colarse sin avisar: danza
Patricia Guerrero: «Después del teatro celebro en el bar»
colarse sin avisar
Premio Nacional de Danza en 2021, la bailaora de Granada es una de las artistas más precoces del flamenco actual: figura desde la juventud
Manuel Valencia: salvar la vida con la guitarra
Luis Ybarra
Dice que los dos perfiles de su cara son buenos cuando la fotógrafa le pregunta por su lado preferido. Que están bien, vaya. Patricia Guerrero pertenece a esa generación que desacraliza lo elevado. Premio Nacional de Danza en 2021, ríe con el equipo técnico y ... gusta de frecuentar garitos para atar amistades tras largas horas de trabajo. Chasquea, posa, camina. Curiosea una cámara Polaroid. Lo hace frente al sinfín de espejos que componen la sala del Ballet Nacional de España en la que nos recibe, ya que sigue ensayando un papel principal en 'La bella Otero' como invitada.
Comenta sus últimas andanzas por Europa con el montaje 'Deliranza', de su propia compañía, y se retrotrae al pasado para mostrar los cimientos de su baile, que pasan por uno de los estrellatos más precoces del panorama actual. A los 15 años, edad a la que algunos apuntan en la pizarra el nombre de quien habla, ella empezó a formarse con Mario Maya, Rubén Olmo y más tarde el cineasta Carlos Saura, que la requirió para la película 'Flamenco flamenco', a través de la compañía Estévez & Paños. Su historia es la de una luz fugaz que sin pretenderlo ha encontrado permanencia.
La granadina es una de estas pocas personas que lleva el flamenco a 'La Resistencia', el programa de Broncano. Igual que Paco de Lucía tuvo un padre con afición a los pestillos, ella ha tenido una madre: «A mí nunca me ha encerrado, eh, pero sí que ha jugado un papel fundamental en mi carrera dancística, apostando desde un principio por la constancia y la máxima exigencia. Cuando me dieron el premio Nacional, a muchos les sorprendió mi juventud, pero es que llevo toda la vida. Eso es mucho tiempo. En el Albaicín, mi barrio, lo festejaron como una distinción colectiva. ¡Me llevan viendo desde niña! ¡Es un éxito de todos!».
La irrupción en los circuitos de Patricia Guerrero, a la que conocemos como solista desde 2010, cuando solo tenía veinte años, viene contextualizada dentro de un reto mayúsculo. Ella ha entrado en las grandes programaciones, Mont de Marsán, Bienal de Flamenco de Sevilla, Festival de Londres,Nueva York, Madrid..., coincidiendo con el máximo apogeo de María Pagés, Sara Baras, La Yerbabuena, Israel Galván, Farruquito, Rocío Molina y otros exponentes de la danza. O sea, que se ha colado, sin avisar, entre los mejores.
«Esta profesión empieza pronto y no tarda demasiado en terminar, por el ejercicio físico que supone. Desde niña tengo esa intención coreográfica. He llegado a hacer todo lo que quería en los tiempos que quería, sin prisas y disfrutando de cada proyecto. Las ganas de estar donde estaba ha sido la clave para que pasaran cosas importantes sin que me diera demasiada cuenta. Público, por otra parte, hay para todos en una generación tan buena como la mía. La prueba está en los teatros. Míralos: todos llenos».
Mueve a más de una quincena de personas con su compañía. Lo que comenzó como una lluvia de ideas tornó en chaparrones, y ahora anda inmersa en un proceso de ruptura: «No sé dónde me va a llevar mi mente próximamente. Estoy entrando en un momento de locura y libertad expresiva. El purismo es muy importante, pero para mí no supone un límite a la hora de llevar mi raíz a otras dimensiones, como siempre se ha hecho, en realidad. 'Deliranza' se arma de los sueños, y ahí el surrealismo y las licencias son totales. Me gusta mucho este punto al que he llegado, aunque me encanta seguir bailando por soleá y por alegrías». Tanto le gusta esa línea, digamos, ortodoxa, que sigue frecuentando tablaos como Corral de la Morería y Los Gallos, escenarios que conviven con aforos mayores: «Disfruto al enfrentarme al público de esas dos formas. Pero ahora llamadme por 'Deliranza', por favor, que no he tardado nueves meses en darla a luz, sino dos años».
La Latina de Madrid vs la Alameda de Sevilla
Tiene un sentido global del arte, así se ha interesado por la Literatura y la Pintura. Escucha música clásica y tiene, en estos momentos, un dilema: no sabe si le gusta más la Alameda de Hércules de Sevilla o La Latina madrileña, que sería su equivalente, «aunque ahora esté más por Malasaña». Allí invierte en ese sano destiempo que también nutre sus días: «En Madrid, donde resido después de haber pasado por Granada y Sevilla, uno se va encontrando con artistas y actores por la calle. Eso sorprende a los que venimos de fuera. Me siento en un patio de butacas y al lado tengo a gente muy popular y talentosa. He descubierto a personajes como Emilio Gil, diseñador gráfico. Interactúo y me apetece dejarme influenciar por otros ambientes y artistas de diferentes disciplinas. Estoy en el sitio adecuado. Hay toda una escena. La convivencia para mí es esencial, por eso después del teatro celebro en el bar. No debemos ceder ese espacio que también es nuestro y es igualmente importante».
La última vez que fui a verla, le digo, coincidí al lado de un popularísimo actor español y un Ángel de Victoria Secret. Tiene a la flor y nata entre el público. «A veces nos quitan protagonismo los de abajo», ríe. Si bien, «en los teatros no se ve tanto. Tú estás... a lo tuyo. El tablao es otra cosa, ahí los espectadores... te rozan las tacones. Me encanta. Y qué persona tan preciosa ese Ángel de Victoria Secret que había entre el público. Allí ninguno podía dejar de mirar a ese ser rubio y radiante».
Donde hay afición, pero no ventanas, el tiempo no existe. Por Matadero desciende la noche junto a una tímida lluvia sin que ella lo sospeche. Yo me despido, pero Patricia Guerrero sigue ensayando, copando con minimalismo la enormidad de una sala que a menudo acoge a cuarenta personas. «Trabajar junto a los cuarenta mejores bailarines de España infunde mucha responsabilidad, y eso ocurre en este ballet», apunta antes de romper a sudar. Su precocidad no es casual, sino esculpida. Vino con el reloj en la nuca desde Luxemburgo y pronto continúa la gira por Europa, España y América. Entre ventanillas, escenarios y espejos transcurre una vida que solo a veces se detiene en los bares, donde las ideas siguen relajadas su propio vuelo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete