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¿Qué es la poesía para la Premio Nobel Louise Gluck?
Ensayo
'Los ensayos' de Glück, todos ellos muy breves, dan cuenta de su modo de leer, de abordar los textos y de dirigir su escritura
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Iniciar sesiónComo Séneca y Quevedo, Louise Glück conversa con los difuntos esperando, como Cernuda en «A un poeta futuro», hacerlo un día con los aún no nacidos. Así lo expone en el primero de los ensayos de su libro ‘Demostraciones y teorías’ (1994): ‘La educación ... del poeta’, en el que traza un significativo recorrido por su memoria y las obsesiones que la llevan a escribir: la preocupación por la palabra, la predilección por el vocabulario sencillo, el interés por la paradoja, el modo preciso en que el habla es capaz de articular la percepción, y, junto a ello, una serie de confesiones biográficas sobre su familia, su muy temprano conocimiento de la mitología griega, su sentido de la tradición y de su lengua, la sintaxis como ordenación del pensamiento, la escritura como modo de conservación, su anorexia y la necesidad de construir «un yo plausible», y cómo a los 18 años se inscribió en el taller de escritura literaria de Leonie Adams en la Escuela de Estudios Generales de Columbia y cómo siguió luego las enseñanzas de Stanley Kunitz.
ENSAYO
'Ensayos completos'
- Autora Louise Gluck
- Editorial Visor
- Año 2023
- Páginas 461
- Precio 26 euros
Reconoce haber deseado ser poeta, desde el inicio de su adolescencia y no evita hablar de los periodos de silencio en los que no escribió; explica que se esforzó por conseguir «frases suspendidas como en latín», que le permitieran «encontrar el camino hacia el fin del poema sin cerrarlo herméticamente».
En ‘Sobre T.S. Eliot’ describe muy bien cómo, mientras Williams considera real lo que pueden registrar los sentidos, Eliot identifica «lo real con lo permanente». Lo que le lleva a hablar del «hambre de significado» que tiene siempre el pensamiento religioso. En ‘La idea de la valentía’, insiste en la obligación de nombrar todo cuanto está en riesgo; subraya que «mientras dura el acto de componer, el poeta queda aislado tanto del futuro como del pasado»; y pone el dedo en uno de los dilemas que más angustió a Juan Ramón: «la imposibilidad de que, en el presente, entren en contacto el yo de ahora con el yo que escribió».
Reconoce Louise Glück haber deseado ser poeta desde el inicio de su adolescencia
Para ella, pensar y escribir son sinónimos. En ‘Sobre George Oppen’ define a éste como «un maestro del espacio en blanco: de la concisión, la yuxtaposición y del matiz». Lo que le lleva a reconocer que «Williams, en lo menos bueno suyo, es obstinadamente trivial» y a criticar lo que llama «las rarezas estrambóticas» de Wallace Stevens, a las que opone «el lenguaje sometido al uso común».
Error primigenio
En ‘Contra la sinceridad’ afirma que la labor del artista «implica la transformación de lo real en verdadero», y que es un «error primigenio asumir que solo hay un tono adecuado para la poesía»; ve cómo dentro deKeatsresuena Milton, porque «la variación métrica actúa como un palimpsesto» que permite ver su trasfondo; trata el «concepto de la pérdida»; y adjudica a Wordsworth la idea según la cual la poesía debe ser la expresión «de un hombre hablando a los hombres».
Advierte en Keats el problema del yo, que relaciona con Shakespeare, y su capacidad para anular el yo. Considera que Berrymann posee «el mejor oído desde Pound» y que «la verdad que ponemos en la página bien puede no haber sido vivida ni experimentada» porque procede «de todo cuanto puede ser imaginado», ya que la verdad, en poesía «se siente como una revelación».
Sobre el modo en que trabajan los grandes poetas, indica que sus elementos pueden ser subjetivos, pero que sus métodos nunca lo son. Y sobre los que más influyeron en su generación cita a Hass, Ryan, Forché y Stanton. En ‘Sobre lo prohibido’ parte de que «el mito es trágico»; elogia la técnica de Sharon Olds y «la voz que nos habla» en un poema de Bidart. En ‘Obstinada humanidad’ compara a Hass con Milosz e indica lo mucho que aquel ha aprendido de Jeffers. En ‘Ruptura, duda, silencio’ reconoce su atracción por la elipsis, la sugerencia y «el silencio deliberado y elocuente», del que son ejemplos Berryman, Oppen, Eliot y Rilke, calificados como «maestros del callar», y detalla su fascinación por «lo inacabado»; describe contrapuestas maneras de poetizar y define lo lírico como «el pensamiento de un instante».
Afirma que la labor del artista «implica la transformación de lo real en verdadero»
En ‘Imparcialidad’, no distingue entre el yo y la obra; y, en ‘La mejor poesía americana en 1993: introducción’ se ratifica en que «el sentido del poema es crear una persona, primero en el poeta y luego, en el lector». Admite su ‘pasión por la forma’ y afirma «que la tarea de escribir un poema es, sobre todo, la búsqueda de un contexto». En sus páginas sobre Stanley Kunitz expone que «ningún mito puede dar cuenta de toda la realidad». Y, en ‘Invitación y exclusión’ asume que «la emoción de leer implica la emoción de crear» y, en ‘Muerte y ausencia’, dice que los poemas «no permanecen como objetos, sino como presencias».
‘Los Buddenbrooks’
En el segundo de los libros recogido también aquí, ‘La originalidad americana’ (2017) asegura que «el arte literario de nuestro tiempo refleja la angustia del hombre inventado y también la afirma». Reflexiona sobre un tema que mereció la atención de Emerson, de Whitman y de Poe, como es la originalidad o no de la literatura escrita en Norteamérica; distingue entre «narcisismo y exhibicionismo»; valora la singularidad de Strand , de O’Hara y de Ashbery e incluye unas breves páginas sobre ‘Los Buddenbrooks’ de Mann.
La segunda parte contiene apreciaciones de interés sobre Pinsky y la sustitución del tono por la forma; y no duda en afirmar que «vivimos en una cultura casi fascista en su aplicación del optimismo». En cuanto a la tercera aparte aporta una serie de impresiones sobre poetas más jóvenes como Dona Levin. En cuanto a los tres breves textos que componen su parte final vuelven a ser confesiones biográficas. Los ensayos de Glück, todos ellos muy breves y de estructura acaso demasiado líquida, dan cuenta de su modo de leer, de abordar textos y de dirigir su escritura.
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