a la contra
La verdad de un falso 'tour'
La anulación de la sentencia a Anónimo García es una gran noticia, para él y para nosotros también
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El Tribunal Constitucional ha anulado por unanimidad la sentencia por la cual Anónimo García fue condenado a 18 meses de prisión y a pagar 15.000 euros (más de 30.000 ha gastado entre esa indemnización injusta, abogados y recursos). Es una muy buena ... noticia. Para Anónimo, en primerísimo lugar, pero también para la libertad de expresión y de creación. Es decir, que es una gran noticia para todos. La historia la contó en un libro el periodista y escritor Juan Soto Ivars, cuando hacerlo era casi anatema, pero podríamos resumirlo en que la vida de Anónimo García se había visto atropellada por una sentencia delirante que no contemplaba lo más importante: la verdad de los hechos.
El 'tour' de la Manada, por el que se le condenó, jamás existió. La versión oficial, la que sostuvieron los medios empecinadamente aun sabiendo que no era cierto, es que sí. Que un desalmado oportunista había intentado hacer negocio ofertando un 'tour' turístico por los lugares de la tragedia y, con ello, había ahondado en el dolor y, por eso, se le condenó por trato degradante a la víctima.
La realidad es otra: el colectivo Homo Velamine, autodenominado «ultrarracionalista», trabajaba ya mediante acciones y ‘performances’ con los conceptos de desinformación y ‘fake news’ cuando todavía no estaban instalados en el lenguaje cotidiano (Pedro Sánchez mediante). Su modo de abordar el concepto era provocándolo, de la práctica a la teoría, trasladando la reflexión a la realidad, estimulando los factores que harían que se desarrollase de manera espontánea. Y, luego, observándolo, señalándolo y analizándolo. Para que una acción fuese efectiva, necesitaba parecer real.
El 'tour' de la Manada, por el que se le condenó, jamás existió. La versión oficial, que sostuvieron los medios aun sabiendo que no era cierto, es que sí
Y fueron muchas: Acudieron a Vistalegre vestidos de monjas y curas para apoyar la continuidad de Pablo Iglesias, como ‘cleroflautas’, con eslóganes como «Pablo, amigo, Dios está contigo» o «España necesita un clero podemita». Pedían a Dios su voto. Desplegaron una bandera gigantesca de España en Gran Vía durante la manifestación del 8M de 2018 en la que se podía leer «Viva España feminista» y lanzando octavillas con la bandera (es la única vez que han recibido una paliza y fue por parte de concienciados extremoizquierdistas).
En 2019 se unieron a la contramanifestación del 8M convocada por Women of World vestidos de travestis y reivindicando que «en femenino sí y en masculino también» o «Es una invención, la discriminación». Entonces llegó el momento en que iba a conocerse la sentencia del mediático caso de la Manada y, tras días de continua sobreinformación en los medios, el colectivo lleva a cabo una nueva acción ultrarracionalista y crea una web con apariencia real donde se replican los recursos utilizados en los medios ofertando un falso tour. Solo estuvo disponible dos días.
Al tercero se añadió un artículo que explicaba con precisión el propósito de la web y enlazaba a la página del colectivo. Pero acababa de desatarse la tormenta perfecta: la víctima, a través de su abogada, denunciaba ¡cinco meses después! por trato degradante una web falsa que lo que hacía era denunciar la cobertura amarillista y la innecesaria sobreinformación, el mercadeo del dolor, que se había llevado a cabo con apariencia de rigor.
El resultado: cinco años y medio en los que Anónimo García perdió su trabajo, reputación, dinero y amigos. Por eso esta sentencia es una gran noticia para él, primero, pero para todos también. Porque no ha permitido, aunque sea tarde (nadie va a devolverle lo perdido), que la especial y particular emotividad se sitúe por encima de la objetividad que debe predominar para establecer cuándo una conducta es punible y cuando no. Celebrémoslo.
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