Donde habita el olvido / Isla de sálvora
La sirena y el caballero
Una estatua sobre las rocas evoca la leyenda de un viejo romance en este enclave despoblado
La cárcel inexpugnable
El poder de la plata
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Su último habitante abandonó la isla de Sálvora en 1972. Fue el punto final a una historia cuyo primer documento se remonta al año 899 cuando el rey Alfonso II la donó al cabildo de la catedral de Santiago. Fue durante siglos refugio ... de piratas y corsarios y está documentado que fue colonizada en el siglo XVIII cuando Jerónimo de Hijosa, un comerciante coruñés, instaló una planta de salazón. Había ya unas pocas familias que vivían de la agricultura y de la pesca en este enclave, situado frente a la ría de Arosa, de una extensión de 190 hectáreas.
Hoy algunos barcos llevan a los turistas a visitar isla, dominada por un faro construido por el Estado en 1921, que sustituyó al que se había inaugurado 70 años antes. Los visitantes pueden ver el pazo de la familia Otero Goyanes, la antigua planta de salazón, la capilla de Santa Catalina, antaño taberna de marineros, una fuente de piedra y los restos de una plaza y ocho casas. Se estima que en 1900 vivían en torno a 70 personas en Sálvora.
Hoy los vientos atlánticos sacuden la isla cuyos únicos pobladores son los fareros, las gaviotas y otras aves marinas. Dice la tradición que el lugar estaba ya habitado cuando los romanos llegaron a las costas de Galicia. Sus míticos nativos tenían el don de petrificar a sus enemigos con la mirada. Los islotes que circundan Sálvora son los vestigios de aquel poder mágico.
Como sucede con las Cíes y Ons, las islas vecinas, las leyendas se confunden con la historia en estos parajes. El visitante puede observar en las rocas de una de sus tres playas la representación de una sirena, esculpida en piedra en 1956. La figura, erguida en un promontorio, mira hacia el mar. Evoca el romance entre Don Froilaz, un caballero cuya nave naufragó, y la sirena muda que vivía en el lugar. Ambos se casaron y tuvieron un hijo, Mariño, cuya estirpe pobló la isla.
La etimología de Sálvora hace referencia en indoeuropeo a «agua que corre o fluye», lo que podría estar relacionado con la existencia de una fuente, llamada Telleira, de la que se nutrían los normandos, los vikingos y los piratas que pasaban por allí. En la piedra puede leerse todavía: «Fuente de agua virtuosa que da salud y fuerza». Se sabe también que los sarracenos invadieron la isla en 1120, siendo desalojados por las naves cristianas.
El visitante puede observar en las rocas de una de sus tres playas la representación de una sirena, esculpida en piedra en 1956
Sálvora fue nacionalizada en 2007 y luego transferida a la Junta de Galicia. Hoy es un parque nacional protegido al igual que Ons y las Cíes. El visitante puede recorrer por varios senderos la isla, que carece de luz, canalizaciones y servicios. Sus aguas son frías y cristalinas y es posible bañarse en sus paradisiacas playas de fina arena.
Fue en esas aguas donde en la madrugada del 2 de enero de 1921 se estrelló el vapor Santa Isabel contra las rocas en una noche de tormenta. Fue la mayor tragedia de la historia de las costas en Galicia, ya que fallecieron 213 personas. Solamente salvaron la vida 56 pasajeros gracias al heroísmo de los habitantes de Sálvora que salieron en tres dornas a rescatar a los náufragos. Tres jóvenes mujeres fueron condecoradas por su valor.
Dicen que los pueblos abandonados conservan el espíritu de quienes allí vivieron. Esto es especialmente cierto en Sálvora, donde es imposible andar por los caminos y las playas sin percibir que el alma de sus antiguos pobladores vaga todavía por la isla.
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