Episodios perdidos
Pesadilla en la cocina del oso
Jeremy Allen White hereda un tugurio gastronómico que intenta reflotar, en una serie adulta de Disney+ con aromas de clásico, 'The Bear'
'Shameless' y 'Ray Donovan': la fascinación del mal
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Iniciar sesiónLos seguidores de 'Shameless' conocerán bien a Jeremy Allen White, 'Lip' Gallagher, joven prodigio aplastado por el entorno. Repite experiencia en 'The Bear', estreno todavía caliente de la cara adulta de Disney+, esta vez como chef que hereda un pequeño tugurio ... gastronómico en circunstancias dramáticas. Él se empeña en transformarlo en un restaurante de calidad.
Lo malo para Carmen –o 'Carmy', o 'Bear'–, su nuevo personaje, es que el local viene con deudas y 'bichos', los trabajadores que le ayudan o le hacen la vida imposible, según sople el viento, en un catálogo humano sorprendentemente amplio para una muestra tan limitada. Casi todos ellos se van quedando clavados en la memoria, como los Gallagher, aunque el personaje tóxico nunca podrá superar la desfachatez genial de Bill H. Macy en la serie que nos dejó el año pasado, después de once temporadas.
'The Bear' recuerda a la película 'Hierve', en la que Stephen Graham daba un recital mientras nos sumergía sin anestesia en el estresante ecosistema de un restaurante de lujo. Pero aquello era Londres y esto no solo es Chicago, sino que la peripecia del Original Beef of Chicagoland, como se llama el establecimiento, atraviesa algo parecido a lo que ocurre en 'Pesadilla en la cocina', aunque Carmy no es Chicote ni Gordon Ramsey, y no por falta de carácter.
Capítulos cortos y largos
La historia se dispara en los primeros instantes, con un montaje que pondrá nerviosos a muchos, pero luego sabe encontrar los momentos precisos para cambiar de marcha, con un ritmo tan irregular como la duración de los capítulos, entre 20 y 48 minutos. Hay un diálogo que nos ahorra explicaciones:
–¿Hay un nombre para esa cosa cuando crees que va a pasar algo bueno y temes que ocurra algo malo?
–No lo sé, ¿la vida?
Quizá por la herencia inconsciente de 'Shameless', 'The Bear' aparece en muchas reseñas como comedia, aunque cuesta encontrarle la gracia. A cambio, el drama es superlativo, por lo que cuenta y por cómo se concentra en unos pocos elementos para mostrar la contraposición de dos familias: la del restaurante y la propia del protagonista, a cual más difícil de sobrellevar.
Los ocho episodios de la primera temporada piden a gritos una continuación. Christopher Storer, su creador, y la guionista Joanna Calo se sacan de la manga una especie de truco de magia final que funciona como 'cliffhanger' global, posiblemente discutible, pero digno de Vince Gilligan, el genial padre de 'Breaking Bad' y 'Better Call Saul'. Nos estamos viniendo arriba con las comparaciones, pero no es casualidad que las notas que le ha puesto la crítica americana a la serie rocen la matrícula de honor.
Calo está detrás de títulos tan originales como 'Undone', 'BoJack Horseman' y 'Hacks', de la que hablamos no hace tanto por aquí. Storer destacaba más como productor y director de títulos como 'Ramy'. Se nota que ha echado el resto, tras idear una estructura muy ambiciosa, que va mucho más allá de contarnos cómo funciona una cocina. El tipo retrata a su modo una época de Chicago sin salir apenas de su restaurante ni asomarse demasiado a sus ventanales, que tampoco viven tranquilos. En realidad, 'The Bear' ni siquiera nos muestra el establecimiento completo. Los clientes están también fuera de campo y lo único que importa se cuece ante los fogones. De guarnición tenemos imágenes documentales, fogonazos en los que vemos de refilón a Obama y a Bill Murray.
Los personajes nos se abren ni nos enseñan su pasado con los consabidos saltos en el tiempo. Esto no es 'Perdidos' y no hay más misterio que el milagro de mantener en activo, sin que se maten, a un pequeño grupo de trabajadores sometidos a una presión insoportable, en un lugar casi tan estrecho y claustrofóbico como un submarino. Que nadie se sorprenda si se escapa alguna puñalada, con tanto cuchillo.
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