Tina Modotti, compromiso a ambos lados

Una casi omnipresente Modotti siempre en el ojo del huracán, en el escenario de la acción y como testigo de los acontecimientos que han dado un vuelco a la primera mitad del siglo XX. Lo social y lo político al servicio de las personas en forma de imágenes honestas, desprovistas de la épica que podía haberlas inundado y desactivado al mismo tiempo y que muchos de sus coetáneos buscaban.

Una foto esencial que huye de las artificiosidades para investigar y ofrecer la realidad como denuncia. Una necesaria retrospectiva que ha contado con múltiples dificultades, desde su constante viaje a la pérdida de materiales, y el sesgado reconocimiento de autoras a lo largo de la Historia, así como la variada procedencia de su legado y sus grandes lagunas.

Su biografía y producción van de la mano desde realidades tan variadas como llamativas, delante y detrás de la cámara. Esta muestra recoge su figura como fotógrafa, sin dejar de lado sus pasos previos como modelo y actriz en el Hollywood del cine mudo, así como su posterior importancia como militante del Partido Comunista Internacional desde la Revolución de México a la Guerra Civil Española. Una trayectoria que demuestra el ambivalente valor de su figura histórica.

Procedente de una familia humilde de Údine, en el norte de Italia, llega a Estados Unidos en 1913 empezando a conectar con las inquietudes de la vida cultural. Se traslada a Los Ángeles y participa en películas del cine mudo y posa como modelo para Edward Weston, quien la inicia en el mundo de la fotografía. Esta parte de su vida supone un primer contacto con la imagen en el que ella es protagonista y le lleva a cultivar un gusto y estilo propios que desarrollará en sus fotos, posicionándose del lado de los desfavorecidos. Así, pasa a situarse tras la cámara al viajar a México, cuando inicia su compromiso político.

Ella puso cara a la revolución social de manera clara y esencial, huyendo de las retóricas propagandísticas y de las poses con una estética que rezuma sencillez y dirección. Su trabajo va más allá de la ilustración, elevándose como un reflejo espontáneo de una realidad cambiante, de una sociedad convulsa y de un momento decisivo, asequible además para el proletariado al que se dirige. Nunca se vio a sí misma como artista, pero sí como fotógrafa y sus imágenes, como un vehículo que relata su compromiso.

El motivo que la lleva a situarse tras la cámara será justamente el mismo que la hizo abandonarla. Pasa a realizar labores de capital importancia en la sección del Socorro Rojo Internacional, promoviendo la acción humanitaria en los años 30. Abandona la foto, pero no su intención de poner en imágenes el ideario del que participa, lo que la llevó a conectar con importantes figuras culturales de su momento.