CRÍTICA DE:
'Soy palacio / Soy establo', de Ana Laura Aláez: Juego de dialécticas en Es Baluard
Palma de mallorca
Relectura y adaptación de un proyecto reciente de la escultora vasca para las salas de Es Baluard, que la consolida en la técnica
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Palma de Mallorca
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Iniciar sesiónHay ciertos proyectos expositivos cuyo título suele darnos ya algunas –o incluso bastantes– pistas sobre las intenciones de los artistas que los protagonizan. Es también el caso de la muestra de Ana Laura Aláez (Bilbao, 1964) en el Espacio B de Es Baluard. ' ... Soy palacio / Soy establo' nos sugiere ante esta clara dicotomía semántica una suerte de fricción conceptual entre significaciones contrarias. En efecto, con esa declaración de principios (y finales), la artista trata de hacernos cómplices de una dialéctica a través de la cual se sitúa en un espacio –aparentemente antitético– en el que es posible tanto identificarse con lo más sublime-elevado como con lo más pedestre-ínfimo.
Este juego dialéctico ha estado prácticamente siempre presente en su trayectoria como creadora, ya desde los inicios de la década de los 90. Si recordamos el pensamiento de Heráclito, factótum de la dialéctica –con permiso de Hegel–, en realidad la propia identidad de las cosas nos lleva a contemplar a la vez su diferencia, su oposición. Así, la concordancia, armonía y unidad de todo no son sino su otro nombre y signo: discordancia, contraste, oposición…
De esparto y hierro
¿Y cuáles son esos contrarios que podemos observar en esta nueva propuesta? Fundamentalmente, el singular diálogo que se establece en la utilización combinatoria de materiales tan antagónicos como pueden ser el esparto y el hierro. Asistimos desde hace ya un tiempo en el arte actual a la reivindicación de todo lo que tiene que ver con la esfera de lo artesanal, casi siempre, y no es algo casual, vinculado al arte hecho por mujeres. En esta ocasión, el empleo del esparto, un material tradicionalmente considerado pobre y humilde, al parecer poco adecuado para el noble territorio de las Bellas Artes, nos remite a la ya larga estancia de la artista en Mallorca, y, de una manera más amplia, al contexto cultural de Baleares, donde el esparto se enraíza en sus más íntimas tradiciones artesanales. Por su parte, el hierro refiere a elementos muy vinculados milenariamente con la práctica escultórica.
Junto a este juego de opuestos, otros elementos que nos conducen hacia esta dialéctica de contrarios estarían sustanciados en la no menos milenaria relación entre el dibujo y la escultura, o por decirlo de otro modo, entre el Reino Plano y el País 3D. No tengo constancia de un solo escultor para quien el dibujo no sea un instrumento básico y amado. Del mismo modo, en las obras de la exposición podemos percibir igualmente otra –aparente– relación de opuestos, y es la que escenifica la materia y el vacío, que son también actores cuasi eternos del quehacer de cualquier proceso escultórico. Una relación que aquí aparece claramente representada.
El proyecto consta de cinco obras, una foto y cuatro esculturas, y surge a partir de una pieza realizada en Ibiza en 2018, 'El conflicto es otro', en colaboración con artesanas del esparto de esa isla. Se complementa con una serie de textos escritos por la propia artista vinculados a diversas experiencias vividas durante el proceso de creación de las obras. Cada una se relaciona con las demás pese a sus características formales específicas. Se estructuran a partir de una disposición reticular que permite establecer conexiones entre los distintos elementos que las configuran, y que a la vez albergan una clara temperatura simbólica e incluso metafórica, al tiempo que conservan una independencia individual. No plantean, por otra parte, composiciones cerradas sino que son susceptibles de articularse y desarrollarse en función del espacio expositivo y de los intereses expresivos perseguidos.
Puede percibirse en la propuesta una activa cooperación en lo que hace referencia al trabajo curatorial, a cargo de Frederic Montornés, quien ha buscado recuperar el espíritu especial y espacial de los primeros trabajos instalativos de Aláez, concibiendo el ámbito de exposición como si fuera un estudio y persiguiendo un locus de experimentación e investigación, más que un contenedor museístico tradicional.
Según sus palabras, «lo que este espacio provocó́ en Aláez fue la necesidad de modificar su volumen mediante la aportación de cualidades opuestas y complementarias del orden de lo cóncavo/convexo, vacío/lleno, presencia/ausencia, cobijo/páramo...».
Ana Laura Aláez
'Soy palacio / Soy establo'. Museo Es Baluard. Palma de Mallorca. Plaza Porta de Santa Catalina, 10. Comisario: Frederic Montornés. Hasta el 1 de septiembre. Cuatro estrellas
A los elementos visuales y plásticos que dan vida a esta atractiva exposición deben añadirse otros que se sitúan en la esfera de lo plurisensorial, como el componente olfativo del esparto, bien presente en el ambiente, y, además, una pulsión táctil, siempre vinculada al propio lenguaje de la escultura.
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