CRÍTICA DE:

'Vida y maravillas', de Manuel Gutiérrez Aragón: memorias, vitalidad y melancolía

AUTOBIOGRAFÍA

Lo que más llama la atención al leerlas es la familiaridad, la proximidad del estilo, engañosa facilidad pues expresa opiniones como el que no quiere la cosa

Otras críticas del autor

El cineasta y escritor Manuel Gutiérrez Aragón( Torrelavega, Cantabria, 1942)

Juan Ángel Juristo

28/10/2024 a las 12:04h.

Este libro de memorias de Manuel Gutiérrez Aragón ( Torrelavega, Cantabria, 1942) finaliza cuando el autor, conocido cineasta y guionista, con películas en su haber tan destacadas como 'Habla mudita', 'Camada negra', 'Demonios en el jardín', 'La mitad del cielo', 'Maravillas', 'Feroz', 'Don Quijote', ' ... Todos estamos invitados'... publica 'La vida antes de marzo', su primera novela , que obtuvo el Premio Herralde, a la que han seguido 'Gloria mía', 'Cuando el frío llegue al corazón' , 'El ojo del cielo' y 'Rodaje', amén de un libro de relatos, 'Oriente'...como si su inmersión en la literatura le hubiese otorgado otro carácter, casi el de un heterónimo, algo que desmiente categóricamente el autor mismo en este libro con una aparente paradoja, de las muchas que abundan en el volumen: «La dificultad no reside en que cine y literatura sean diferentes, sino en que se parecen demasiado. Esa proximidad crea falsas soluciones».

Autor Manuel Gutiérrez Aragón
Editorial Anagrama
Año 2024
Páginas 354
Precio 20,90 euros

Y si bien es cierto que estas reflexiones se producen cuando tiene que adaptar la novela de Cervantes a una serie de TVE, lo cierto es que se muestran idóneas para entender este final tan de sorpresa, como si el autor, a partir de ahora, se enfrentase con otro tipo de creación, la de la soledad inherente al oficio, generadora de fantasmas muy persistentes. De la importancia dada a este cambio nos lo otorga el autor mismo al cerrar aquí estas memorias.

Lo que más llama la atención al leerlas es la familiaridad, la proximidad del estilo de Gutiérrez Aragón, engañosa facilidad pues expresa opiniones como el que no quiere la cosa, un poco al pairo, cuando sabemos que estas son producto de atentas meditaciones y, sobre todo, de una experiencia de las cosas y de los humanos muy dilatada.

Lo que no lleva a amargura alguna, antes bien estas páginas están llenas de un gusto por la vida, a pesar de... y no sólo esto sino de un humor y de una ironía notables. Aun a riesgo de frivolidad tengo que resaltar las páginas donde califica a ciertos políticos por su valía como actores, ya que la política es representación, espectáculo. De Felipe González dice que tenía las actitudes de un actor del Método: «Felipe tenía lo que en el método se llama 'memoria emocional', y eso le servía para que la comunicación con el público fuera 'verdadera'... Si hay un actor al que el método le funcionó, ese fue Marlon Brando. Con el tiempo, Brando engordó mucho y perdió encanto. Felipe también« y de esta guisa sigue con Zapatero al que compara con Jim Carrey o a Aznar con su propensión a imitar acentos ajenos; de Rajoy dice que es estupendo en su tendencia a lo neutro, a lo don Tancredo; de Pedro Sánchez llega a decir que es como un actor secundario de una telenovela venezolana.

De Pedro Sánchez llega a decir que es como un actor secundario de una telenovela venezolana

Y las he resaltado porque sirve de contraste con otros capítulos donde se habla del desencanto con la política o la velada melancolía que planea a lo largo de las páginas del libro, melancolía que no está reñida con la vitalidad, antes bien muchas veces es producto de ella.

Así, sus visitas a Cuba, isla con la que mantiene una especial relación porque parte de su familia proviene de allí; así, las relaciones con las instituciones del Estado cuando ha tenido que lidiar con ayudas al cine; así, con actores, productores y colegas y amigos suyos, directores y guionistas... Vamos, como la vida misma.