CRÍTICA DE:
'Vidas de Alejandro', de Carlos García Gual (ed.): una desquiciada biografía del caudillo macedonio
ENSAYO
García Gual, maestro de maestros de filología griega, se sintió atraído desde muy temprano por el mito de Alejandro. Aquí reúne dos biografías
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Sobre Alejandro, el hijo de Filipo y de Olimpíade, han corrido ríos de tinta desde la Antigüedad, cuando sus hazañas aún estaban frescas en la memoria de sus coetáneos, hasta nuestros días, en que ha protagonizado y sigue protagonizando multitud de novelas y de ... películas.
Pocos personajes históricos han ejercido tanta fascinación como el conquistador del Imperio Aqueménida. No llegó a cumplir por muy poco sus primeros treinta y tres años y, sin embargo, ¡cuántas cosas hizo desde su acceso al trono de Macedonia, en 336 antes de Cristo, hasta su muerte, un malhadado 2 de junio de 323!
ENSAYO
'Vidas de Alejandro. Dos relatos fabulosos'

- Edición Carlos García Gual
- Editorial Siruela
- Año 2024
- Páginas 412
- Precio 22 euros
Fundó ciudades con su nombre, abatió imperios, se ganó voluntades populares desde el Egipto milenario hasta el Himalaya, ganó batallas inverosímiles en las que solo un genio de la guerra como él pudo obtener la palma de la victoria, desposó a Roxana, una princesa de la lejana Bactria que le daría (o no) un hijo póstumo, llamado también Alejandro. Su gigantesco imperio se lo repartirían sus Diádocos o sucesores, entre los cuales sobresalió Ptolemeo (así, con e, no «Ptolomeo») que fundó en Egipto una dinastía que sobreviviría casi trescientos años, enriqueciendo el mundo con la gloria imperecedera de la Biblioteca de Alejandría.
Carlos García Gual, maestro de maestros en el terreno de la filología griega, se sintió atraído desde muy temprano por el mito de Alejandro. Le interesaba, sobre todo, la figura literaria del personaje, en detrimento de su figura histórica (suponiendo que ambas figuras no fuesen —no sean— una y la misma).
En 1977 publicó, como primera entrega de la recién creada Biblioteca Clásica Gredos, una extraordinaria traducción anotada de la 'Vida y hazañas de Alejandro Magno' del Pseudo Calístenes, autor del que no sabemos nada salvo que compuso una loca, desquiciada y deliciosa biografía del caudillo macedonio en el siglo III de la era cristiana. García Gual obtuvo el Premio Nacional de Traducción «Fray Luis de León» por su versión del Pseudo Calístenes. Recordaré siempre ese premio porque tuve el honor de formar parte, a los veintiséis años recién cumplidos, del jurado que lo concedió. El Calístenes de verdad fue un historiador griego, sobrino y discípulo de Aristóteles (quien fue a su vez maestro de Alejandro), que acompañó al héroe en sus campañas bélicas como historiador oficial de las mismas.
El hijo de Filipo nos dejó su talento militar, uno de los mayores, si no el mayor, de la estirpe humana
Nada ha sobrevivido de su supuesta crónica presencial, pero sí existe un texto tardío que invoca el nombre de Calístenes como autor de esa 'Vida y hazañas de Alejandro', quinientos años posterior a los acontecimientos reales y carente de toda verdad histórica. A ese autor lo llamamos llamamos Pseudo Calístenes. Su obra se tradujo a numerosos idiomas y tuvo un éxito increíble hasta el Renacimiento, influyendo decisivamente en la visión fabulosa, novelada y quimérica que de Alejandro Magno se tuvo en la Edad Media, sin que otras fuentes más fidedignas, como las obras de Diodoro Sículo, Quinto Curcio, Plutarco, Arriano y Justino, por citar solo cinco nombres, pudiesen competir con la fuente apócrifa.
Ediciones Siruela rescata ahora el Premio Fray Luis de León de 1977, pero compartiéndolo con otro opúsculo, aún más delirante, titulado 'Nacimiento, hazañas y muerte de Alejandro de Macedonia', resultado de varios siglos de transmisión oral que acabaron desembocando en una primera edición impresa en Venecia a mediados del siglo XVII. Esta segunda biografía de Alejandro, de autor anónimo, a la que Carlos García Gual no duda en considerar un auténtico folletín 'ante litteram', tuvo también muchas reimpresiones en los dos siglos posteriores a su aparición veneciana, obteniendo, como la 'Vida...' del Pseudo Calístenes, un gran éxito popular.
Poder universal
De la traducción del folletín alejandrino, redactado ya en un griego moderno más próximo al hablado actualmente en la Hélade que al griego clásico que utiliza el Pseudo Calístenes, se ha hecho cargo Carlos R. Méndez, sirviéndose de un castellano voluntariamente arcaico que evoca la lengua empleada en los libros de caballerías.
El sueño de un poder universal murió con Alejandro, de la misma manera que su casi contemporáneo, el gran emperador chino Qin Shi Huang (259-210 a. C.), el mismo que pobló su mausoleo con varios miles de guerreros de terracota, vio perecer también con él su sueño de una China unificada y protegida de los bárbaros. Pero el hijo de Filipo nos dejó su talento militar, uno de los mayores, si no el mayor, de la estirpe humana, y la mitología que acompaña siempre a quienes mueren jóvenes, que, según el adagio griego, son los favoritos de los dioses.
Nos dejó la huella imborrable de la presencia helénica en el Oriente más remoto, dando origen a múltiples leyendas sobre él, una de las cuales recoge Rudyard Kipling en su magnífico relato 'The Man Who Would Be King', llevado a la pantalla por John Huston en 1975, con Sean Connery y Michael Caine en los papeles protagonistas. Nos dejó su verdadera efigie en el mármol de su escultor predilecto, Lisipo, cuyo busto de Alejandro Magno se reprodujo hasta la saciedad en las mansiones elegantes de la época imperial romana. Nos dejó, en fin, la posibilidad de disfrutar con la lectura de estas dos 'Vidas de Alejandro' que acaban de aparecer en librerías por obra y gracia del infatigable Carlos García Gual y de Ediciones Siruela.
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