Descubren posibles restos de la mítica batalla de Salamina
Grecia lleva casi una década realizando excavaciones arqueológicas subacuáticas en la bahía Ambelaki, que han sacado a la luz interesantísimos vestigios de la antigua ciudad de Salamina
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Excavaciones en bahía Ambelaki donde han descubierto posibles restos relacionados con la batalla de Salamina
La mañana del 26 de septiembre del 480 a.C., en las aguas del golfo Sarónico, se produjo una de las batallas más importantes de la historia de la Antigüedad: las tropas atenienses, bajo el mandato de Temístocles, derrotaron a los persas de Jerjes en el estrecho de Salamina ... .
Tras la caída de Leónidas y los 300 en el desfiladero de las Termópilas, los atenieses, temerosos de los persas y siguiendo las órdenes de Temístocles, abandonaron la ciudad y se refugiaron en la cercana isla de Salamina. En esta decisión, el Oráculo de Delfos jugó un papel fundamental: la Pitia había dicho a la primera delegación ateniense que acudió a consultar el Oráculo que huyesen al «fin del mundo y abandonaran sus casas», mientras que una segunda consulta, matizó la primera afirmando que Zeus les protegería con unas murallas de madera.
En Atenas, la discusión sobre si el Oráculo se refería a evacuar la ciudad o a quedarse, se decantó por la primera. Temístocles preparó al ejército ateniense para la batalla en el mar. En Salamina, el audaz arconte había conseguido destinar parte de los fondos públicos de la polis en la construcción de una flota de 300 trirremes. Los trirremes, de unos 30 metros de eslora, mucho más rápidas y ligeras que las de la flota aqueménide, derrotaron al ejército de Jerjes en el estrecho de Salamina.
La batalla de Salamina, óleo sobre tela pintado en 1868 por Wilhelm von Kaulbach
A pesar de que durante la II Guerra Médica los persas arrasaron Atenas y redujeron la Acrópolis a cenizas, la victoria en Salamina dio a la polis el impulso, varias décadas después, para la reconstrucción de la ciudad y la remodelación de la Acrópolis. El programa arquitectónico y escultórico puesto en marcha bajo el mandato de Pericles y de la mano del maestro Fidias, transformó la colina sagrada convirtiéndola en uno de los monumentos más importantes de la humanidad.
Restos del astillero
Ahora el grupo de arqueólogos del Ministerio de Cultura de Grecia que lleva años trabajando en la antigua ciudad de Salamina, cree que ha dado con los restos del astillero desde donde partieron los trirremes atenienses que vencieron a la flota persa de Jerjes en la batalla de Salamina.
A pesar de que hasta hora el equipo de expertos consideraba que los restos encontrados pertenecían a la stoa de la ciudad clásica, la experta en arqueología militar, Anguelikí Símosi, tras analizar los vestigios hallados durante la última campaña de excavaciones, sostiene que la construcción se trata de un astillero. Según Símosi, esta teoría vendría confirmada tanto en las dimensiones del edificio, como por la presencia de dos torres defensivas.
Foto aérea de la stoa
«El edificio tendría capacidad para tres trirremes, y el hecho de que no hayamos encontrado restos de mercancías, demostraría que las naves que salían desde la base, iban ligeras de carga, listas para la batalla», explica la arqueóloga.
La construcción a la que se refiere la arqueóloga griega se trata de un edificio estrecho y de gran tamaño que se encontraba parcialmente sumergido. El edificio de más de 30 metros de largo y 6 de ancho, está dividido en 7 habitaciones con dimensiones de 4,7x 4,7 metros cada una. Los muros, de unos 0,60 metros de espesor, están formados por sillares de piedra.
A pesar del deterioro del edificio debido a que el yacimiento fue empleado durante siglos como cantera para la obtención de material constructivo y al efecto de las corrientes marinas, y faltan muchos de los materiales estructurales del edificio, los arqueólogos han conseguido rescatar objetos de cerámica como fragmentos de vasijas del periodo clásico-helenístico.
Cerámica ateniense policromada
Entre los objetos recuperados, el hallazgo más relevante es, sin lugar a dudas, un conjunto de vasijas atenienses policromadas fechadas en el periodo Clásico Tardío (siglo IV a.C.). También se recuperaron numerosos objetos de arcilla, en su mayoría tapones de ánforas, fragmentos de mármol pertenecientes a ornamentos decorativos, así como 22 monedas de bronce acuñadas en Atenas.
Entre los objetos de mármol, destacan un fragmento de columna con una inscripción, así como la parte superior de una estela, posiblemente conmemorativa, con un relieve que representa una figura masculina, y que coincide iconográficamente, con una estela de mármol conservada en el Museo Arqueológico de Salamina y fechada en el 320 a.C.
La actual campaña de excavaciones finalizó el pasado 10 de diciembre y, con la información recogida durante las últimas semanas, el equipo de investigación del Eforato de Antigüedades del Pireo y las Islas se encargará de dilucidar si la hipótesis planteada por Símosi es correcta. Si se confirma, estaríamos frente a uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de todos los tiempos.