PUES DICES TÚ
Nos quieren amordazados
Las dos 'personas normales' ideadas por Rodrigo Cortés entablan un diálogo 'normal' sobre las mascarillas, el teatro, Gijón...
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas dos personas normales aguardan en sendos asientos de plástico -rematados por un cartel de «no sentarse»- en la sala de espera de un hospital. La segunda persona normal se separa un poco la mascarilla para rascarse la nariz. La primera persona normal mira a ... la segunda persona.
—¿Es fepedós?
—¿Cómo?
—¿Es fepedós?
—Ah, no. Es quirúrgica.
—Como es blanca…
—Es que ahora las hacen blancas, no sé si funcionarán igual.
—No creo.
—No sé. Son las que me ha comprado el pequeño.
—Yo las prefiero verdes.
—¿Esa es quirúrgica?
—Es fepedós. Las hacen también verdes.
—¿Y sirven?
—Igual no. Pero la compré en mayo y me queda muy bien con la chaqueta.
—¿La estrenas ahora?
—No, no. En mayo. Me gusta más ahora, así, oscurita. Me va mejor con todo.
—Total, para lo que sirven...
—¿No sirven?
—Estamos en manos de intereses. Nos quieren amordazados.
—Pero ya no, ¿no?
—No quieren que opinemos. No quieren que se sepa la verdad.
—¿Qué verdad?
—La que sea.
—Ah, ya.
Una voz metálica, apenas comprensible, llama a alguien por su nombre y apellido. Le asigna un número de puerta. La primera persona normal aguza el oído.
—¿Me ha dicho a mí?
—¿Cómo?
—¿Ha dicho mi nombre?
—Yo creo que no.
—Pues podría haber dicho mi nombre.
—Sí.
—O el tuyo.
—Aún mejor. Es que con la mascarilla no se entiende.
—¿No se entiende para hablar o no se entiende para escuchar?
—No se entiende en general.
—Pues dices tú, pero leía yo el otro día que los niños lloran como lloran para que se les oiga sí o sí.
—No entiendo.
—La cosa es que, por lo visto, los niños lloran así para que les hagas caso. Para que los atiendas.
—Así, ¿cómo?
—Así como molestando. Por lo visto está pensado para que quieras que se callen.
—Pues funciona, ¿no?
—Quien no llora, no mama, como digo yo.
—¿Y qué más decían?
—Eso sólo, me parece. Era en el Telediario.
—Ah, ya.
—Luego dijeron que le iban a dar el Príncipe de Asturias a un titiritero. Por lo visto el teatro es muy importante. La vida es puro teatro, que digo yo.
—Será el Princesa.
—¿Ahora el príncipe es princesa?
—Ya se puede, por lo visto. Han hecho una nueva ley.
—Ah, ya. La excepción ibérica. Ahora te puedes hacer princesa, si quieres. Aunque seas príncipe.
—Pues dices tú, pero, si el teatro fuera importante, se sabría, ¿no?
—Por lo visto la gente va al teatro más que al cine.
—¿Y eso?
—Porque te lo dicen todo allí. Te lo dicen a la cara. Como en el fútbol, que se puede ver grabado, pero no es lo mismo.
—Ah, claro, que el cine es grabado.
—Por eso. Pero el teatro no. Por eso hay que darle premios, porque tiene muchos costes. Hay que pagar a la gente.
—Con nuestros impuestos, seguro.
—Hay que pagar al acomodador.
La voz metálica vuelve a proferir algo incomprensible. La primera persona normal pone la cabeza de lado.
—¿Me ha dicho a mí?
—No creo. Se ha levantado esa señora, con el niño.
—Ah, sí.
—Es que estaban ya de antes.
La primera persona se relaja.
—Pues dices tú, pero me gustaba a mí cuando había acomodador. Tendría que haber acomodador siempre.
—O acomodadora.
—O acomodadora. Tendría que haber alguien que te dijera dónde es todo.
—Con nuestros impuestos.
—Con nuestros impuestos. Que para eso los pagamos.
—¿Y dónde es lo de la princesa?
—En Gijón, me parece.
—Ah, ya, en Gijón. Que es «de Asturias», claro. Muy bonito. Fui yo una vez. Es lo de la Concha, ¿no?
—Me quiere sonar.
—En la Concha la gente es muy rica, me parece. La gente rica vive siempre junto al mar. Me parece que tienen astilleros.
—¿Astilleros?
—Me suena que sí. Allí es raro el que no tiene un astillero. Allí se come mucho, y se viste mejor que aquí. Parecen príncipes todos.
—Por eso darán allí los premios.
—Por eso será. Y porque les gustará la gaita.
La voz metálica declama el nombre de la segunda persona normal. No se entiende bien, pero se entiende.
—Me toca.
La primera persona normal suspira. No le parece justo el orden.
—Pregúntales que si lo de la mascarilla va para largo.
—Yo se lo pregunto.
—Y diles que si tienen que ser fepedós.
—Yo se lo digo.
—Ojalá que sí. Son las que más abrigan.
—Ojalá.
—Ojalá que me digan ahora a mí.
—Ojalá que sí...
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete