'Papel con marca de agua', de Goran Petrovic: lo que suele definirse como realismo mágico

Sigue tan vivo, tan joven como siempre. Es esta la penúltima novela de Petrovic, de 2022, la primera parte de una novela dual, una 'Novela delta' que tiene dos brazos, este que acaba de publicar Sexto Piso y un segundo brazo titulado 'Iconostasio del mundo conocido'.

Los obituarios son adeptos al panegírico, pero no olvidemos que esto no es un cálido obituario, sino una fría crítica. ¡Qué trabajo tan desagradable, juzgar y poner en la balanza el trabajo de otros! Uno se siente a veces como el Hermes de una vieja vasija griega pesando el alma del individuo en cuestión, en una psicostasis o kerostasis que, desde luego (y por suerte, en muchos casos) no decidirá nada.

Con todo esto quiero decir que 'Papel con marca de agua' no es mi libro favorito de Petrovic, que sigue siendo, de lo que de él he leído, 'Atlas contado por el cielo', un libro que nos maravilló en su aparición en 1993 (aunque yo lo leí unos años más tarde) y que tenía una magia, una poesía, una delicadeza tan rara que era imposible que se multiplicara muchas veces con tal perfección.

Cuentos de las 'Mil y Una Noches', pequeños apólogos metafísicos, perfectas fábulas llenas de simetrías musicales, espejos, espejos por doquier, países inventados, un mundo que va creando sus propias leyes como una especie de coral multicolor, ese animal que parece rocas pero que en realidad está formado por infinidad de seres vivos. En fin, lo que suele definirse como 'realismo mágico' por decirlo pronto y mal.

La verdad es que las novelas de Petrovic de 'realismo' tienen poco o nada. 'Papel con marca de agua' cuenta la historia de Giovanna II, reina de Nápoles, que se enamora de Pandolfello Piscopo y decide conquistarle escribiéndole una carta de amor en un papel mágico que hace que lo que se escribe en él se cumpla. Es el papel, precisamente, el protagonista de esta extraordinaria novela, especialmente, el papel perfecto, único en el mundo, que se fabrica en Amalfi de acuerdo con unos procedimientos enormemente complejos que incluyen la personalidad, carácter e intención del cliente. Diez poetas se afanarán por escribir la carta perfecta para que su soberana logre su propósito.

No, no hay 'realismo' alguno. Pero lo que dice el libro es muy real y también absolutamente crucial: que lo más importante no son los textos, ni las palabras, sino el papel en sí. Que es el papel el que verdaderamente transmite el sentido de las palabras, y que sin papel no hay nada. Sí, esa es la magia del papel. Irene Vallejo lo ha explicado muy bien. Adiós, Goran Petrovic. Volveremos a encontrarnos.