LIBROS
La primera novela picaresca
NARRATIVA
Esta 'Vida de Esopo' está estupendamente ilustrada por Carlos Baonza y muy bien traducida del griego original por Pedro Bádenas de la Peña
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Iniciar sesiónUn gran helenista, Pedro Bádenas de la Peña, y un fantástico dibujante, Carlos Baonza, se han reunido para ofrecernos una ‘Vida de Esopo’ inolvidable. Sobre este primer texto de la literatura picaresca universal escribió en 1976 Francisco R. Adrados un célebre artículo en la ‘ ... Revista de Filología Española’ de lectura imprescindible para todo aquel que quiera saber más del asunto. Comentaba allí Adrados la íntima relación conceptual existente entre la ‘Vida de Esopo’ y la ‘Vida de Lazarillo de Tormes’.
El primero de esos dos textos debió escribirse por primera vez en el siglo I de nuestra era en Egipto o en Siria, aunque no conservamos huella escrita del mismo hasta cinco siglos después, bajo la especie de dos fragmentos encontrados en un papiro de la época. La versión completa de la ‘Vida de Esopo’ nos ha llegado en dos versiones, del siglo X y del siglo XI respectivamente, que son las bases de cualquier edición posterior, empezando por la traducción al latín llevada a cabo por Rinuccio Aretino, fechable en torno a 1446-1448 e impresa en Milán en 1478 al cuidado de Bono Accursio.
NOVELA
'Vida de Esopo'
- Autor Anónimo
- Editorial Pepitas de calabaza
- Año 2023
- Páginas 192
- Precio 25,90 euros
Aparecieron después en la Europa renacentista diferentes versiones de la ‘Vida’. De la edición alemana en lengua latina de Steinhöwel proceden las tres ediciones castellanas del siglo XV: ‘La vida de Ysopet con sus fábulas historiadas’ (Zaragoza, Johan Hurus, 1489), precioso incunable castellano, enriquecido con maravillosas xilografías, que fue muy del agrado de Isabel la Católica, ya que los dos únicos ejemplares que se conservan proceden de la espléndida biblioteca de la reina de Castilla; la segunda es una traducción española de la ‘Vita Aesopi’ impresa en Tolosa de Francia también en 1489; la tercera se titula ‘Libro del Ysopo fabulador historiado en romance’ y se imprimió en Burgos en 1496.
Durante el siglo XVI se publicaron otras versiones en lengua española. Adrados estaba convencido de que tanto las traducciones incunables como las aparecidas en las primeras décadas del Quinientos, influyeron decisivamente en la redacción del ‘Lazarillo de Tormes’, cuya autoría permanece todavía sin dilucidar, pese a inundarse la bibliografía ‘ad hoc’ de infinitas propuestas de autoría, algunas de ellas muy bien razonadas, pero que no han contado con el respaldo apetecido.
Nos narra las andanzas de un esclavo frigio llamado Esopo, que lo tenía todo para destacar en sociedad
Esta ‘Vida de Esopo’, estupendamente ilustrada con linograbados de Carlos Baonza y muy bien traducida del griego original por Pedro Bádenas de la Peña (Premio Nacional de Traducción en 1994 por su traslado al castellano de una redacción bizantina anónima de ‘Barlaam y Josafat’), nos narra las andanzas de un esclavo frigio llamado Esopo, que lo tenía todo para destacar en sociedad: “De imagen desagradable, inútil para el trabajo, tripudo, cabezón, chato, tartaja, negro, canijo, zancajoso, bracicorto, bizco, bigotudo, una ruina manifiesta; el mayor defecto que tenía, aparte de su extrema fealdad, era su imposibilidad para hablar claro, pues era desdentado y no podía articular”. Pese a todo lo que antecede, Esopo había nacido para triunfar, pues era más listo que el hambre, ingenioso como pocos, amigo de las burlas y las befas y filósofo en potencia.
Sabio oriental
Al final, Esopo es condenado a muerte por los sacerdotes délficos, quienes, para vengarse de sus mofas, le introducen en su mochila una copa del tesoro de Apolo para poder luego inculparlo como ladrón sacrílego. Antes de ese fatal desenlace hemos visto cómo Esopo, libre ya de su vínculo de esclavitud con su primer amo, el pseudofilósofo Janto, viaja por Egipto y Mesopotamia, convirtiéndose en una especie de sabio oriental experto en solucionar problemas aparentemente insolubles. Ya el llamado «padre de la Historia», Heródoto (siglo V a. C.) sabía que Esopo fue esclavo de un samio y que murió a manos de los sacerdotes délficos. Las leyendas populares pueden ser anteriores en muchos siglos a los libros que las recogen y donde son expuestas después de darles forma literaria.
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