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El 'trap' como baluarte del legado hispano en Estados Unidos
El aliado definitivo
Bad Bunny, con su anunciada actuación en la Super Bowl y su aparición en 'Saturday Night Live' marca la pujanza de una huella hispana que otros, presidente incluido, se afanan en borrar
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El cantante y compositor puertorriqueño Bad Bunny
Protesta la parroquia ‘boomer’ cuando canta Bad Bunny. Que no se le entiende, dicen. Se pierden versos de gloria como ‘En la guagua se quedó el olor de tu perfume’ porque el puertorriqueño no vocaliza, dicen. Que pone la boca como un canuto y ... que no saben qué murmura. ‘Janguear’, ‘picheo’, ‘tener piquete’, no entienden. Que están hartos de ese reguetón machacón que les asalta a cada paso, que coloniza los móviles, los altavoces, las caderas.
Pues a Benito Antonio Martínez Ocasio, el nombre del rey del reguetón y del trap hispano, se le está entendiendo mejor que a nadie cuando se trata de reivindicar el español y lo hispano en EE.UU.. Bad Bunny se ha convertido, por derecho propio, en el estandarte de la lengua de Cervantes, el tronco de la comunidad hispana, en esta orilla del Atlántico.
Y lo hace en un momento clave: los sondeos muestran que el español flaquea entre los hispanos jóvenes de segunda y tercera generación. Su música y su letra, que tantos desprecian, son el ancla del español para muchos. Quizá nunca sepan de Calderón de la Barca o de Bernardo de Gálvez. Pero con Bad Bunny permanecen, sin saberlo, en esa tradición.
En el territorio de EE.UU. se hablaba español mucho antes de que aparecieran los puritanos protestantes. Pero es un lugar donde todavía lo hispano y su legado –un patrimonio cultural de cuatro siglos, una lengua que se habla del Bronx a Albuquerque– no son considerados por muchos genuinamente estadounidenses.
El artista puertorriqueño ha dejado claro que lo va a utilizar para defender el español y lo hispano
En estas ha llegado Bad Bunny y se ha confirmado como referente de lo hispano, por mucho que les pese a muchos. El artista de Bayamón es desde hace mucho tiempo un ídolo musical y un superventas en todo el mundo. Ahora se ha coronado: hace unos días, la NFL, la liga profesional de fútbol americano, anunció que él será quien protagonice el espectáculo del descanso en la Super Bowl.
No hay mayor escenario en el mundo que ese. El fútbol americano es religión y su final, la Super Bowl, es el gran evento todos los años en EE.UU.. Y, cada vez más, en el resto del mundo. Cada vez un poco más por el deporte –este año, la NFL visita por primera vez España, con un partido en el Santiago Bernabéu en diciembre–, pero desde hace mucho tiempo por su ‘halftime show’.
Los elegidos suelen ser estrellas tan conocidas que no necesitan presentación, que gustan a sectores amplios del público de EE.UU.. Algunos ejemplos de la última década: Coldplay, Lady Gaga, Rihanna o, el año pasado, Kendrick Lamar. Taylor Swift ha dicho que no quería hacerlo este año porque su prometido, Travis Kelce, estrella de los Kansas City Chiefs, podría estar sobre el verde.
Aviso
La elección de Bad Bunny por parte de la NFL es un intento indisimulado de conquistar a públicos de todo el mundo (en EE.UU. no puede crecer mucho más). Pero también muestra la talla que ha alcanzado Bad Bunny dentro de la primera potencia mundial.
Y el artista puertorriqueño ha dejado claro que lo va a utilizar para defender el español y lo hispano. El pasado fin de semana, Bad Bunny fue el anfitrión de ‘Saturday Night Live’, el legendario programa de comedia de los sábados por la noche. Casi la mitad de su monólogo fue en español, algo revolucionario en las grandes cadenas de EE.UU.
«Más que un logro mío, esto es de todos», dijo sobre la comunidad hispana, en la lengua que la vertebra. Defendió que su presencia en la Super Bowl es demostración de que «nuestra huella y nuestra aportación a este país nadie nunca la podrá sacar ni borrar». «Y si no habéis entendido lo que acabo de decir…», añadió en inglés con suspense, «tenéis cuatro meses para aprender».
Era un aviso de que su espectáculo en la Super Bowl (es a comienzos de febrero) tendrá al español como protagonista. No es la primera vez que un hispano canta en la Super Bowl. Gloria Estefan participó en el espectáculo de 1992. Pero cantó en inglés. Shakira y Jennifer López dieron un campanazo en 2020. Pero, de nuevo, casi todo lo que salió de su boca fue en inglés (allí ya tuvo una colaboración Bad Bunny, que dejó un detalle ‘trap’ en español).
En febrero, sin embargo, decenas de millones de estadounidenses tendrán que disfrutar de media hora de música en español y de despliegue de orgullo hispano. Ya ha quedado claro que a más de uno se le atragantarán las alitas de pollo. Bad Bunny ha utilizado su altavoz para criticar las políticas de Trump, en especial en materia migratoria, y se ha convertido en los últimos años en un referente también social y político.
Su residencia de 31 días seguidos de conciertos en Puerto Rico fue una demostración de músculo frente a lo que muchos en la isla –bajo soberanía de EE.UU.– consideran un maltrato por parte de las autoridades federales, en medio del uso de Trump de clichés mexicanos para atacar a los demócratas.
Una demostración más de que, para parte de EE.UU., los hispanos no son su gente. Pese a que se acuerden de ello cada cuatro años, en cada elección. Lo hizo con gran éxito Trump, que logró más voto hispano que ningún republicano. Pero ahora, en medio de la ola represiva contra los inmigrantes indocumentados, las encuestas muestran que ha perdido mucho apoyo.
La elección de Bad Bunny para la Super Bowl –una de las pocas cosas que hasta ahora han unido a los estadounidenses– evidenciará las grietas de la polarización en el país. Muchos republicanos han llamado al boicot de la final de la NFL y la secretaria de Seguridad Interior ha avisado que «llenará» la Super Bowl de agentes de la policía migratoria. No sea que algún inmigrante indocumentado tenga miles de dólares para gastarse en una butaca.