PUES DICES TÚ
Algo de la vida y la muerte
En esta ocasión, las dos personas normales se encuentran en una plaza de toros, ambas en el tendido de sol
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Iniciar sesiónLas dos personas normales se encuentran en una plaza de toros, ambas en el tendido de sol. La primera persona normal está sentada sobre un cojín rosa y hace visera con la mano. La segunda persona normal, que pasaba por delante, permanece en pie.
—¡ ... Hola! No sabía que te gustaban los toros.
—No, no, si no me gustan. Vengo con el chico, ¿lo has visto?
—Lo pierdes siempre, ¿no?
—Se pierde él. Se escapa, vamos. No sé para qué me pide que lo acompañe. Para que pague yo, será.
—Pues no te extrañe. Aunque es más barato si viene solo, ¿no?
—Eso sí. ¿Has venido con tu hija?
—No, no, la mía está en Vigo, ¿no te acuerdas? He venido por venir, a mí sí me gustan los toros. Vamos, no todos. ¿Y dónde anda el tuyo, entonces?
—Ha ido a por palomitas, creo.
—Pero ¿aquí dan palomitas?
—Pues, si no dan, lo que den. Habrá ido a por mollejas. Habrá ido a por calamares.
—A por croquetas, habrá ido.
—¿Seguro que no hay palomitas?
—Yo creo que no.
—Pues tendría que haber.
—Pues sí. Pero ¿a ti te gustan las palomitas?
—No, pero me he puesto a pensar y me ha salido que tendría que haber, por eso lo he dicho. A mí las palomitas me dan igual.
—Yo creo que no las tienen porque son de fuera. Aquí tendrán tortilla.
—Berberechos, torreznos…
—Chopito…
—Jamón…
—Aquí tendrán patatas meneás y cosas de esas. Y arrugás. Y de pobre.
—¿Cuáles son las patatas de pobre?
—Las más baratas serán.
—Ah, claro.
—Las que hayan sobrado de otro día.
—Sí, sí. Te entiendo. Yo pensé que ser pobre aquí era estar en el tendido este.
—¿Tú estás en sombra o qué?
—Qué va. Yo estoy aquí también. Pero, con este tiempo, el sol tampoco molesta tanto, ¿no?
—Al revés. Hasta se agradece.
—Por eso.
—Y desde aquí se oye mejor la banda, ¿no te parece?, que hasta dan ganas de bailar y todo.
—A mí bailar sí me gusta. Pasodobles. Chachachá. Cosas de aquí.
—¿El chachachá es español?
—Pues no sabría decirte.
—El chachachá es salsa y eso, ¿no? ¿O la salsa es otra cosa?
—Pues, ahora que lo dices, no lo sé. Igual sí es cosa de negros, porque es así como «un, dos tres»…
—Un, dos, tres es el vals, creo.
—Pues el vals es cosa de blancos. Que tienen mucho sentido del ritmo...
—Será de quien quiera bailarlo, digo yo.
—Pues igual que el chachachá. Yo me refiero al principio, cuando lo inventaron.
—Ah, ya. Cuando lo inventaron sí. Pero ahora se puede ser español y negro, me parece.
—Ahora ya te dejan, sí. Por eso ahora hay muchos blancos que juegan al baloncesto.
—Pero un poco peor, será.
—Bueno, sí, un poco peor, pero les dejan; tampoco bailo yo tan bien el chachachá, sólo digo que me gusta. Y los boleros. Y las sevillanas.
—Pero ¿tú bailas sevillanas?
—¿Sevillanas? ¿Yo? Qué va.
—Pues me das una alegría.
—Ya. Normal.
Abajo, en el albero, un toro hace lo posible por embestir a un torero que, a su vez, hace lo posible por esquivar al toro. El resultado es poco eficiente, pero el objetivo no parece ser el avance, sino la inmovilidad. Al torero se le nota tenso, aunque a gusto con el toro. Al toro, si uno se fija, se le nota de otra opinión.
—Pues dices tú, pero yo creo que eso de abajo no es normal.
—Normal no será, pero viene de los griegos, me parece.
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