Descubren más intrigantes tumbas visigodas en la cueva cántabra de La Garma

Los nuevos restos humanos del 700 d.C. hallados en este lugar atípico para enterramientos en la época, fueron introducidos en dos cavidades sin el cuidado de los guerreros rescatados el año pasado

Doce horas en la cueva de La Garma para el difícil rescate de un noble guerrero visigodo

Cráneo de uno de los individuos de época visigoda hallados en La Garma Efe

Los guerreros visigodos rescatados el año pasado de la cueva cántabra de La Garma no estaban solos en esa larga galería subterránea de casi un kilómetro de longitud y de muy difícil acceso. En el otro extremo, cerca de la entrada original de esta ' ... montaña del tiempo' que atesora restos arqueológicos desde hace 400.000 años hasta el siglo XIII d.C., los arqueólogos han encontrado otros dos depósitos funerarios con restos humanos de la misma época, junto a broches de cinturón, una cadena, un hacha arrojadiza y un cuchillo. «Es bastante intrigante», admite Pablo Arias, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria y coordinador de las investigaciones en La Garma junto a Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC).

En torno al año 700 después de Cristo, fecha en que se han datado los nuevos hallazgos, el cristianismo estaba extendido por la región y no era costumbre sepultar a los difuntos en cuevas. Hay que remontarse varios milenios, hasta la Edad del Bronce, para encontrar el uso sistemático de cavidades naturales como tumbas. Y, sin embargo, en La Garma ya son veinte los individuos hallados en total, algunos de ellos de la élite social del momento.

«El argumento que se planteó hace años de si podían ser prácticas paganas no se sostiene porque sabemos que la cristianización fue más intensa de lo que se había supuesto y porque tenemos cementerios en la región», dice Arias refiriéndose al yacimiento de El Castillete, en Reinosa. «Nos hemos planteado en alguna ocasión la posibilidad de que fuera por alguna epidemia, pero es algo sobre lo que tenemos que trabajar aún«, añade en conversación telefónica.

Tampoco saben todavía si los enterramientos excavados en 2022 están relacionados con los últimos descubiertos. Creen que se siguieron distintas rutas para introducir los cadáveres en la gruta y pese a ser de la misma época visigoda, no están enterrados de la misma manera.

Fosa común

«Los del año pasado tenían una panoplia muy amplia de armas y aunque los esqueletos estaban desmantelados porque el agua había desorganizado los huesos, daban la impresión de ser un depósito funerario muy cuidado. Estos, sin embargo, tenían un aspecto casi de enterramiento de circunstancia, como de fosa común», explica Arias.

Cuatro de los individuos fueron depositados de forma simultánea en un estrecho nicho localizado por Luis Tera de tres metros de longitud, 60 centímetros de anchura y 70 de altura, junto a diversos objetos, entre los que destacan un broche de cinturón liriforme (con forma de lira), la cadena de bronce y el hacha de combate antes mencionada y un cuchillo de hierro con restos de la vaina de cuero.

No tenían las composturas típicas de un cadáver colocado con cuidado. Según describe el codirector del proyecto Garma XXI, «están metidos de cualquier manera, incluso uno de ellos tenía parte del cuerpo colgando fuera del nicho«. Aunque aún no han comenzado el estudio antropológico de los huesos, creen que se trata de dos varones y dos chicos jóvenes.

En el otro depósito funerario descubierto por Daniel Pérez García de los Salmones en otro sector de la galería, se encontraron los restos de una mujer adulta y un niño, uno de los cuales portaba también un broche de cinturón. Otros restos humanos se hallaron sueltos en las aguas del arroyo subterráneo que atraviesa la galería.

Próximos análisis, como la datación por carbono 14, estudios con isótopos estables del carbono y el nitrógeno, análisis de estroncio, ADN, metalografía o fluorescencia de rayos X), aportarán más información a los investigadores sobre el grado de parentesco que tenían o no estos individuos entre sí, su dieta o su origen.

Broches de cinturón y otros objetos rescatados en los dos depósitos visigodos Efe

Los broches de cinturón de sus vestimentas sugieren que pertenecían a un nivel social más bien alto, aunque estas hebillas, antes muy raras en Cantabria, están empezando a proliferar en hallazgos y los arqueólogos comienzan a replantearse si eran objetos de lujo o de uso relativamente común. «Son objetos que imitan broches bizantinos, que sí debían ser muy lujosos, pero quizá estaban más extendidos de los que pensamos», señala Arias.

La semejanza de uno de los dos broches de bronce hallados con otros documentados en Cantabria lleva a pensar a los investigadores que pudo existir un taller en la región, ya que estos objetos se hacían con moldes. «Es un aspecto interesante que nunca hasta ahora se había planteado», destaca el catedrático, que aguarda con expectación la restauración de un tercer broche, el que se encuentra en peor estado de conservación. Sospecha que esa masa de óxido de hierro que ahora se está estabilizando en el museo es una hebilla damasquinada, como otra hallada con anterioridad en La Garma, y espera conocer pronto su decoración, ahora oculta.

Una sala «espectacular» en el MUPAC

Los hallazgos de La Garma formarán parte de la sala dedicada a la arqueología de época visigoda del nuevo MUPAC. Un espacio en el que también se exhibirán los descubrimientos realizados hace unos años en la Cueva de las Penas (Piélagos) y que «será espectacular», a juicio de Arias.

La campaña de verano, desarrollada entre el 22 de junio y el 8 de septiembre y financiada por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de Cantabria, ha vuelto a mostrar la excepcionalidad del yacimiento de La Garma, que fue galardonado con el II Premio Nacional de Arqueología que concede la Fundación Palarq.

«Es un sitio increíble, uno de los conjuntos arqueológicos más ricos que hay en el mundo, y desde su descubrimiento hace 28 años no para de dar sorpresas«, se felicita el codirector de las investigaciones. Sorpresas que se van descubriendo con la paciencia que requiere explorar este lugar excepcional primando su conservación. En las cabañas paleolíticas de la zona 1 se trabaja tan solo tres días a la semana durante cuatro horas. Es el tiempo que han estimado que resiste la cueva sin que se alteren las condiciones ambientales que aseguran la conservación de los suelos y de las pinturas.

En esas investigaciones está ahora centrado el equipo de La Garma. La galería de las tumbas tardoantiguas la dan ya por explorada y creen haber terminado el trabajo de campo sobre la ocupación visigoda de la Garma. Aunque quién sabe qué sigue escondiendo este laberinto de grutas.

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