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ABC Cultural

El diario 'Pueblo' y la fascinante historia de un periodismo que ya no existe

Jesús Úbeda reconstruye la historia de un periódico y una redacción libérrima en la que coincidieron Raúl del Pozo, Raúl Cancio, Felipe Navarro (Yale), José María García y unos jovencísimos Arturo Pérez-Reverte, Rosa Villacastín o Julia Navarro

Los de diario 'Pueblo' rompieron todas las normas, hasta el descanso dominical de la prensa. ABC
Karina Sainz Borgo

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Perros de caza, mercenarios con cámara colgada al cuello y libreta en el bolsillo, canallas y libertinos… o libertarios. Así son los periodistas que Jesús Úbeda retrata en 'Nido de piratas' (Debate), un libro coral que cuenta al lector la «fascinante historia» del diario 'Pueblo'. No hay hipérbole en el subtítulo del libro. Línea a línea, Úbeda ofrece la fotografía de un mundo poblado por seres casi mitológicos. Todo comienza en el año 1964, cuando el periódico de los sindicatos verticales se traslada al número 73 de la madrileña calle Huertas.

Dirigido por Emilio Romero, y con una tirada de más de doscientos mil ejemplares, 'Pueblo' se convirtió en la cantera, laboratorio, escuela y guarida de los pioneros de la información en una España rumbo hacia la democracia. En la redacción de 'Pueblo' todo era posible. Entre partidas de póker, botellas de whisky y una espesa nube de tabaco negro, coincidieron reporteros dispuestos a todo. Enganchados a la noticia, lo hicieron todo para publicarla primero. Rompieron todas las normas, hasta el descanso dominical de la prensa, con el viaje de Juan Carlos I al Sahara.

En las páginas de aquel periódico José María García entrevistaba a Bernabéu un día y a Raphael otro; Raúl del Pozo escribía desde Argentina en marzo del 71 y en diciembre se recorría La Mancha con Juan Pla para escribir un reportaje inspirado en el Quijote; Raúl Cancio fotografiaba a Nixon; Rosa Villacastín recorría Marbella en minifalda tras los pasos de Audrey Hepburn y un jovencísimo Arturo Pérez-Reverte pasaba de cortar teletipos en Nacional a iniciar su carrera como corresponsal.

Contado con precisión, humor y un respeto reverencial, Jesús Úbeda escribe con las ganas de quien hubiese ser uno de aquellos piratas. Como ya lo hizo en 'No le des más whisky a la perrita', aquellas deliciosas memorias de Raúl del Pozo, aquí Úbeda va de personaje en personaje hasta construir una historia sabrosa, divertida, canalla la mayoría de las veces y definitivamente necesario. Úbeda cuenta un mundo que ya no existe, una España ya no existe, una profesión que ya no existe.

En la redacción del diario 'Pueblo' todo era aventura y abordaje. Ante el folio en blanco de sus máquinas Olivetti, para los reporteros de aquel diario el mundo era inédito. Úbeda recurre a sus recuerdos, anécdotas y palabras de sus plumillas, pero también de los testigos directos de aquella nave fascinante: abogados, curas, peluqueros, fotógrafos…

Hacer llorar a las viudas

Sucesos era el territorio más salvaje, libérrimo y atrevido del diario 'Pueblo'. Los métodos heterodoxos de sus redactores, su ética laxa y su lógica mercenaria eran el ejemplo de su voracidad periodística. Julio Camarero, cuenta Úbeda, fichó por 'Pueblo' al poco de cumplir la mayoría de edad. Llegó a ser jefe y corresponsal en Uruguay, pero fue en la sección de sucesos donde consolidó su firma. Hizo de todo por una exclusiva: hacerse pasar por policía para robar las fotos del difunto y sus familiares, además de cortarle el paso a cualquier otro reportero que pudiera adelantársele. No deje pasar a los periodistas, que lo dejan todo perdido, advertía a los familiares. Era especialista en hacer llorar a las viudas para publicarlas en la portada, también un experto en fotografiar cadáveres, trozos de vísceras. Cuanta más casquería, mejor.

Hicieron su agosto en el diario 'Pueblo', cuando Felipe Navarro, conocido como Yale, contó que el paciente del trasplante de corazón a cargo del yerno de Franco, Cristóbal Martínez-Bordiú, había muerto. Trabajaban día y noche. Su vida era el periódico. Lo primero que Vasco Cardoso Lourinho, por entonces redactor de Sucesos de la sección que comandaba Manuel Marlasca Cosme, le dijo a Rosa Villacastín cuando esta se incorporó: «Vas a aprender periodismo. Pero una cosa te digo: : aquí no se puede poner malo nadie. Si quieres vacaciones, no las vas a tener Eso sí, si vas a follar, tendrás todos los días que quieras».

Cierre con Whisky

«Hacíamos una vida nocturna muy golfa, porque el periódico se prestaba», explica Arturo Pérez-Reverte. Cierres maratónicos, jornadas de trabajo que podían durar hasta las cuatro de la mañana y que acababan siempre en la peregrinación por bares, tablaos, whiskerías y otros sitios donde la juerga seguía. Bebían y escribían como si ni hubiese mañana. Aquel periodismo desaforado, libérrimo y canalla daba exclusivas, reventaba los quioscos.

Las noches de cobro, se organizaba en la sede de 'Pueblo' una timba. Cuenta Raúl Cancio a Úbeda cómo corría el dinero en aquellas jornadas de juego en las que disparaban el PIB de Escocia dándole al whisky. Manu Marlasca aprendió qué era una escalera de color en Huertas, 73. «Me enseñaron a jugar al póker ahí, en el laboratorio fotográfico, Raúl del Pozo tenía fama de ser un verdadero maestro de aquello. Recuerdo los puros, el olor a puro. Lo tengo en el puto cerebelo».

'Pueblo' se confeccionaba por la noche. Había dos redacciones, una que trabajaba a altísimas horas y otra que lo hacía por la mañana. También había dos turnos para los subdirectores: uno, de ocho de la mañana a ocho de la tarde; el otro, de ocho de la tarde a ocho de la mañana. El periódico se hacía con 24, 36 o 48 páginas, en pliegos grandes.

«Sobre la una o las dos de la madrugada, cuando él quería , venía don Emilio al periódico . Lo primero que hacía era despachar con el subdirector de turno. Lo primero que hacía era despacha con el subdirector de turno. Con nadie más. A los famosos los veía después», cuenta Julio Merino sobre unos tiempos de cierre hoy impensables. En 'Pueblo' todo era posible, siempre que alguien estuviese dispuesto. Siendo apenas una aprendiz, Rosa Villacastín hizo Sucesos, Provincias, Laboral y Nacional

«Tan duras como nosotros»

Este puede que sea uno de los capítulos más interesantes, entre otras cosas, por la diferencia de opiniones. «En aquel momento ningún periódico español, ni 'Informaciones' ni 'El País' cuando salió, tenía tantas mujeres como Pueblo, incluso antes de la democracia. Y sí, se decían cosas muy bestias, machistas en el sentido de la dialéctica y las maneras, pero las tías tenían el mismo nivel que los tíos, trabajaban y firmaban igual. Y eran tan duras como nosotros. Juana Biarnés, Carmen Rigalt, Julia Navarro, Queca o Rosa Villacastín no se achantaban, eran muy duras», dice Arturo Pérez Reverte.

Así como Cristina Buhigas, y Julio Merino aseguran que las mujeres tenían poder y estaban representadas en la redacción en condiciones similares a los hombres, Julia Navarro discrepa: «La redacción era bastante machista, como la sociedad de la época, pero tampoco quiero juzgar el pasado con ojos del presente. Sería absolutamente ridículo». Julia Navarro, hija de Yale, comenzó su carrera en 'Pueblo', comenzó haciendo información de corazón, pasó luego a trabajar fuentes más serias, como Educación y acabó en política. Mi primera gran oportunidad llegó con la preparación de las primeras elecciones», explica a Úbeda en ocasión de la entrevista que hizo a Felipe González cuando este se encontraba aún en la clandestinidad. Contado por Úbeda, diario 'Pueblo' parece una galaxia, un mundo extinto, deliciosamente incorrecto, delirante. La foto fija de un tiempo en el que todo estaba por construirse.

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