La traición de Javier Cercas

El «llamamiento» de Cercas ha indignado a tirios y troyanos. Los sanchistas ven allí una traición mientras que los antisanchistas le reclaman la cortedad de vista y lo ambiguo de su postura. Ante la decepción general con la clase política, Cercas llama a votar en blanco. O, en caso extremo, recurrir a la «lotocracia»: la elección al azar del presidente de turno, como una forma más auténtica de distribuir el poder en el pueblo.

Esto segundo, por supuesto, es una ironía. Sin embargo, forma parte del argumento de una novela que viene como anillo al dedo para reflexionar sobre estos asuntos. Se trata de 'El Napoleón de Notting Hill', la primera novela publicada por G. K. Chesterton, en 1904, una distopía cuyas acciones se proyectan al Londres de 1984. Se dice que de allí tomó Orwell la idea para su obra maestra. En la de Chesterton, lo distópico viene por la vía de la sociedad perfecta, donde no hay violencia de ningún tipo.

Así, el Rey se elige al azar y este método es a la vez garantía y reflejo de la estabilidad alcanzada. Al menos hasta que la suerte quiso que la elección recayera sobre Auberon Quin, un oficinista aburrido que decide sacudir un poco la modorra nacional. Lo hará mediante una serie de decretos que propiciarán el separatismo e independentismo de los barrios de Londres. Nadie parece hacerle mayor caso hasta que Adam Wayne, delegado de Notting Hill, se toma el decreto en serio y declara la autonomía de aquella parte de la ciudad.

La novela de Chesterton, quien no desdeñaba las alegorías, nos recuerda que en la vida no podemos renegar de nuestro deber de elegir, siempre. Porque incluso cuando creemos no hacerlo, mediante la inhibición del acto o del juicio, el mundo (el azar) elige por nosotros. Descartada la lotocracia, el voto en blanco tampoco parece una opción muy adulta que digamos. No es, al menos, una posición antisistema como cree Cercas.

De hecho, forma parte del abanico de opciones que contempla el sistema. Es la opción más digna, si nuestra preocupación principal es no mancillarnos en las sucias aguas de la política, pero que al final terminará beneficiando a una de las fuerzas en conflicto. Casi siempre, la menos democrática del momento. El análisis de Cercas es valiente pero estrábico. No percibe que el verdadero antisistema ya está en La Moncloa y se llama Pedro Sánchez.

La solución real, ante el desmantelamiento de la democracia que estamos presenciando, sería votar al PP o apoyar sus mociones. Y lo mismo a la inversa si algún presidente del PP amenazara el estado de derecho. La idea no es mía. Se la escuché aquí en Málaga a un escritor que hizo una disertación brillante sobre la necesidad de reivindicar la traición y la figura del traidor en la política. Ese escritor no era otro que Javier Cercas.