CRÍTICA De:
'Como pájaros atolondrados', de María Iordanidu: a merced de las tormentas de la Historia
NARRATIVA
La escritora griega cierra su extraordinario ciclo de novelas de cuño autobiográfica donde da cuenta de su azarosa vida. Crítica de Mercedes Monmany
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Iniciar sesiónDe enorme popularidad en su país, la maravillosa obra 'Loxandra' (Acantilado) de la autora griega María Iordanidu (Constantinopla 1897 – Atenas 1989) sería la primera novela de un extraordinario ciclo autobiográfico que esta escritora dedicaría a su vida azarosa, muchas veces caprichosamente accidentada a su ... pesar, que la llevaría de un lado a otro por el vaivén siempre imprevisto de la Historia.
Unas obras que dejarían una huella imborrable en sus lectores y que se podían leer perfectamente de forma aislada, o bien siguiendo el curso de los años de formación de un personaje, nieta de la inolvidable 'Loxandra', recién nacida en el primer volumen.
NOVELA
'Como pájaros atolondrados'
- Autora María Iordanidu
- Editorial Acantilado
- Año 2023
- Páginas 175
- Precio 16 euros
Una obra primera, inmediatamente célebre, que María Iordanidu publicaría a los 65 años, destacando por los fascinantes recuerdos colectivos y familiares, llenos de colorido y sabores, sin cesar pespunteados por un humor delicioso, de divertidas y chispeantes anécdotas injertadas aquí y a allá en medio del drama de la Historia.
Nacida en el seno de una familia griega de Constantinopla que siempre mantendría, allá donde fueran, como identidad principal, su pertenencia a la bella ciudad de las siete colinas, María, como Ana, su personaje, pasó allí la infancia hasta un día, ya adolescente, fue enviada de vacaciones a Stávropol, en el Cáucaso. Allí se vio sorprendida por la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la Revolución Rusa, obligándole a permanecer lejos de su familia durante cinco años. Unas aventuras rocambolescas que Iordanidu contaría en el segundo y fantástico volumen, 'Vacaciones en el Cáucaso ' (Acantilado) escrito tras su novela 'Loxandra'.
Después de aquellos largos años de errancia por tierras rusas, en 1919, la joven y muy independiente Ana, que ya no soportaba órdenes de nadie, y hablaba multitud de idiomas que le servirían de salvoconducto para futuros trabajos y para su sobrevivencia, regresaría por fin a Constantinopla. Este es el arranque del tercer, y de nuevo excelente, volumen, 'Como pájaros atolondrados, que Iordanidu dedicaría a su regreso soñado. Ana vuelve al hogar familiar, junto a su madre, doña Klío, tan supersticiosa y autoritaria como su abuela, la volcánica matriarca de la estirpe, Loxandra, que ya ha fallecido.
Tras años de errancia, Ana, la protagonista de la obra, vuelve a Constantinopla, al hogar familiar
Una matriarca que, casada con un viudo, dominaba y velaba por la numerosa prole con una mano tan de hierro como secretamente tierna y protectora. Y si Loxandra era la representante del mundo finisecular de la vieja Constantinopla cosmopolita a punto de desaparecer, en la que mal que bien convivían turcos y griegos, junto a armenios, kurdos y judíos, con todos los prejuicios que Loxandra aplicaba de forma inamovible («para Loxandra los turcos eran una plaga de la humanidad, una calamidad divina: como si dijéramos cólera o terremoto o rayo») en esta nueva entrega de la saga, el mundo ya ha cambiado de cabo a rabo y, como dice doña Klío, ahora todos parecen «pájaros atolondrados»: «Uno va a dar a un extremo del mundo, otro al opuesto. Antes no se desperdigaba así la gente. Además, las guerras antes eran en las montañas y en las cañadas, no en las ciudades».
Se trata de un mundo de refugiados que deambulan de un lado a otro (rusos huyendo de la revolución, griegos expulsados del Asia Menor) en el que Ana y su madre emprenderán nuevos traslados, yéndose a Alejandría, la de las mil lenguas, costumbres, religiones y razas. Allí Ana se casará con un comunista. Más tarde, se irán todos a Atenas y, de nuevo, una nueva guerra, junto a nuevos dictadores y persecuciones, y la invasión de los fascistas italianos, sellarán su destino: «Las guerras no las pagan solo los reclutas. Las pagan todos los jóvenes, la nueva generación. ¿Cuántos años tenía yo cuando estalló la otra guerra mundial».
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