'Del Pop a la Transición (1964-1981)' en Galería Guillermo de Osma: La intensidad narrativa de Equipo Crónica

Del núcleo valenciano nace en 1964 Equipo Crónica, inicialmente conformado por Juan Antonio Toledo, Rafael Solbes y Manolo Valdés, aunque pronto quedó reducido a los dos últimos. Su metodología en equipo, que surge como una crítica al individualismo, no era inédita en España, con precedentes como Grupo Parpalló, Equipo Córdoba o Equipo 57. La novedad consistía en su ampliación al campo de la pintura figurativa.

La exposición que la galería Guillermo de Osma dedica a Equipo Crónica pone en valor la originalidad de aquel discurso, su intensidad narrativa y la innegable capacidad para evocar, al menos en su periodo inicial, la atmósfera visual de una época determinada por el auge de los medios de masas. Un buen ejemplo es 'La casa de Pilatos' o 'Baile de debutantes' (1966), una de las piezas más significativas de la cita, donde un evento de actualidad, protagonizado por jóvenes de la aristocracia y la alta burguesía, es leído satíricamente en relación con el 'aperturismo' de la dictadura.

Esta visión crítica de la realidad implicó una nueva manera de entender lo figurativo, modulada por recursos vinculados al Pop, como el empleo del montaje en serie (que replicaba la maquetación de los cómics o de los reportajes en revistas), y una estética de líneas contundentes, tintas planas y gamas de color reducidas.

Con motivo de esta cita, la galería ha editado un catálogo que incluye textos históricos de los dos principales valedores conceptuales de Equipo Crónica, los historiadores Tomàs Llorens y Valeriano Bozal, así como una nueva lectura aportada por Sergio Rubira. Tres voces que convergen en una misma narrativa canónica: aquella que presenta a Estampa Popular como un movimiento bienintencionado pero errado en sus planteamientos, condenado a la irrelevancia por su desconexión de la sociedad española, lo que sería corregido por Equipo Crónica, quien pasaría a ostentar la hegemonía del arte comprometido del momento, en una dinámica que, según ha explicado recientemente la historiadora Noemí de Haro, no se corresponde con la verdad histórica.

De hecho, la fuerza reivindicativa de Equipo Crónica empieza a diluirse a finales de los sesenta, cuando su temática se centra en la combinación, a veces bastante tosca, de motivos artísticos y sociales. A partir de 1967, son recurrentes las citas a la pintura española del Siglo de Oro. En esta exposición, dicha etapa se halla representada en su vertiente menos afortunada: unas esculturas conscientemente kitsch, concebidas como pequeños 'ninots indultados' e inspiradas en figuras de Velázquez. Las dedicadas a las Meninas han envejecido especialmente mal, y su agotamiento icónico no puede sustraerse del cansino desarrollo emprendido años después por el propio Manolo Valdés ya en solitario.

En los setenta, Equipo Crónica quiso abordar el papel del arte de vanguardia en los debates sobre la situación política y cultural española, lo que derivó en una serie de parodias pictóricas, algunas realmente ingeniosas. En este ámbito, la revisión de la galería ofrece magníficos ejemplos, como 'Lecteur Assoupi (La siesta)', de 1978, o 'Retrato alegórico de la señorita vanguardia', de 1981. La cita también acoge una escultura titulada 'Espectador de espectadores', que pertenece a un conjunto de figuras que representan a miembros de la policía secreta franquista y que fueron colocadas entre el público de los Encuentros de Pamplona (1972). En esos Encuentros, se pudo advertir la emergencia de una nueva vanguardia experimental, distante de las tradiciones y medios anteriores, como eran la pintura y la escultura.

Equipo Crónica desapareció al morir Rafael Solbes en 1981, en un momento en el que la Transición empezaba a dar paso a una nueva identidad democrática, mientras que en lo artístico triunfaban la individualidad, la estética del genio y la amnesia política.