Sombreros en 'Blanco y Negro', el último viaje de BYN

Los hay y los ha habido de todo tipo: funcionales y pura estética, distinguidos, castrenses, bufonescos, teatrales, folclóricos, imperecederos, evitables, taurinos, legendarios, excesivos, artesanales, publicitarios, en serie. Los sombreros, y todo aquello que cae a la sombra de su definición, nos han acompañado desde que algún congénere consideró que debía proteger su cabeza de las inclemencias del tiempo con algún elemento a mano, y que, ¡vaya!, tampoco le quedaba nada mal esa cobertura craneal.

El resto es Historia. Las pinacotecas son abundantes en sombreros pintados: de paja, pileos, pestasos, gorros frigios, canotiers, bombines, de copa. El cine y la televisión se han encargado de popularizar los sucesivos intentos de renacer de este complemento del que inexplicablemente nos hemos distanciado, que han incluido desde el borsalino canallita al negro de ala ancha de reminiscencias 'amish' que tanto se ha lucido en DJ sets.

El que tampoco ha sido ajeno a la influencia del sombrero es el mundo digital: su poder evocador ha llegado tan lejos como a Farcaster, una red social descentralizada construida en la blockchain de Ethereum, y diseñada especialmente para crear y conectar apps sociales, permitiendo al usuario tener un control total sobre sus interacciones y datos (así como evitar cualquier intento de censura). Una de estas aplicaciones es Warpcast, hogar de la comunidad Degen, origen del token $DEGEN, identificados lo uno y lo otro con un sombrero —primero emoji (🎩) y después diseño de Sergio G. Gómez, @esdotge— que ha generado toda una corriente de obra que se ha hibridado con el orbe del marketplace Zora (el zorb), o incluso con carteles publicitarios de las gloriosas décadas de los ochenta y noventa.

Un sombrero de récord que ha sido mintado millones de veces y que se ha propagado a través de colecciones de una auténtica legión global de artistas actuales, que a través de un túnel espaciotemporal tendido por BYN, la comunidad de arte digital de ABC, se conectan con artistas del pasado autores de portadas icónicas de la revista 'Blanco y Negro', de la que nació este medio que hoy también es digital. El círculo se cierra.

Este drop de BYN en su colección 'Originales' pone a la venta en concreto dos portadas en las que el sombrero es protagonista: 'En la hora del thé', para el número 1.358 del año 1917, obra de Roberto Carter Carreras (que pudo publicar gracias al Concurso de Portadas de la revista), en la que vemos a una pareja de la alta sociedad de comienzos del siglo XX: toman el té, ella aprovecha para leer la prensa, indicativo de su nivel social, de su categoría de mujer que ha recibido educación; él está fumando un cigarro mientras la acompaña. Ambos van tocados con sendos sombreros: él porta una chistera, un sombrero de copa símbolo de la elegancia masculina —cuya invención se remonta a 1797—. Ella viste un peculiar sombrero de líneas geométricas que habla de modernidad, de futuro.

Por su parte, 'Turf' es obra del pintor, ilustrador y cartelista Francisco de Cidón (nombre unido a los orígenes de la publicidad en España) para el número 1.958 de 'Blanco y Negro', editado en 1928. En esta imagen observamos a un grupo de cuatro personas, aunque, de manera poco común, solo una de ellas, una mujer, está de frente al espectador. Los hombres están de espaldas o de lado, parcialmente ocultos.

Por su vestimenta y las gorras de dos de ellos, el espectador puede deducir que se trata de una escena en una carrera de caballos, un tema recurrente en las ilustraciones de los años 20, junto con escenas de golf y esquí. La mujer lleva un vestido corto cubierto con una piel y un sombrero cloche característico de la moda de aquellos locos años 20 con copa hemisférica, cuerpo cilíndrico y un ala muy pequeña. El caballero que la acompaña lleva una elegante chistera, típica de la alta sociedad.

Ambas piezas, que se suman a la portada fundacional de Blanco y Negro obra de Ángel Díaz Huertas que se puso a la venta para celebrar el 133º aniversario de la revista, pueden adquirirse en Zora, en la colección Originales de BYN. Los originales de estas obras, además, podrán ser disfrutados en una visita guiada exclusiva para coleccionistas al Museo ABC de Dibujo e Ilustración, a cuyas exposiciones se puede acceder de forma gratuita.

El sombrero de Degen ilustraba un modo de entender el ecosistema cripto que guarda una estrecha relación con la bohemia reflejada en las portadas de la revista de Torcuato Luca de Tena: 'degen' proviene de 'degenerado', un simpático apelativo empleado en origen de forma despectiva para nombrar a aquellas personas que asumían grandes riesgos invirtiendo en el nuevo mundo de los criptoactivos. Sin embargo, como tantas veces ha sucedido en la historia reciente, la comunidad se hizo con el insulto, dándole la vuelta y exhibiéndolo orgulloso como una seña de identidad.

Así, el degen tiene que ver ahora con pasión, compromiso y participación activa en el contexto criptosocial. El sombrero, como en el caso de las portadas de 'Blanco y Negro', es un elemento de sofisticación de aquellos que conocen el terreno donde se apuesta y se decide rápido, de quienes toman el pulso a lo más nuevo de la realidad. Entonces, y ahora.