Suscríbete a
ABC Cultural

Un Dios que responde

UN VERANO PERDIDO

Salvador Sostres demuestra en Roma por qué nunca nadie debería poner en duda la amabilidad de Butragueño

Koldo, pero con delfines

Emilio Butragueño atiende a los fans Ana Pérez Herrera
Salvador Sostres

Esta funcionalidad es sólo para registrados

He acudido a Roma con mi familia para asistir a la defensa de la tesis de nuestro querido Carlos. A la salida de la Universidad Pontificia y bajo el calor sofocante acudimos con el ya doctor en teología al restaurante Abruzzi, vía del Vaccaro, muy ... frecuentado por curas. Nos oye hablar en español y un camarero eufórico exclama: «¿Españoles? Mi dios es Emilio Butragueño y el Real Madrid». Habla con mucha gracia nuestro idioma. Nos levantamos para abrazarlo -mi mujer le explica que es del Barça, supongo que por lo que dice Rajoy, de crear buen ambiente en la sala- y nos cuenta su vida ligada a las gestas del club, la historia de su hija con la que comparte militancia y que ya ha ido al nuevo Bernabéu y que él espera conocerlo la temporada que viene. «Mi dios es Butragueño», repite, cuando ya la euforia remite y nos volvemos a sentar, «y la ventaja con el otro Dios es que por lo menos el Buitre sabemos seguro que existe». Y entonces la cálida noche romana resbala hacia su magia.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia