El monedero romano de Mérida que ocultó un tesorillo y sobrevivió a un incendio

Quien dio con las 52 monedas del siglo III d.C. fue un equipo de arqueólogos del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérica (CCMM) y la Universidad de Granada en 2021. Se encontraban en un 'arca ferrata', una especie de 'caja fuerte' de madera, hierro y bronce que servía para almacenar las pertenencias más valiosas y del que se conocen muy pocos ejemplares recuperados en todo el mundo. Si este hallazgo fue «excepcional», según destacaba entonces el CCMM, también han resultado singulares los restos textiles adheridos a las monedas.

Un equipo de investigadoras de la Universidad de Granada (UGR), el Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida, y la Universitat Politècnica de València (UPV), los han analizado y han descubierto que formarían un monedero (bursa o 'taleguilla' de monedas) de época romana.

Se trata del segundo hallazgo de una bursa de este tipo en toda la Península Ibérica, tras el ejemplar encontrado en Puente de Castro (León), y refleja, según las investigadoras, que en época romana no solo se usaban los tejidos como vestimenta o indumentaria.

Esta investigación, cuyos resultados publica la revista Arqueología y han dado a conocer las universidades implicadas en una nota, presenta el análisis microscópico de estos fragmentos de tejido adheridos a 5 monedas de las 52 que formaban el tesorillo.

«Estarían en un saquito de lino y no sabemos si dentro de una olla, porque hemos encontrado restos cerca», apunta a ABC la arqueóloga del CCMM Ana Bejarano, una de las directoras de las excavaciones junto a Macarena Bustamante.

La ocultación monetal se descubrió en la zona del balneum (termas privadas), concretamente en la estancia n.º44, una habitación asociada al área de servicio y conectada con las termas de la domus del Mitreo.

Tras la limpieza de las monedas, se han datado finalmente todas a finales del siglo III d.C., sin superar ninguna moneda el 250 d.C, una cronología que coincide perfectamente con la fase de abandono de este lugar (finales del siglo III d.C. y principios IV d.C.). Los investigadores han constatado que se desató un incendio que afectó al edificio y probablemente también al balneum, perdiéndose así este depósito de la memoria colectiva.

Leyre Morgado-Roncal, investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR, explica que tras la recogida de los restos textiles en el lugar del hallazgo, procedieron a su limpieza, «ya que eran visibles a simple vista». De ellos, examinaron dos fragmentos de la cara exterior de una moneda. «Los trabajos comprendieron microscopía estereoscópica y óptica con luz polarizada y microscopía electrónica de barrido, ambos ejecutados por el equipo interdisciplinar de investigadoras del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV», continúa Morgado-Roncal.

De esta manera, determinaron que «se trataba de un tejido de tafetán o entramado liso con torsión en S a partir de su confección y el grosor de sus hilos, respecto a la materia prima de la fibra se correspondía con lino».

La caracterización de este hallazgo ha permitido interpretar que se trata de una bursa o «taleguilla» de monedas. De estas piezas textiles menores, que se confeccionaban reciclando otras telas, se han encontrado paralelos a lo largo del Imperio Romano aunque Bejarano resalta que son materiales frágiles que no suelen conservarse.

Los análisis realizados a los fragmentos apuntan a «un origen oriental o egipcio donde el cultivo de lino sobresalió, y se extendió desde el VI milenio a.C.», explican desde la UGR y la UPV, aunque este dato «no soluciona su origen, ya que pudo haberse desarrollado en suelo hispano con hilo hecho en Oriente».

Estas bursas han quedado bien representadas en la iconografía por ser uno de los atributos del dios Hermes/Mercurio. En ese sentido, las investigadoras recuerdan que hay múltiples referencias en la iconografía romana, como la estatua de bronce de la colección Salamanca del Museo Arqueológico Nacional (MAN), donde queda muy clara la utilidad de estas piezas como contenedor de monedas.

Las autoras del estudio creen que este saquito de monedas no era portado por los habitantes de la Casa del Mitreo, sino que tendría un uso estático que no deterioraría este delicado tejido. Tradicionalmente, las taleguillas se solían fabricar con materiales más resistentes como pieles.

«Los resultados de este hallazgo único han permitido mejorar el conocimiento de la producción de lino en Hispania y profundizar en la funcionalidad de las conocidas bursa o marsupium», resaltan desde las universidades implicadas en el estudio. Sus autoras concluyen que deberán hacerse más análisis para conocer mejor la cadena productiva de estas interesantes piezas que esperan sean contrastadas con futuros descubrimientos.

En cuanto al 'arca ferrata' que guardaría la bursa con el tesorillo, desde el Consorcio Monumental de Mérida señalan que en breve será trasladada al Instituto del Patrimonio Cultural de España para su restauración.