SANT JORDI
La industria: «No es cierto que vendamos en un día el 5 o 10% de todo el año»
LOS LIBREROS
La ciudad y los libreros trabajan muy duro para que todo esté listo el 23 de abril. La logística no es sencilla, pero las recompensas son muchas, aunque el día más importante del año no es tan grande como muchos quieren hacer que parezca
Hay vida más allá de Sant Jordi: los libreros que convierten su espacio de venta en un lugar de encuentro
Si un extraterrestre llegase por primera vez a la Tierra vía Barcelona un 23 de abril cualquiera, quizá se llevaría una imagen algo distorsionada de lo que es y lo que mueve a la raza humana. La Ciudad Condal se viste de fiesta para el ... Día del Libro y lo hace engalanando su centro urbano con centenares de paradas de libros y rosas. Por mucho que parezca un acto espontáneo de una ciudad enamorada por la literatura, en realidad es un macro evento planificado al milímetro entre el Gremio de Libreros, el Ayuntamiento de Barcelona y las editoriales para hacer accesible y realmente cómodo comprar un libro y regalarlo a un ser querido.
El trabajo viene de lejos. Una vez cerrada la campaña de Navidad, ya se empiezan a organizar las paradas para intentar conseguir esponjar a la multitud y que no haya una sensación de ahogo y masificación. Por supuesto, hay mareas de gente, pero se trabaja para distribuirlas con orden con el tacto suficiente como para minimizar la situación.
El año pasado, por ejemplo, recuperaron Las Ramblas como espacio comercial de paradas para que la concentración entre la calle Aragón y Gran Vía, junto a la Rambla Catalunya y el Paseo de Gracia, no acaparase todo el flujo de gente. En total, se espera que se superen los 336 stands profesionales del año pasado (348 totales), ubicados en siete distritos de la ciudad, algo que muchos ignoran y creen que sólo hay ambiente en el centro de la ciudad.
Según el sector, alrededor de dos millones de ejemplares se venderán en un sólo día, lo que demuestra la importancia de la Diada. «Muchas veces se exageran las cifras. Es un día muy importante, y trabajamos duro para que todo salga bien, pero para una librería grande decir que Sant Jordi copa el 5 o el 10 por ciento de las ventas del año es demasiado», asegura Damián Gallardo, director literario de la librería Laie.
Lo mismo opina Marta Ramoneda Molins, directora de otra de las grandes librerías de la ciudad, La Central. «Sin tener los datos sobre la mesa, lo cierto es que en un solo día puedes vender lo que de forma normal tardarías dos o hasta tres semanas, lo que ya es muchísimo. Por eso no es necesario exagerar más», asegura. La Central cuenta con 3 paradas y un total de 30 personas para reforzar la locura que es Sant Jordi.
Para la directora de La Central, la Diada es una mezcla de «caos y emoción». Todavía recuerda con algo de vértigo el Sant Jordi de hace tres años, cuando una tormenta se llevó su parada por los aires y la lluvia empezó a estropear los libros. «No tuvimos más remedio que correr para intentar minimizar los daños. Lo resolvimos con estoicismo, eso sí puedo decirlo», afirma.
Pedidos y firmas
La mayoría de librerías cierran la temporada de Navidad y abren de inmediato la campaña de Salt Jordi. Empiezan entonces a hacer sus pedidos y a recibirlos. Cuando se llega a marzo, la locura ya es máxima. En enero empiezan a llamar las editoriales para reservar sitios de firma para sus autores. «A veces somos nosotros quienes pedimos a las editoriales. La comunicación es estrecha·, comenta Gallardo. Laie también tiene dos paradas, una en Gran Vía y otra en la Pedrera, además de las de las librerías de museos que gestionan. «Hacemos las comandas específicas para las paradas. La suerte que tenemos nosotros es que podemos reforzarnos con la gente de nuestras oficinas».
Por supuesto, tanto Laie como La Central son librerías prescriptivas y cuidan mucho los autores que presentan en sus paradas para firmar. «Con muchos autores tenemos una relación de cercanía. Incluso son clientes habituales. Este año, por ejemplo, tenemos desde a Pierre Lemaitre a Alana S. Portero, que conocemos muy bien», afirma Gallardo.
Paralelamente, desde Mercabarna-flor apuntan que la venta de rosas volverá a subir más allá de las siete millones de unidades, con precios que van de tres euros a quince. A pesar de la intromisión de vendedores que nada tienen que ver con el sector, sigue siendo un día vital para los y las floristas de la ciudad.
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