Ya sabes cómo es la gente
PUES DICES TÚ
Diálogos codornicescos de la mano (y pies) de Rodrigo Cortés
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas dos personas se cruzan por la calle. Son dos personas normales. Al principio no se reconocen; se lanzan una mirada fugaz y siguen a lo suyo. Pero la segunda persona (tan normal como la primera) se queda con la mosca detrás de la oreja ... y se gira.
—¿Hola?
La segunda persona también se gira.
—¿Sí?
—No te reconocía.
—Ah, hola. Qué tal. No, no me reconocías. ¿Eres tú? Yo tampoco te reconocía.
—Sí, es que iba a mis cosas.
—Normal. Mucha gente hace eso.
—Normal.
—Qué calor, ¿no?
—Sí. Ya no sabes qué quitarte.
—Es que está haciendo mucho calor. El que más de la historia, dicen.
—Desde que lo miden.
—Desde que lo miden.
—Ya verás el mar, cuando se ponga a subir.
—Eso es por la acción del hombre, como digo yo.
—Y de la mujer.
—Seguro.
—Se pone la gente a comer vacas, como si no hubiera un mañana, y mira.
—Y mira. Ya sabes cómo es la gente.
—No miden.
—No es sostenible.
—Pues dices tú, pero hablaba ayer con el pequeño y me dice que va a hacerse vegetariano.
—Ah, pues eso está muy bien. A mí también me gustan mucho los berros.
—A mí también. Pero algo habrá que comer de segundo, digo yo.
—Ahora ya no. Ahora hay complementos y pastillas. Ahora los chavales ya no comen carne, si no quieren. Ni ven la televisión. La ven luego.
—La ven en lo de las plataformas. Lo ponen todo a grabar.
—Está todo en perviú.
—Ahora no quieren enterarse de cómo ha quedado el Madrid, para ponerse nerviosos luego. Pero, claro, como no comen carne, nerviosos tampoco se ponen. Ahora van por el mundo como flotando. Como si les pesaran los libros.
—Uy, los libros, dice. Estos ya no leen.
—No.
—Es por lo de las plataformas.
—Y por lo del móvil.
—Ahora están todos como tontos con el móvil. Están dos en la misma habitación y ahí los tienes, mandándose mensajes el uno al otro con el móvil. Como si no estuvieran juntos.
—O como si estuvieran en otro país, uno en uno y otro en otro.
—Ahora es así.
—Ahora hacen lo que quieren. Lo que les da la gana. La culpa es nuestra.
—Y diles tú algo. Ahora no se les puede decir nada.
—Ahora se hacen todos vegetarianos y, claro, ponles tú a leer.
—No hay manera.
—No quieren.
—¿Tú lees?
—Yo no. Claro. ¿Y tú?
—No se me ocurre.
—Pues dices tú, pero me he comprado el libro de lo de los versos. El de lo de Buda.
—Me da mucha pena ese hombre.
—Normal. Le llevaban un tiempo siguiendo, por lo visto. Desde Marruecos. Por escribir lo de los versos.
—Es que la poesía…
—Se la tenían jurada, me parece.
—El que la sigue, la consigue, como digo yo.
—Es que esa gente se ofusca y diles tú algo. Se les queda todo ahí…
La segunda persona normal se señala entonces la sien. Luego, la garganta. Decide que es mejor la sien.
—Aunque también qué cuajo el otro. Ponerse a hablar de Buda.
—En verso.
—En verso. Que allí estará, además, prohibido.
—Si yo no digo que no. Pero entre quedarse uno callado y ponerse a tocar la trompeta…
—Ya, pero si provocas…
—Podrás hacer lo que quieras, digo yo. Y luego, si no te gusta, pues nada. Dos estrellitas.
—Pues díselo tú al papa. Mira lo que dijo.
—Pero porque este es un papa comunista.
—Que ya era hora.
—Sí. Eso sí.
—Pues dices tú, pero una vez me fui yo a Perpiñán. A ver la de Emmanuelle. Para defender la cultura.
—Muy buena silla, Emmanuelle.
—Muy buen mimbre. Antes por la libertad hacíamos lo que fuera.
—Muy buena música.
—Tenía el disco, yo.
—Ahora ya no. Ahora ya no hay discos. Ahora está todo en las plataformas. Y te advierto que al final no ves nada.
—Mientras cenas, como mucho.
—Series. Que ahora las hay muy buenas.
—Yo también veo series, sí. Ahora que ya no hay que bajarlas.
—A ver si hacen la de los versos en serie, ¿no? Que seguro que funciona muy bien.
—La vería yo, sin ir más lejos. Así no me leo el libro.
—Ni yo.
Las dos personas normales hacen una pausa melancólica, remontándose, seguramente, a un tiempo en que todo era posible y el tomate sabía a tomate.
La primera persona regresa.
—Aunque a ver cómo sacas tú a Buda en una serie.
—Sí, eso sí. Estará prohibido.
—Pues no me extrañaría nada.
—Seguro que hay una ley de no sacar a Buda.
—Igual dan permiso a veces.
—Igual.
—Como con el ayuntamiento.
—Pues no te digo que no.
—Pues por eso te digo.
—Si te estoy dando la razón.
—Pues por eso…
—Pues eso.
Ha hecho una película dentro de una caja y cuatro fuera. Escribe libros, habla por la radio y huele genial. Una vez se quedó atrapado en un ascensor con Carlos Boyero.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete