones. Ahora se pasan las vacaciones en el tren porque los trenes funcionan peor que un bastón redondo. Uno llegaba a su vagón con el periódico bajo el brazo, una novela de 500 páginas, una botella de agua y esa fe ciega en los horarios que, como todo lo bueno en esta vida, ya no existe. Hoy, viajar en tren es más parecido a jugar a la ruleta rusa con Renfe o con quien sea que gestione eso que antes se llamaba «red ferroviaria» y ahora parece un algoritmo programado por estudiantes de primaria.

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Sobre el autor Alfonso J. Ussía

Alfonso J. Ussía (Madrid, 1983) es escritor por vocación. No podía ser de otra manera. Ha publicado columnas en El Confidencial y en The Objective. Colabora con la revista Ethic y tiene una sección en Onda Cero, Contrabando, en la que reúne algunos de los personajes más ilustres, canallas y desconocidos, que gastaron sus días en la ciudad de Madrid.

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