CRÍTICA DE:
'Santo y seña de Guillermo Pérez Villalta', de Antonio Bonet Correa: vidas paralelas
Ensayo
Al gran historiador del arte y docente la muerte no le permitió dar forma definitiva a este trabajo —rematado por su hijo, Juan Manuel Bonet—, donde apreciamos una hermandad entre dos espíritus afines
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En el artista Guillermo Pérez Villalta (en la imagen) se centra este trabajo
Inevitable leer con cierta emoción este libro que el historiador Antonio Bonet Correa (La Coruña, 1925-Madrid, 1920) dejó inacabado al momento de su muerte, y que su hijo Juan Manuel Bonet ha rematado en su último apartado a partir de los materiales ... ya organizados pero que su padre no tuvo tiempo de dar forma definitiva.
Emotivo sobre todo por dar testimonio del impulso intelectual que hasta el último momento acompañó al autor, quien a los noventa y cuatro años seguía trabajando con plena lucidez mediante cierto sofisticado sistema de carpetas clasificadas (con notas, recortes, documentación variada) al que podemos asomarnos en el epílogo redactado por el hijo.
ENSAYO
'Santo y seña de Guillermo Pérez Villalta'
- Autor Antonio Bonet Correa
- Editorial Cátedra
- Año 2025
- Páginas 114
- Precio 23,50 euros
Bonet Correa siguió muy de cerca la trayectoria de Guillermo Pérez Villalta desde las primeras exposiciones de éste a comienzos de los setenta, llegándole a considerar con los años un artista central para el arte español de su tiempo. El cariño que le profesaba y la admiración por su trabajo, terminaron haciendo que el proyecto largamente aplazado de escribir un extenso ensayo sobre su obra se fundiera con otro acerca del tratadista romano Vitrubio y la teoría de la arquitectura desde la Antigüedad hasta Le Corbusier: «Lo que pretendo sobre todo es llamar la atención sobre el legado de Vitruvio y la capacidad de un artista de la categoría de Pérez Villalta de inscribirse en su estela, pensando la arquitectura».
Bonet Correa insiste en la ‘arquitectomanía’ compartida con Villalta, que tras dejar inacabados sus estudios oficiales de Arquitectura le dedicó ya como artífice una parte fundamental de su producción. Él mismo lo explica: «Los arquitectomaniacos somos personas que amamos el dibujo, la geometría euclidiana, el color pictórico, la luz y el espacio, el paisaje, la ciudad, el urbanismo... es decir, no sólo el arte de construir y edificar, sino muchas otras cosas anejas».
Y, en efecto, a lo largo de estas páginas hay muchas referencias a la disciplina constructiva, muchos nombres ligados a su historia, muchos edificios y ciudades, muchas pinturas representándolos. Sin embargo, el libro al cabo es algo muy distinto e inesperado de lo que el propio autor nos promete, y poco a poco el lector se encuentra sumergido en una suerte de biografía del propio Bonet contada en paralelo con la de Pérez Villalta. Las vidas de ambos se enlazan a partir de exposiciones, amigos comunes, pasiones compartidas, alguna que otra intriga... Una hermandad entre dos espíritus afines, con Vitrubio de fondo.