CrÍTICA DE:
'Tablao. Escenario de formas en el arte contemporáneo andaluz', en el CAAC: Cuando la escultura no es aburrida
SEVILLA
El sevillano CAAC aprovecha algunos de sus espacios más emblemáticos para hacer una lectura en clave generacional de la escultura andaluza de las últimas décadas
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Iniciar sesiónCharles Baudelaire consideró que la escultura no solamente es «aburrida»; también la descalificaba como «arte burdo» o «indígena» que solamente «puede satisfacer a los aldeanos». Evidentemente, ese juicio del gran poeta de la Modernidad no aguanta el paso del tiempo, salvo si lo consideramos ... como una provocación ocasional.
Otra cuestión diferente es a qué cosas llamamos esculturas cincuenta años después de aquel diagrama del 'campo expandido' propuesto por Rosalind Krauss.
Recorrer la exposición del CAAC 'Tablao. Escenario de formas en el arte contemporáneo andaluz' supone, desde el principio, comprobar que, en buena medida, ha cambiado la concepción de lo escultórico, más allá del Postminimalismo y, al mismo tiempo, la concepción de las instalaciones 'site-specific' apenas tiene ya viabilidad.
La cita plantea una «cartografía provisional» de lo escultórico e instalativo en el contexto de Andalucía por medio de obras de treinta artistas y cuatro colectivos. Se trata de creadores jóvenes, nacidos a partir de 1980, y que, por tanto, se han tenido que desenvolver en el lapso histórico de varias demoliciones, desde la caída del muro de Berlín a la pandemia del covid-19.
Botánica del asfalto
Lejos de caer en el sociologismo ramplón o la estetización de la denuncia, estos artistas parecen asumir un presente crítico sin dejarse llevar por la obsesión traumática.
Los 'escultores' de 'Tablao' dan por sentado, sin necesidad de explicitarlo, que nuestra existencia está condenada a la botánica del asfalto, quedando la ciudad, en todas las obras, fuera de foco, como si nada pudiéramos esperar de/en ella. Tampoco da la impresión de que estos jóvenes creadores tengan ningún interés en transitar por las especulaciones distópicas o neo-ciberpunk, a la postre herederas del nihilismo desertizador.
Obras como las de Lucía Cañal y Guillermo Rodríguez plantean una suerte de confianza en la semilla, un anhelo de renacimiento, mientras que Rafael Pérez Evans 'queerifica' unos palés de patatas en una suerte de guiño a la de-culturación que formulara el 'Povera', y, en la delicada intervención de Ceci Pica, se nos invita a descender y conectarnos con la tierra, asumiendo nuestra fragilidad.
Esas propuestas y otras, como 'Tronco varado', de Alejandro Ginés, o la instalación de Christian Lagata, nos hacen meditar sobre la relación con la Naturaleza que es, en todos los sentidos, de extrema tensión.
Las comisarias de la exposición, Jimena Blázquez (directora del CAAC) y Alicia Ventura, han organizado, sin voluntad 'clasificatoria', sino como sugerencias interpretativas, las esculturas e instalaciones de 'Tablao' en temáticas: 'Ecos de lo artesanal' incluye, por ejemplo, el espléndido 'Albor' de Fuentesal y Arenillas, o una pieza de Cristina Mejías en la que sedimenta su pasión por la materialidad de la guitarra andaluza; 'Objeto encontrado' nos enfrenta a la frágil y, al mismo tiempo, contundente obra de Julia Llerena; y 'La esencia de las formas' incluye a una serie de creadores que vendrían a «reconsiderar los límites de lo que llamamos esculturas».
Por su parte, 'Lo simbólico' se crece con el imponente tapiz bereber de plástico de Marina Vargas, una creadora que ha desarrollado una obra de enorme intensidad en la que ha evolucionado desde la 'tergiversación' de la iconografía religiosa (en su impresionante versión de la 'Piedad' invertida) hasta el ciclo autobiográfico sobre el cáncer.
Bosque de sombrillas
Continúa 'Lo escenográfico', con el bosque de sombrillas de Chema Rodríguez o la mirada 'arquelógica' de Florencia Rojas; 'El tablao digital e industrial' se nutre con instalaciones como 'La luz no colma el vacío, lo ahueca', de Isabel Bonafé, que genera un espacio de silencio y epifanía meditativa, o 'Harmonic Pattern', de Cachito Vallés, que viene a cerrar el recorrido con una actitud lúdica que parece animar a que la estética de Dan Flavin se reanime a ritmo jazzístico de John Coltrane.
Asimismo, El 'circuito' metálico y humeante que ha compuesto Arturo Comas para los espacios exteriores de la Cartuja tiene algo de síntesis de unos imaginarios que tienden a proponer 'máquinas célibes'.
Las formalizaciones 'antiformales' –con un recurso casi generalizado a la estrategia del 'collage'– reunidas en 'Tablao' dan visibilidad a las inquietudes materiales de artistas andaluces, algunos con trayectoria ya consolidada y otros jóvenes que demuestran sobrado talento, que parecen reclamar lugares y horizontes que no sean tan deprimentes ni tóxicos como los que nos delimitan.
'Tablao. Escenario de formas en el arte contemporáneo andaluz'
Colectiva. CAAC. Sevilla. Avenida Américo Vespucio, 2. Comisarias: Jimena Blázquez y Alicia Ventura. Hasta el 9 de febrero de 2025. Cuatro estrellas.
Acaso lo que resuena en este tablao sea un rumor o tono de (mínima) esperanza, un deseo colectivo de que las cosas puedan ser de otra manera; una búsqueda, nada ingenua, de una utopía que sea hospitalaria. Esto es, lo contrario del mundo hostil en el que nos ha tocado (sobre)vivir. Un tono, por tanto, el de estas esculturas, nada 'aburrido'.
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